En la escalera

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Lincoln subía las escaleras lentamente. Iba un poco preocupado, y bastante asombrado por lo que había pasado.

Al final, el hecho de que la hermosa Leni Loud lo abrazara fue lo de menos. Lo que en verdad lo dejó confundido fue la reacción de las niñas gemelitas. Dos niñas rubias, hermosas como capullos en flor, cada una a su manera especial: una pequeña princesa, y una típica chiquilla tomboy y desaliñada. Lo miraron exactamente como Leni lo había hecho, pero fueron mucho más insistentes y encimosas que su hermana mayor. La princesita Lola insistía en llevarlo a una fiesta de té en su habitación, mientras que la otra quería que fuera con ella al patio trasero para capturar insectos, jugar con pasteles de lodo, y con su ranita Brincos.

Las dos se mostraron muy insistes, y a pesar de los regaños y reconvenciones de Lori, acabaron peleando. Lo jalaban del brazo con tanta fuerza, que su hermana mayor y la señora Rita tuvieron que intervenir. Las niñas se fueron, pero antes de hacerlo, la pequeña princesa le guiñó un ojo y le mandó un beso con la palma de la mano.

El niño se puso bastante nervioso. No tenía hermanas menores, ni convivía con niñas mucho menores que él; pero la manera en que Lola giró su cuerpo y le mostró sus pequeños atributos le pareció completamente impropio de una niña de su edad.

Lori, para evitar que sus hermanitas siguieran molestando, le sugirió a Lincoln que subiera. Lucy nunca tardaba demasiado, y de seguro ya estaba casi lista. No creyó que hubiera peligro para Lincoln. Lisa estaba en su búnker, Lily dormía, Lynn estaba fuera; en una de sus prácticas deportivas, y Luna y Luan estaban ensayando.

Mientras subía las escaleras, Lincoln escuchaba toda clase de ruidos raros en el piso de arriba: música Rock, y una fuerte risa. Aquel bullicio era impensable en su propia casa, y le resultaba a la vez atrayente y perturbador.

¿Así era la vida cuando tenías tantos hermanos?

La perspectiva no era desagradable. Pero después de lo que Carol le había contado, no podía evitar notar los aspectos extraños de la casa Loud.

Lori le simpatizaba mucho. La hermosa muchacha fue su primer interés amoroso, mucho antes de que su amigo Clyde le contara lo que sentía por ella. Pero aquello se había terminado, y ahora que la observó bien, notaba una especie de enojo contenido cuando se dirigía a sus hermanas. Como si se hubiera esforzado en mantener la calma con ellas. Quizá fuera porque, siendo la mayor, tenía la obligación de imponerse a las menores.

Leni, en cambio, era un amor. Una chica preciosa y muy dulce, pero había algo extraño en ella. Le costaba trabajo controlarse, como sí... Como si fuera una niña pequeña en el cuerpo de una muchacha.

Y la pequeña Lana. ¿Qué podía decir de ella? Estaba seguro de que, en otras circunstancias, hubiera disfrutado jugar con ella y sus pasteles de lodo. Lo que le llamaba la atención es que lucía demasiado desaliñada, excesivamente distinta de su gemela.

Incluso la señora Rita se portaba de una manera muy rara. Cada vez que la descubría mirándolo, parecía a punto de llorar.

¿Quizá porque lo veía como el niño varón que le hubiera gustado tener? O... ¿De verdad todos, los rumores eran ciertos?

Sacudió la cabeza. A fin de cuentas, ¿qué más daba? Fuera como fuera la familia Loud, Lucy era todo lo que le importaba. ¡Bendita fuera Carol, por ayudarlo a recuperar la perspectiva!

***

Recordaba muy bien la conversación. Cuando Lucy se fue y terminaron de limpiar la casa, Carol se fue derecho a su habitación con la intención de que le contara todo lo que pasó entre ellos.

Lincoln Pingrey (Lucycoln)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora