Narcissa Malfoy siempre la intimidó.
Si bien tuvo más acercamientos con Lucius Malfoy, la madre de Draco siempre se presentó tan sofisticada y dispuesta a hacer cualquier cosa por su hijo que tendría que darle el crédito por ello.
Era al mismo tiempo peligrosa como protectora.
Así que el hecho de tener que reunirse con ella, en la Mansión Malfoy, a discutir su "no relación" con su hijo... iba a explotar ahí mismo. Estaba considerando maldecirse a sí misma con tal de no aceptar esa invitación.
Y Narcissa Malfoy no aceptaba un no por respuesta.
Así que estaba doblemente jodida.
No solo sus amigos la odiaban, sino que también ella podría odiarla, si es que no lo hacía. Es decir, a sus ojos era una sangre sucia. Ella defendía los ideales de la pureza de sangre, y ahora se acostaba con su hijo. O lo que sea que haya escuchado de los rumores.
La odiaba. Estaba segura de eso.
Y tendría que sentarse con ella, tomar té, discutir su especie de relación con Draco... todo eso en la Mansión.
En. La. Puta. Mansión.
No podía soportarlo. No quería soportarlo.
Ese lugar todavía le daba pesadillas. Todavía podía sentir la daga rasgar su piel, podía escuchar los gritos de dolor, las risas de Bellatrix, el olor a sangre.
La torturaron allí. Y Narcissa lo sabía. ¿Y, aún así, quería que volviera? Era salvaje. O, su primera opción, la odiaba, y todo eso no le importaba.
Probablemente le hablaría de que Draco está destinado a un matrimonio con una hermosa sangre pura y que tendrían bebés rubios corriendo por los jardines de la Mansión, y todos serían Slytherins. Ella solo era un pasatiempo. Y, seguro le diría que quiere sus uñas fuera de su hijo, lo antes posible.
¿Era obvio, no?
No podía competir con todas esas brujas. Eran más lindas, más educadas, elegantes y perfectas para cambiar su apellido a Malfoy.
Estaba decidido. Le iba a decir que no. Que lo sentía... No, no lo sentía en realidad. No debería disculparse.
No quería ir. No iba a ir. Era una mala idea.
¿Cierto?
Apretó la carta en su mano, salió de su habitación y atravesó la Sala Común hasta la salida, y de ahí, directo nuevamente a las Mazmorras. No sabe cuántas veces hizo este camino, pero necesitaba respuestas.
Se adentró a la Sala Común de Slytherin, Draco no se veía por ningún lado, así que subió las escaleras en dirección a su habitación y efectivamente estaba allí.
Con una toalla alrededor de su cadera.
Desnudo.
Y con el pelo mojado, y varias gotas cayendo por su pecho.
Pero no era el momento de esto. No. Tenía que concentrarse.
—Eso fue rápido. ¿Me extrañabas? —se burla.
Hermione no responde. En su lugar, se muerde el labio nerviosa y juega con la carta en sus manos.
—¿Qué sucedió?
—Tu madre.
De acuerdo, tal vez no debería haberlo dicho así. El rubio la mira confundido, sus pupilas se dilatan por un segundo y vuelven al estado normal. Hermione extiende su mano y le entrega la carta. Draco la lee, levanta su cabeza para enfocarla, y rápidamente vuelve la vista a la carta.
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Miel y Plata | Dramione
FanficHermione Granger y Draco Malfoy están de vuelta para terminar su último año en Hogwarts. La única diferencia es que la castaña está rota luego de los sucesos de la guerra y resulta que Draco también. Siendo los únicos que notan el estado de ánimo de...