12. La lluvia es un presagio

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Freen.

Un relámpago ilumina la oscuridad de la mañana, proyectando una luz siniestra que se filtra por las ventanas de mi cuarto en el penthouse. El ensordecedor trueno retumba haciendo temblar cada rincón del amplio espacio y me despierto sobresaltada, con el corazón en un frenesí, mientras las gotas de lluvia golpean los cristales con una furia incesante.

Me siento en el borde de la cama, luchando por calmar mi respiración agitada y serenar los latidos desenfrenados. Sin embargo, con una urgencia insistente, mi teléfono comienza a vibrar sobre la mesita de noche, proyectando el nombre de Tadow en la pantalla. Me apresuro a responder y activo el altavoz mientras ajusto mi camiseta: —Tadow, ¿qué sucede?

—Sarocha, no hay tiempo para preguntas. Encierra a Rebecca en su habitación y baja YA —la gravedad en su voz me estremece y la llamada se corta antes de que pueda responder, dejándome suspendida en un silencio lleno de inquietud. En ese instante, un feo presentimiento se instala en mi interior; algo terrible ha ocurrido.

Sin perder un segundo me dirijo hacia la habitación de Rebecca y golpeo dos veces, pero ante la ausencia de respuesta, y la urgencia percibida en la voz de Tadow, decido actuar. Giro el picaporte con precaución, permitiendo que la puerta se abra lentamente ante mí, y la veo dormir plácidamente, ajena al peligro que se cierne detrás de estas paredes. Su serenidad es desconcertante, pero supongo que es mejor dejarla dormir. Por lo que con cuidado, cierro la puerta, asegurándome de no hacer ruido alguno. Aunque mi decisión de no despertarla pueda ser cuestionada más tarde, confío en que, cuando llegue el momento adecuado, Rebecca comprenderá las razones detrás de mis acciones.

O eso espero...

Bajé las escaleras con rapidez percibiendo el sonido de voces nerviosas que resuenan en el aire. El Sr. Armstrong, con una expresión sombría y preocupada, está sumido en sus pensamientos mientras ocupa un lugar en el sofá. Absorto en las preocupaciones que pesan sobre él, no se percató de mi presencia hasta que Tadow me vio.

—Sarocha, acércate — dijo sin rodeos y me dirigí rápidamente hacia él.

Los ojos del Sr. Armstrong se desviaron hacia mí por un breve momento, pero optó por el silencio y no emitió palabra alguna. Yo sólo me dirigí rápidamente hacia Tadow, esperando sus órdenes.

—¿Qué ha sucedido?

—Dos de nuestros hombres están muertos. Los intrusos saben dónde está Rebecca y han aprovechado el caos que está causando la tormenta para infiltrarse.

—Pero...— balbuceé sin poder reaccionar a lo que realmente estaba sucediendo— ¿en qué momento, Tadow?

—No sé cómo lo hicieron, pero accedieron a las cámaras y lograron pasar desapercibidos hasta el piso anterior, donde los asesinaron. Uno de nuestros agentes los interceptó en la entrada del penthouse, pero lograron escapar. Eran tres, dos entraron, y uno se quedó al volante... Están determinados a acabar con ella, Sarocha.

Sus últimas palabras me dejaron un nudo en el estómago. De repente, mis pensamientos se volvieron turbios y la culpa se apoderó de mí.

Todo esto sucedió por no estar atenta, por perderme en los juegos de Rebecca y dejarme llevar por el instinto animal en vez de ser fría y calculadora ante estas situaciones...

—Tadow, esto es en parte mi responsabilidad. No estuve lo suficientemente alerta — admití con vergüenza.

—Sarocha... — dice con voz grave, tomándome del brazo para acercarse y hablar con más confidencia—Armstrong está furioso, no solo contigo sino con todos nosotros. No detectamos la amenaza a tiempo y la situación ahora es crítica... Necesitamos actuar con precisión y rapidez.

Contra nuestras reglas; FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora