- ¡Lincoln! ¡El desayuno está servido!
Lincoln escuchó el llamado de su madre y acudió feliz a la cocina. Desde antes de llegar, pudo ver que habían servido su platillo favorito. Apenas entró, su madre lo abrazó para cubrirlo de besos.
- ¡Feliz cumpleaños, amor!
El niño peliblanco respondió con la misma efusividad. Su padre también se acercó para besarlo y abrazarlo.
- ¡Felicidades, hijo! Mira, mamá ya preparó tu desayuno favorito. Ayer te dimos tu regalo, pero mira lo que encontré en el centro comercial.
Mark Pingrey le entregó a Lincoln un envoltorio compacto y pesado.
- Ay, papá... ¡Si ya me habían dado mi regalo! No debieron...
- ¡Claro que sí, mi vida! -interrumpió la señora Pingrey, acariciando su rostro-. Eres el mejor hijo que hubiéramos podido desear. La videoconsola la compramos tu papá y yo. Este regalo lo compramos entre los tres, y Carol nos dio la mayor parte de lo que costó. ¡Ábrelo! ¡Quiero ver tu cara cuando lo abras!
Lincoln los abrazó y besó a ambos, antes de comenzar a despedazar el envoltorio. El señor Pingrey tomó a su esposa por la cintura y ella recargó la cabeza en su hombro, mientras observaban a su hijo adoptivo abrir su regalo.
Estaban felices: Lincoln era un verdadero regalo de la vida; un chico solicito, amable, cariñoso, ordenado y aplicado. Nunca les había dado motivo de queja, y se perfilaba para llegar a ser tan destacado y exitoso como siempre lo fue su hermana.
Una bendición que les llegó justo cuando parecía que tendrían que enterrar sus más hermosos sueños.
***
Mark y Eloise Pingrey provenían ambos de familias numerosas y muy unidas. El padre de Mark era un hombre decidido y tenaz que luchó toda su vida, y logró que todos sus hijos estudiaran, que aprendieran a esforzarse y se labraran su propio camino. Por si eso fuera poco, los hermanos estaban en comunicación constante y se reunían por lo menos una vez al año; ya fuera en el Día de Acción de Gracias, o en las celebraciones decembrinas.
Aunque con menos fortuna, los padres de Eloise también sacaron adelante a sus hijos. Eran menos unidos que la familia de Mark, y precisamente por eso ella se sintió tan cómoda y tan a gusto con la familia de su esposo. Cada niño que nacía, cada nuevo integrante de la familia Pingrey era recibido con los brazos abiertos.
Con esos ejemplos de vida, era natural que Mark y Eloise soñaran con tener su propia familia grande y unida. El dinero no era ningún problema: ambos ganaban muy bien en sus trabajos, y se sentían más que capacitados para lidiar con una casa llena de pequeños.
El problema fue que la naturaleza no los complació.
El embarazo de Carol fue ya muy complicado, aunque al final todo salió bien. La niña era tan hermosa y activa como hubieran podido desear; y desde muy pequeña se destacó en todas las actividades que llegó a emprender. Cuando Carol tenía dos años, Eloise renunció a su trabajo para volverse a embarazar y dedicarse a su familia de tiempo completo. Desafortunadamente, al poco tiempo de embarazarse sufrió un aborto espontáneo, y no hubo nada que los médicos pudieran hacer al respecto.
Los señores Pingrey se sintieron muy tristes, pero la pequeña Carol estaba devastada. Desde el principio, ellos involucraron a su hijita en el embarazo; y le hicieron saber que estaban esperando un hermanito para ella. Incluso a sus tres años de edad, Carol comprendió muy bien, y se sintió entusiasmada ante la idea de tener a alguien con quién jugar y convivir todos los días. La noticia de que su hermanito no llegaría tuvo a la pequeña triste y llorosa durante semanas.
ESTÁS LEYENDO
Lincoln Pingrey (Lucycoln)
FanfictionPrimera versión de la historia. Inspirado en un relato de: Cadiano21 (Wattpad) Lucy Loud es una niña diferente y especial, que siempre se ha sentido rechazada por su familia debido a su particular aspecto y al hecho de que vino a sustituir a un niño...