Probablemente nunca se había sentido tan abatida en toda su vida. En la guerra, al menos tenía a Harry y Ron. Eran los tres, siempre lo fueron. Y ahora ella lo estaba arruinando, estaba rompiendo el trío dorado. La culpa la carcomía.
Bajó y subió escaleras, sabía dónde estarían, pero estaba retrasando lo inevitable. Así que cuando pasó algo de tiempo de la discusión anterior y dejó que las aguas se calmaran, se dirigió a la Sala Común de Gryffindor.
Solo tenía que explicarles. Ginny, a pesar de todos sus prejuicios y el odio que le tiene al rubio, la escuchó. Supo comprenderla en cierta medida, o al menos confió en ella lo suficiente para entender esa intrincada relación.
Harry y Ron...
Eran más difíciles. Fueron los primeros amigos verdaderos que tuvo, Harry es como un hermano para ella, su familia. Y luego de la relación fallida con el pelirrojo, entendió que siempre serían mejores como amigos. Todo se estaba desmoronando y había una voz en su cabeza que repetía "te lo dije".
Ginny le advirtió sobre esto.
Era mejor que se enteraran por ella y no por terceros. No de esta manera. Y ahora todo lo que podía esperar era que la escucharan y de ahí sacar sus propias conclusiones.
Les diría que Draco cambió. Que no es el mismo mago que antes de la guerra, que no tenía la intención de luchar de ese lado, pero no tenía otra opción. Les diría que él la entendía, porque también estaba sufriendo, porque, a pesar de que la guerra terminó hace meses, seguía igual de presente en su cabeza como en la de ella.
Les diría que lo quería.
Tenían que escuchar. Se calló sus problemas, fingió porque no quería que ninguno de sus amigos se preocupara por ella, porque sabía que todos habían sufrido y que intentaban salir adelante. Nunca se hubiera acercado a Draco si no creyera que fuera fiable. Que había cambiado.
Todos eran unos niños, puestos como piezas de ajedrez, luchando una guerra que no les correspondía. A él le había tocado estar del otro lado del tablero. No lo había pedido, como ella no había pedido el título de heroína de guerra, o de chica dorada o de la bruja más brillante de su edad.
Él no había pedido ser un Mortífago, no voluntariamente. Había estado obligado. Y ellos, Harry y Ron, confiaban en ella, en su palabra. Siempre lo hicieron.
Sólo tenían que escuchar, dejar que se explicara.
Sin embargo, cuando entró a la Sala Común, el silencio la recibió, seguida de miradas acusatorias. Enfocó rápidamente las figuras de Harry y Ron, ambos sentados en el sofá rojo frente a la chimenea. Ginny al lado de su novio. Había más estudiantes que miraban cada paso que daba.
La primera que percibió su presencia fue la pelirroja. Le brindó una mueca, pero no dijo más nada. Ni una palabra de aliento, o una pregunta de cómo estaba, o una disculpa por el comportamiento de su hermano.
Nada.
Y eso atravesó el pecho de Hermione.
¿Por qué pensó que se pondría de su lado? ¿Ante Harry y Ron?
Se había equivocado.
Mira al pelirrojo que tiene la cabeza entre sus manos. Harry conecta sus ojos verdes con los de ella. Inmediatamente siente las lágrimas acumularse, la ansiedad asciende hasta su garganta, cree que no podrá hablar.
—Harry... —murmura.
Pero su amigo no responde, sólo la mira con una expresión que nunca había recibido de su parte. Cada vez se hunde más en su miseria, en ese pozo de culpa y tristeza. El pelirrojo levanta la cabeza, y la apariencia desolada cambia a una completamente furiosa.
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Miel y Plata | Dramione
FanfictionHermione Granger y Draco Malfoy están de vuelta para terminar su último año en Hogwarts. La única diferencia es que la castaña está rota luego de los sucesos de la guerra y resulta que Draco también. Siendo los únicos que notan el estado de ánimo de...