¡Soy la peor hermana!

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Lori no dejó de observar a su hermanita en todo el trayecto de regreso. Muy pocas veces la había visto con esa media sonrisa que adornaba su rostro. Tenía que estar verdaderamente feliz para verse así, sobre todo después de la manera en que la trató aquella mañana.

Llegando a la casa, Lucy descendió de Vanzilla con calma y parsimonia. A diferencia de tantas otras veces, la niña no parecía tener prisa en perderse y pasar desapercibida.

Lori la miró, y sintió emociones tan intensas como contradictorias. La base blanca de su rostro se había corrido levemente, y el golpe era un poco visible a la luz clara de la luna. No habían hablado durante el camino, pero la mayor de las hermanas Loud se sentía muy mal. Ya no le era posible permanecer callada.

- Lucy -susurró, al darse cuenta de que su hermanita se alejaba.

La pequeña se detuvo, y apenas volvió la cabeza.

- ¿Sí?

Lori hizo acopio de valor y se acercó. Quedo apenas a un par de pasos detrás de Lucy.

La pequeña gótica se dio la vuelta. En otro momento, quizá no se hubiera detenido. Pero gracias a lo ocurrido con Lincoln, se sentía contenta; y mucho más dispuesta a escuchar cualquier cosa que Lori tuviera que decirle.

- Lucy, yo... -comenzó Lori, y se frotó los brazos descubiertos-. Incluso Lucy se dio cuenta de que su hermana era presa de un ataque de nerviosismo.

No dijo nada. Ya no estaba resentida con ella, pero le resultaba un poco difícil imaginar lo que quería decirle. Después de todo, Lori era una de las hermanas con las que convivía menos.

- Tú... ¿estás bien, verdad? Me imagino que sí. Te vi con Lincoln Pingrey.

Lucy se tensó de pronto. No tenía idea de qué debía esperar de esa conversación. Sin embargo, no se alteró ni trató de confrontar a Lori. Algo en su tono de voz le decía que no iba a reprocharle nada.

- Y... Exactamente, ¿qué viste? –dijo con precaución.

- Vi cuando lo besaste en la mejilla... Y luego él te dio un beso en la frente.

La niña se dio cuenta de que su hermana se esforzó por mantener un tono neutral. Si había algo de reproche en su voz, no lo detectó. Decidió darse la vuelta y confrontar a su hermana.

- Bueno. ¿Sabes? Lincoln... me pidió que fuera su novia.

La niña creía estar preparada para cualquier reacción de su hermana mayor. Pero se sorprendió mucho al darse cuenta de que Lori sonreía.

Bueno... al menos eso parecía. La expresión de su rostro era muy difícil de interpretar. Sus labios estaban alargados, como correspondía con una sonrisa sincera. Pero su expresión denotaba otras cosas que tenían que ver muy poco con la alegría: pena, culpabilidad; y quizá... ¿preocupación?

- Qué bien, Lucy -dijo la chica, y ponía gran cuidado en escoger sus palabras-. Me alegra mucho, ¿sabes? Conozco a Lincoln Pingrey, y sé que es un niño maravilloso. Es tierno, muy guapo... Y muy atento.

Lori suspiró, y por un momento pareció perderse en sus pensamientos.

- ¿Sabes que muchas veces, cuando Carol me derrotaba, él se acercaba a mí para decirme que lo había hecho muy bien, y que no tenía por qué sentirme triste?

Lucy la miró a los ojos, genuinamente sorprendida. Su cara de desconcierto era evidente, incluso con sus ojos cubiertos.

- ¿De verdad?

- De verdad. Ese niño es muy, muy especial, Lucy. Y te juro que... estoy muy contenta de que hayas podido conquistarlo.

Lucy sonrió. Esta vez, pudo leer la sinceridad en los ojos de su hermana.

Lincoln Pingrey (Lucycoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora