Cuando Ron había empezado su relación con Lavender en sexto año, Hermione estaba dolida. Aún recuerda cómo se había sentido cuando se besaron frente a ella. Había estado enamorada de él tanto tiempo y parecía que él la estaba correspondiendo en un punto. Y cuando se besaron, esa ilusión se terminó.
Recuerda las veces que Harry la consoló, cuando ellos se besaban y ella apartaba la mirada con incomodidad. Tal vez lo hacía porque deseaba ser ella quien estuviera besando al pelirrojo. En ese tiempo no sabía que las cosas no funcionarían. O tal vez, hubiese funcionado, pero sin una guerra de por medio.
Luego ellos fueron pareja. Se besaron. Se acostaron. Y la incomodidad seguía allí. Porque Hermione lo consideraba un amigo, un hermano. Tal vez envidiaba el hecho de que Lavender le estaba robando a su amigo y él estaba bien con eso.
Ahora... cuando Hermione vio la mano de Daphne Greengrass sobre la rodilla de Draco y la manera en que los ojos grises de él brillaban, sintió celos. Muchos celos. Y nunca se había sentido así. Quería maldecirlos a ambos. Y luego obliviarse a ella misma por siquiera pensar eso.
Su sangre hervía.
¿Por qué tenía que sentirse así? Ni siquiera le importaba ella, lo había dejado claro. No era nadie para él.
Y la hermana Greengrass era perfecta. Rubia, ojos claros, cuerpo de infarto, de familia rica. Seguramente sus bebés saldrían tan perfectos que opacarían cualquier otra cosa.
Lo odiaba.
Lo odiaba.
Lo odiaba.
Y se odiaba a sí misma.
Por esta razón él había dicho no sentimientos. Era demasiado tarde, le gustaba. Le gustaba cómo la hacía sentir, cómo la miraba sin lástima, cómo debatían sobre sus tareas, cómo la escuchaba cuando hablaba de sus libros y fingía no hacerlo.
Y quería saber más de él.
Cómo había vivido la guerra, cómo se había sentido. Quería saber por qué quería ser sanador y por qué leía tantos libros muggles cuando siempre los odió.
Quería conocerlo.
Podrían ser amigos, no pedía mucho.
Sentía que alguien finalmente la entendía.
Sin embargo, le recordaba tanto a ella las reglas de su trato que él tampoco las estaba cumpliendo. Estaban juntos, ¿cierto?
Había pasado una semana de eso y ella estaba haciendo lo mejor posible para evitarlo. Si él no quería que ella se involucrara no lo haría. Podía irse a la mierda.
Aunque hoy lo tendría que ver en Pociones. Había corregido el ensayo que tenía que entregar y estuvo a punto de romperlo solo por el hecho de que la había ayudado. Pero se recordó que eso era puramente académico, y quería lograr buenas notas en todas las asignaturas, incluso si todavía no sabía que quería hacer luego de Hogwarts.
—¿Te sientes bien, Hermione?
—Perfectamente, Neville.
Ambos caminan por las mazmorras, en dirección al aula de Pociones. Está tan concentrada en sus pensamientos que no se da cuenta que cuando dobla en la siguiente esquina, los flashbacks de Cormac presionándola contra la pared la invaden.
Puede sentir el aroma del alcohol en su aliento y las manos sobre su cintura. Frena de golpe e inhala profundamente. Se clava las uñas en sus palmas y cuenta hasta cinco.
—¿Hermione? —la voz de Neville suena preocupada.
—No desayuné muy bien —miente.
—Oh, claro —rebusca algo en su bolso—. Tengo un muffin de chocolate guardado en alguna parte, si quieres.
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Miel y Plata | Dramione
FanficHermione Granger y Draco Malfoy están de vuelta para terminar su último año en Hogwarts. La única diferencia es que la castaña está rota luego de los sucesos de la guerra y resulta que Draco también. Siendo los únicos que notan el estado de ánimo de...