10. Con las manos atadas

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Becky.

La culpa me envuelve mientras observo por la comisura de la puerta cómo se retira hacia su habitación. Pobre Freen... Siento que estoy empezando a caerle bien y a darle pena por mi situación, pero en el fondo evito tener lástima por ella; no puedo permitirme ser vulnerable. Al final, las personas solo cumplen un papel en la vida de alguien más. Y cuando todo esto pase, no extrañará en lo absoluto mi presencia. El peligro es inminente ahí fuera, pero mi plan está claro y sigue siendo el mismo que desde el primer día: escapar de aquí cueste lo que cueste.

Aunque al inicio ansiaba ser libre, con todo lo que sucedió hoy, tuve tiempo de pensar y analizar la situación. Lo que está en juego no solo es mi libertad, sino la de aquellos que amo. Mi familia y quienes me protegen merecen una vida sin la constante amenaza que representa este lugar.

"No dejaré que el miedo o la incertidumbre me paralicen." Me repito en loop mientras me preparo para lo que vendrá. Es hora de actuar, de dejar atrás la indecisión y enfrentar los riesgos que conllevan mi plan de escape. Tal vez, este sea momento para arriesgarme y volver a mi vida, o morir en el intento... Pero si hay algo que he aprendido con los años, es que la valentía no siempre se trata de la ausencia de temor, sino de enfrentarlo y actuar a pesar de él.

La noche cae mientras preparo un bolso con lo necesario para salir de aquí: algo de ropa, una manta, y comida en lata. El reloj que logré robarle a Tadow esta mañana sin que se diera cuenta, brilla en mi muñeca reflejando la hora: con las cuatro menos cuarto de la mañana y hace al menos un rato, todo está en silencio. El plan está casi listo, sin embargo, falta una pieza crucial para que todo salga bien...

Miro hacia la puerta de la habitación de Freen, intentando discernir cualquier señal de actividad desde mi escondite en la penumbra del pasillo. La llave que posee es mi única salida, y necesito conseguirla sin despertarla. Cada movimiento debe ser calculado y cada respiración controlada para evitar cualquier sonido que pueda alertarla. Me acerco con sigilo a la puerta sintiendo el pulso acelerado en mis sienes y, cada paso que doy, se siente como una eternidad. Respiro profundamente, intentando calmar mis nervios mientras mi mano se posa con delicadeza en la perilla, y la puerta se abre lentamente, revelando el interior oscuro de su habitación; iluminado solo por la débil luz de la luna que se filtra por la ventana. Avanzo en cuclillas con precaución mientras mis ojos se ajustan a la oscuridad, buscando el lugar donde Freen podría haber dejado la llave. El suave sonido de su respiración tranquila me indica que duerme profundamente, sin embargo, no puedo darme el lujo de cometer un error.

Al acercarme a su mesita de noche, mis dedos se deslizan con cuidado, buscando el frío plástico de la tarjeta; y la encuentro. Con un alivio contenido, tomo la llave y un sentimiento de logro momentáneo me invade, aunque sé que la verdadera prueba aún está por venir: escapar sin ser descubierta. Guardo la llave cuidadosamente en mi bolsillo y camino lejos de la habitación de Freen, acercándome cada vez más a la posibilidad de una vida fuera de este lugar.

Pero justo cuando creo que estoy a salvo, una sombra se mueve en la oscuridad detrás de mí. Antes de que pueda reaccionar, una mano firme me agarra por el brazo y me gira violentamente, haciendo que la llave caiga al suelo con un ruido sutil y yo termine sobre la cama. La adrenalina que había sentido antes, se convierte en terror cuando me encuentro con los ojos furiosos de Freen, que me mira con una mezcla de sorpresa y desprecio.

—¿Qué creías que estabas haciendo, Rebecca? —dice con su voz baja y peligrosamente controlada. Antes de que pueda responder, siento cómo me sujeta las manos detrás de la espalda con un presinto que tenía en el cajón de su mesa de luz, atándolas con destreza y rapidez.

Intento protestar, pero un gesto amenazador me silencia. Su rostro, iluminado por la luz débil de la luna, refleja una dureza que nunca antes había visto.

Contra nuestras reglas; FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora