Capítulo 6: Dulce

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Parecía que estaba bajo escrutinio por cómo la miraba. Recorriendo de arriba a abajo su cuerpo completo. Toda su postura era dominante e intimidante, a pesar de que estaba sentado en una esquina del sillón, se sentía como si ocupara más espacio que ese. Se llevó una mano a su pelo para apartarse los mechones que le caían sobre la frente.

Hermione estaba paralizada en el lugar, con la espalda pegada contra la pared, tratando de regular su respiración.

—¿No te vas a acercar, Granger? —su sonrisa se ensancha—. ¿La leona está asustada ahora?

¿Está asustada? No, por supuesto que no. Está expectante. No ve la hora en que Malfoy la haga olvidar y sentirse bien al mismo tiempo. Estuvo con bastantes muggles, obviamente ni Harry ni Ginny saben de esto. Mucho menos Ron. Sus encuentros casuales estaban bien... Algunas noches estaba muy ebria para recordarlos, pero esto. Esto se siente diferente. La tensión en el aire se podría cortar en cualquier momento y acabar con los dos.

Hermione obliga a sus pies a caminar, a paso lento se acerca al sillón, quedando frente al rubio. Él levanta la cabeza para enfocarla y ese gesto la hace sentir poderosa, en control por unos segundos. Las manos de Malfoy caen sobre sus caderas, dan un apretón y luego la obligan a sentarse sobre el regazo de él.

—Ahora el impaciente pareces tú —susurra contra sus labios.

—Bueno, tuve un día de mierda y Theo nos interrumpió en la biblioteca.

—¿Así que tuviste que arreglar tu problemita por tu cuenta? —se burla.

La caderas de él se alzan contra las de ella, Hermione puede sentir la erección rozando su centro y jadea.

—Te puedo asegurar que no es un problemita —responde arrogante—. Ya es la segunda vez que me dejas así. Eres cruel, Granger... Tal vez debería follarte tan fuerte que tus piernas queden inservibles —muerde el lóbulo de su oreja y tira de este.

Esas palabras logran un efecto en ella, la humedad se hace presente en sus bragas. Y sin notarlo, comienza a frotarse contra la entrepierna de Malfoy para aliviar el dolor. Las manos de él se aprietan más fuerte en torno a sus caderas.

—Quieta —ordena—. No hay prisa...

—Para alguien que está frustrado, estás alargando esto demasiado.

—Debería castigarte por eso.

El rubio muerde con fuerza su cuello, Hermione sisea, pero luego el Slytherin pasa su lengua por el lugar calmando el dolor. Eso definitivamente dejará una marca. Las bragas de Hermione cada vez están más mojadas y la mención de un castigo hace estragos en ella. Está intrigada.

—La niña buena tiene más de un fetiche... interesante —su lengua recorre toda la extensión de su garganta—. Te excitan los castigos, no puedo esperar a dejar tu culo con la marca de mi mano. Tal vez ahí ya no te emocione tanto.

La cabeza de Hermione está en otra parte, ya no escucha las palabras de Malfoy, en su lugar se sigue balanceando contra su entrepierna, buscando la liberación que tanto desea. Puede sentir como sus jugos se escurren por sus muslos.

El rubio sigue jugando con su cuello, raspando con sus dientes y luego pasando su lengua húmeda. Las manos de Hermione viajan a su nuca, tira con fuerza de sus mechones rubios, Malfoy levantó la cabeza para enfocar sus ojos. Miel contra plata.

—¿Vas a follarme o qué? —la castaña mueve una vez más sus caderas para mostrar el punto.

—Merlín, Granger —sus manos aprietan sus caderas y está segura que dejará una marca—. Vas a matarme.

Miel y Plata | DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora