CAPITULO 23

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Al ver que el iba a salir del coche, la viuda reaccionó y lo tomó del brazo,lo atrajo hacia dentro para luego besarlo en la boca con ardor.Mientras sus labios se encontraban en aquel abrazo ella golpeó tres veces la ventana y el chófer volvió a andar.

Said redobló la apuesta y tomó a Sabrina pasándola encima de él. Ella protestó pero no sé resistió. No podría por más que quisiera.

- ¿Has estado pensando en mí todo este tiempo ? Porque yo no te he logrado quitar de mi cabeza en todos estos meses- dijo Said, aún impactado por el beso.

Sabrina saboreo su boca una vez más y pudo sentir su caricia en el cuello y los pechos que aprisionados por el corset bajaban y subían al ritmo acelerado de su corazón.
Said rugió por la frustración que aquella cantidad de ropa entre ellos le provocaba.

- Dame solo está noche si me aceptas...juro por ala que si no sientes lo que yo , jamás volveré a molestarte.

Sabrina se detuvo y lo miró a los ojos descubriendo el profundo deseo en la mirada del extranjero.A su vez,No podía seguir conteniendo lo que él despertaba en ella. Solo esa noche le daría rienda suelta a su fantasía y luego podría seguir.

-Solo hoy. Nada más-Respondió ella, temblorosa.

El coche se detuvo detrás del hotel donde Sabrina se estaba hospedando. El sheik bajó solo y pidió una habitación mientras Sabrina subía a su cuarto sin anunciarse. Media hora después, Said golpeó la puerta de la viuda. Aún sin poder creer lo que estaba sucediendo.

Ella ya no llevaba el corset y se había servido una copa. Su cabello rojo estaba suelto, caía por la espalda como una cascada de fuego.

-Nunca he estado con un hombre...No tal y como se supone que debería ser- declaró Sabrina y sus labios temblaron.

- ¿Y soy lo que quieres esta noche?- interrogó Said y acarició el rostro ruborizado de Sabrina con el dorso de su mano.

-Seria tonto negarte ahora... que te he deseado desde que te vi con Amelia Durkam. Y que no he logrado sacarte de mi mente aunque intente hacerlo mil veces.

El sheik ya llevaba la cabeza descubierta, su cabello largo y oscuro enmarco las facciones que la contemplaban entre sombras y comenzó a desprenderse la túnica. Hasta que las manos de Sabrina le sorprendieron acabando por dejarla desvestirlo. Mientras lo hacía miraba la majestuosa desnudez de su amante,asombrada por los músculos que le daban forma a aquel magnífico cuerpo.Tocandolo con ingenuidad pero no con menos deseo.

Sus manos aunque inexpertas despertaron en el sheik un ardor irrefrenable. Pero se contuvo y la dejó hacer mientras su respiración acompasada era la única señal de vida que emitía.Debía controlarse y dejar que ella avance cuánto desee.

La enorme erección quedó a la vista de Sabrina al fin aunque eso no la asustó.Lo que le causó terror fue que ahora ella debía quitarse la ropa. Said no dejo que pensará demasiado. La levanto en brazos y la llevo a la cama. La dejo allí y fue a apagar todas las luces.

Regresó y le quitó el vestido pieza por pieza apreciando la gloriosa curva de sus pechos, la suavidad de su piel,su pelo.Una vez completamente desnuda guio la mano de Sabrina a su sexo erecto. Said ahora respiraba con dificultad mientras los dedos de la mujer acariciaban la cabeza erguida de su pene.

- No haré nada que te lastime. Yo mismo lo cortaria si te hago daño.

Los pechos desnudos de ella fueron las primeras víctimas del erótico asalto del sheik. Sus besos pronto erectaron los pezones de la mujer y mientras más bajaba , más la hundía en el colchón . Llegó al fin dónde solo una línea de vello rojizo completaba la imagen de aquel cuerpo que adoraba.

No sé detuvo allí, pues pudo sentir que ella ya temblaba temerosa. Entonces y en un susurró le preguntó :

-¿Quieres que me detenga? -

Sabrina sintió la mano del sheik en su sexo acariciando la cálida superficie entre los pliegues hasta introducir un dedo en su interior. Mareada de placer artículo un -No-

Ella lo tomó del rostro y continuó besándolo , su perfume se fundía en la piel. Said bajo , seguro está vez y su boca se adueñó de su sexo hasta que sabrina gritó su placer. No hubo dolor ni fuerza en aquel acto y eso para ella fue una señal de que está vez debía olvidar todo lo que la atormentaba. Said Introdujo un dedo y luego un segundo en su interior hasta un tercero. Los saco húmedos y resbalando por la excitación de Sabrina. Luego hizo que ella ardiera tan solo usando su mano.

- Esto es lo que pasa cuando gozas y te complacen, quiero hacer que lo disfrutes con todo tu cuerpo.

Finalmente cuando la penetró , lo hizo centímetro a centímetro , vigilando no provocar ningúna incomodidad. Lo había logrado y ahora ya no cabía duda de que esa mujer sentía el mismo ardor por él.

La dulzura con que le hizo el amor durante esa hora, se convirtió en urgencia cuando ella dijo su nombre entre suspiros de placer. Su musculoso cuerpo se tenso como las cuerdas de un violín y no soporto ni un segundo más, salió de Sabrina y acabo entre sus piernas aunque ella no lo noto.

Un rato después de aquel desenfreno, Sabrina contempló la majestuosa silueta del hombre a su lado. El no cubrió su desnudez con nada , no tenía porqué hacerlo, era perfecto. Basto solo una mirada para que Said entendiera lo que estaba sucediendo.

-¿Entonces así debe ser siempre ?- preguntó ella , sus manos estaban cruzadas sobre la sábana que la envolvía.

- Por supuesto... así es- respondió Said sentándose contra el respaldo de la cama.

-No ha dolido.

-No, claro que no. Lo sé.

-Gracias- la palabra llenó el espacio y también impactó a Said que sintió un nudo en la garganta de solo pensar en lo que significaba para ella haber hecho el amor por primera vez.

Sabrina solo había sufrido abusos y cada sensación en los brazos del sheik era una novedad. Sonrojada,vio una sonrisa dibujando en los labios de Said.
Él moría por quedarse, pero sabía que debía irse, Entonces tomó su ropa y ante la atónita mirada de Sabrina , se vistió y se despidió de ella.

- Estoy viviendo con mis hijos en una casa de dos plantas cerca de Bond Street. Si algún día deseas visitarnos con tu hijo y tu hermana , serán bienvenidos- concluyó y saco una tarjeta de su cigarrera que dejó sobre la mesa de noche junto a la cama.

Al oír esto, Sabrina cayó en la cuenta de que él no tenía intenciones de volver al condado y eso le causó un malestar instantáneo.

Eso era todo.

Lo vio ir hacia la puerta y desaparecer.

La Elegida del SheikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora