6. El discurso perfecto

596 76 9
                                    

Becky.

La tarde se desvanece lentamente y hace media estoy frente al escritorio, luchando para descifrar el PIN de la laptop que reposa sobre él. He probado con mi fecha de cumpleaños, la de mi padre, la de Richie, incluso el clásico 1234... nada funciona y la frustración crece en mí con cada intento fallido.

Me doy vuelta para ver por la ventana, tratando de encontrar algo para despejar mi mente, y me encuentro con un cielo teñido de mis colores favoritos. Los admiro un momento y cierro los ojos inhalando profundamente, mientras busco un rincón tranquilo en mi mente que me aleje de la laptop y también de esta realidad, pero la imagen de Freen en el gimnasio se proyecta frente a mí.

¿Por qué no puedo quitármela de la cabeza?

De repente escucho pasos por el pasillo, que al acercarse anuncian la entrada de mi padre. Con una expresión severa cierra la puerta tras de sí y se acomoda la corbata, dándome una señal clara de que esta conversación no será para nada cómoda.

—Rebecca. Necesitamos hablar muy seriamente — lo sabía —. Tus acciones y el impacto que tienen en la seguridad de esta familia son graves. Comprendo que estés confundida y quieras volver a tu vida normal, pero necesitas entender la importancia de las decisiones que tomas. Intentar robar la tarjeta de acceso de Sarocha fue un acto irresponsable y peligroso.

Sarocha. ¿Acaso existe algo peor que un chivato? Definitivamente me cae mal, muy mal.

—Mira, si vas a empezar con tus sermones...

—No, señorita — me interrumpió manteniendo la seriedad de su mirada, señal de que debería escucharlo por un buen rato más. Rodé mis ojos hacia atrás y me acomodé en la silla esperando que prosiguiera —. La seguridad de esta familia, incluyendo la tuya, es mi prioridad ahora. Y no puedes andar tomando decisiones impulsivas, pues la tarjeta de Sarocha es vital para nuestra seguridad, y debes respetar eso.

—Pero quiero una vida normal, quiero retomar mi trabajo, ver a mis amigos, entrenar al aire libre y mi cuarto en la mansión. Aquí me siento tan sola... —aquellas palabras calaron hondo en su corazón —. Me dejaron encerrada casi por 24hs en mi habitación, ¿cómo crees que me sentí ese día?

—Hija... — intentó mirarme directo a los ojos, pero evité hacer contacto con su mirada — quiero que sepas que te entiendo, me lastima tener que hacer esto contra tu voluntad, pero solo aquí estarás a salvo... Perdóname, sé que no puedes comprenderlo ahora, pero esto es lo mejor para ti. Hay mucha gente intentando proteger tu vida, no lo desaproveches Becky, no hagas que todos salgamos lastimados por ti.

—¿Pero por qué? Yo... yo no he hecho nada papá.

— Lo sé pequeña, lo sé — se acercó hacia mí y me acarició el cabello, entonces me abracé a su cintura y lloré. Tenía ganas de hacerlo desde que estoy aquí...

—¿Pero es necesario que me protejan aquí? ¿No podrían cuidarme afuera? — levanté la cabeza para limpiar mis lágrimas.

—Es lo que intento decirte desde que entraste por la puerta de este lugar. Esto es muy peligroso, Becky. ¿Crees que me gusta privarte de tu libertad cuando sé todo lo que eso conlleva?

—Pero necesito saber por qué quieren asesinarme, papá... Esto tiene que ver contigo, ¿verdad?

—Créeme, hasta no tener la información en detalle no podré saber por qué quieren lastimarte, y tampoco podrás saberlo; es por protocolo. Sólo... no lo hagas más difícil, por favor.

—Dime por qué estoy aquí. Si no me lo dices, seguiré intentando escapar, hasta tener éxito — me levanté de la silla con rabia —. Es que odio estar aquí, con Freen, encerrada... Ella es insoportable.

Contra nuestras reglas; FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora