Capítulo 34: Futuro

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Faltaba cada vez menos para los É.X.T.A.S.I.S y Hermione estaba en una crisis académica. Había descuidado bastante sus estudios este año y ahora se arrepentía de ello. Pero ahora todo era diferente, estaba concentrada, su relación con Draco finalmente se había asentado, recuperó su amistad con Harry, Ginny y Luna la apoyaban y Theo era su compañero de estudio.

Sin embargo...

Había algo que faltaba, que todavía dejaba un vacío dentro de ella. Y no sabía si lo podría volver a llenar nuevamente.

Sus padres eran una preocupación constante en su día a día. La mataba por dentro saber que tal vez nunca los recuperaría y tendría que vivir con la culpa de lo que había hecho. Al menos estaban a salvo, y eso era todo lo que importaba.

Además... estaba el hecho de que la profesora McGonagall la había citado para el té en la tarde. Sospechaba de qué se trataba, pero Hermione no tenía ninguna respuesta.

No sabía qué quería hacer con su vida.

Desde que ingresó a Hogwarts lo había tenido claro. Pero todo había cambiado, y no era la misma de antes. Ya no sabía si quería trabajar en el Ministerio, o si quería adentrarse en la política del mundo mágico.

¿Pero en qué otra cosa era buena?

Aprendía rápido, puede almacenar grandes cantidades de conocimientos, es buena en encantamientos, en el combate, aunque no tanto como Harry, le gustan los animales y siempre se prometió defenderlos, al igual que a todos aquellos que lo necesitaran.

Le gustaba leer.

Mentira.

Amaba leer.

¿Pero qué se supone que haga con todo eso? Todo sería más fácil si hubiese decidido ir a la Academia de Aurores como Harry y Ron.

No quería esa vida. Había luchado demasiado, y quería alejarse un tiempo de esos hechizos y de la oscuridad, en general.

Hermione fija sus ojos en el techo de la cama.

Verde.

Antes se hubiese horrorizado con ese color, pero ahora le gustaba.

Toma la almohada que se encuentra a su lado y la abraza con fuerza, mientras hace una lista de pros y contras en su cabeza acerca de la posibilidad de convertirse en Auror.

Es ridículo.

—Deja descansar esa cabeza por una vez en tu vida —el tono burlón la trae de vuelta a la realidad—. Puedo ver el humo desde aquí.

El rubio termina de abotonar su camisa blanca y se sienta en la cama, sus ojos grises fijos en Hermione.

—¿Qué es lo qué te tiene así?

—Nada.

—Granger...

La castaña bufa.

—McGonagall quiere hablar conmigo.

—¿Y? —se encoge de hombros—. La vieja te ama. No veo el problema.

—No le digas vieja —se remueve en la cama—. Y sé de lo qué quiere hablar.

—¿Entonces?

Hermione lleva la almohada sobre su rostro y bufa contra la tela suave. No era así como quería comenzar su viernes.

Unas manos separan la almohada de su rostro, apartan un rizo que cae sobre su frente y acarician su mejilla. Abre los ojos lentamente para encontrarse a Draco frente a ella, sus alientos se entremezclan y sus narices se rozan.

Miel y Plata | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora