Capítulo 15: Victor Krum

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Hermione estaba decidida.

Sacaría a Draco Malfoy de su sistema. Se acostaría con cualquier otro estudiante de Hogwarts, lo disfrutaría y luego seguiría adelante. Como siempre lo hace.

Ahora... el problema era con quién se acostaba. Para empezar, con quién se daría un beso. Podría volver a besar a Ron, pero no quería confundir las cosas. Neville estaba con Luna. Seamus y Dean, ni hablar.

No.

Tenía que ser alguien de otra casa. Alguien que no le importara que fuera Hermione Granger, la chica dorada, la heroína de guerra, la bruja más brillante de su edad.

Solo quería pasar un buen rato, olvidarse del maldito rubio y no volver a ver al chico con el que se acostara.

¿Tan difícil era?

Al parecer si.

Hermione interactuó más en sus clases. Haciendo preguntas a su compañero de banco, usando su privilegio de Premio Anual y sacando puntos de casa.

Nunca había coqueteado antes. En los bares muggles todos estaban lo suficientemente borrachos para saltear esa parte e ir directamente a lo que importaba. Y con Ron, había sido su amiga la mitad de su vida, no necesitaba coquetear.

Pero ahora se dió cuenta que estaba oxidada. O se ponía nerviosa, o no sabía qué decir o todo terminaba en una conversación incómoda.

Era frustrante.

¿Cómo es que podía pelear en una guerra y no lograr coquetear con un chico?

Implementó todos los trucos que había visto hacer a sus compañeras de casa. Se retorcía el cabello, la falda estaba un poco más corta, se había aplicado brillo de labios y hacía esa risita fingida cuando la otra persona hacía un chiste.

Completamente estúpido.

Estaba charlando con un sexto año de Hufflepuff. Su dedo estaba enrollado en un rizo y cada tanto se inclinaba un poco para que su falda se levantara. Terminaron de hablar de un ensayo de Criaturas Mágicas cuando lo sintió.

El jodido aroma a manzanas.

El chico se adentró al Gran Salón y ella tuvo la intención de seguirlo, pero unos dedos se encerraron en su muñeca.

—¿Se puede saber qué demonios estás haciendo?

—Lo que haga o deje de hacer no es de tu interés —suelta su agarre—. Terminamos con nuestro trato.

—Una mierda —espeta—. Tú terminaste. Y no tengo ni la puta idea de por qué. Yo no terminé y esto se acaba cuando yo lo digo.

—No eres mi dueño.

—Granger... —reprocha.

—Ginny me está esperando... no querrás que nos vean hablando, ¿cierto?

Hermione entró sin escuchar la respuesta. Se sienta a un lado de Ginny. Harry y Ron ya están frente a ellas. El rubio se sienta en la mesa de Slytherin unos minutos después. Theo le pregunta algo pero Draco no responde, sus ojos son como dagas hacia Hermione. Está enojado.

Una chica rubia se acerca y se sienta en el lugar libre a su lado, le dice algo al oído y sin más desaparecen del Gran Salón.

Hermione clava las uñas en sus palmas y se muerde con fuerza el interior de la mejilla para evitar decir algo que no debería.

En cambio, algo cae delante de ella. Levanta la cabeza, una lechuza ya se encuentra volando hacia la salida. Una carta reposa arriba de la mesa. Solo con esa letra y la forma en qué está escrito su nombre puede saber de quién es.

Miel y Plata | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora