15. Secreto

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Freen.

Sus palabras quedan suspendidas en el aire como un susurro que no se atreve a desaparecer; y yo me siento incómoda, como si estuviera en una cuerda floja entre lo que siento y lo que debo hacer. ¿Por qué tuvo que decir eso? ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

La miro con ojos que expresan más de lo que deberían, reflejando el peso de algo que se niega a salir de mí. Ella no sabe cuánto he luchado por mantenerme distante, por evitar que esta conexión crezca y se enrede en las complejidades de mi trabajo. Pero Rebecca busca respuestas, y aunque sé que no puedo brindarle lo que necesita, hay algo en esa mujer que me llama; que despierta los deseos que intenté sepultar bajo capas de negación... Durante semanas, la he observado a través de las cámaras de seguridad, resistiendo la tentación de acercarme. Y aunque mi mente se debate entre ceder a su petición o alejarme por su bien; mi razón insiste en mantener la distancia. Ahora me encuentro atrapada en un dilema que amenaza con desmoronar las barreras que he construido con tanto esfuerzo, y no creo estar lista para dar un paso hacia atrás.

—Rebecca, yo... No estoy segura de poder darte lo que necesitas.

—No pido mucho, solo cumple mis deseos, y luego volverás al trabajo. ¿Podrías hacer eso por mi?

—Es que, no lo entiendes... —comienzo a decir, pero las palabras se pierden en el aire una vez más.

—¿Qué no entiendo, Freen? —su voz es un susurro  —Por favor, no te cierres a mi, necesito saber qué sucede.

Sus ojos buscan desesperadamente algún indicio de reciprocidad en los míos, pero me limito a desviar la mirada, incapaz de enfrentar la verdad. Y mis emociones encuentran una respuesta clara para dar, aunque no sea cierta del todo.

—He estado evitándote porque creo que es lo correcto. Eres mi protegida, Rebecca, no puedo involucrarme contigo, no quiero. Y eso es todo lo que voy a decir. —Estuve a punto de girar la perilla de la puerta para salir, pero me detuvo. Nuestros ojos se encontraron, y en ese instante, sus dedos rozaron sutilmente mi brazo, enviando escalofríos por mi cuerpo.

—Hay algo en ti que me anima a tenerte cerca— sus dedos recorrieron mi clavícula—, ¿tú no lo sientes?

Respiro hondo y cierro los ojos para disfrutar esos breves segundos en que sus dedos recorren mis brazos con suavidad, mientras ella espera que la bese, pero no me siento lista para permitir que mi mundo tambalee ante sus acciones. Estoy atrapada entre lo que he tratado de contener todo este tiempo y mis principios, aunque me gustaría dejar de resistirme a lo que en verdad quiero: hacerla mía una vez más.

—Sé que más tarde me arrepentiré de esto... pero no puedo cumplir sus deseos, señorita Rebecca.

Me miró, confundida, con sus labios ligeramente abiertos y los ojos cargados de desilusión; y yo bajé la mirada.

—¿Qué pasa, Freen, ya no te gusto?

—No. Quiero decir, no es eso, Rebecca. Tú... eres preciosa— me atreví a mirarla fijamente a los ojos.— Pero mi deber es cuidarte, protegerte de todo. Y estando cerca de ti, no puedo... no puedo hacerlo.

—Yo no quiero que me cuides. Sólo quiero sentirte a ti, eso es todo. ¿Es tan difícil?

No sabes cuánto te deseo, Rebecca, pero no puedo permitir que esto suceda. No otra vez.

—Lo siento, Bec, perdóname...

Salí de su cuarto como si nada hubiera pasado, pero con el peso de lo no dicho sobre mis hombros, y me encerré en mi habitación. Toda esta situación me hace cuestionarme cuan fuerte he sido durante estos años... ¿En qué momento perdí tanto el rumbo? ¿Realmente he sido buena en todo lo que he hecho? ¿O simplemente nunca había tenido una misión de esta magnitud? Mis últimos años se pasan como flashbacks por mi mente, buscando respuestas a todas las preguntas que surgen dentro de mí, pero no hay respuestas. En este momento, simplemente no sé quién soy, pero quiero darme el momento para tener mis dudas.

Contra nuestras reglas; FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora