CIRCUNSTANCIAS

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Cuándo vi a Sofía haciéndole una mamada a uno de los inversores en su oficina, no me lo podía creer. Se me cayó el mundo encima.
Sabía que ella se dedicaba a ese tipo de cosas pero nunca la había visto hacer nada de aquello, además no me entraba en la cabeza porqué estaba haciendo todo eso cuando yo le estaba ofreciendo mi ayuda.
La idea de pensar que algún día podría tener algo con ella era inconcebible, estaba quejándome de María por la infidelidad, no iba a soportar tener a una pareja que iba manteniendo sexo con otras personas.
Cuando vi a Sofía con aquel hombre comiéndole el pene, pude sentir algo distinto. Algo que hacía tiempo no me había pasado, pero no me hizó sentir bien.
No entendía porqué se tenía que desvalorar de aquella forma, no entendía porque tenía que hacer ese tipo de cosas.
Estaba tan enfadada que cuando llegué de la reunión me puse hablar con Maria y después de aquello me fui de compras por Roma, recibí varias llamadas suyas pero no cogí ninguna...
Cuando llegué al hotel estaba en la puerta fuera esperándome.
Yo iba cargada con varias bolsas de ropa y ella se ofreció ayudarme.
Cuando entramos quisó hablar conmigo.
-Tenemos que hablar.
-No quiero hablar nada contigo Sofía. No entiendo porque sigues haciendo ese tipo de cosas.
-Necesito dinero Looren.
-Te dije que podías contar conmigo, que no te preocuparas por ello.
-¿No entiendes nada no? No quiero tu dinero. No me interesa tu dinero.
-¿Prefieres hacer lo que haces? Pues sigue haciéndolo. Pero si piensas que me puede gustar alguien como tú, estás muy equivocada.
No sé porqué dije aquellas palabras.
-Y a mí tampoco me puede gustar alguien tan prepotente y estirado como tú, así que no te preocupes.
-¡Te he querido ayudar, pero prefieres tener una polla en tu boca por lo que veo!
-¡No eres ninguna heroína, no tienes ni puta idea de mi vida Looren, así que deja de hablar como si me conocieras!
Seguimos discutiendo.
-Te he ofrecido unos días para que dejes de hacer esa mierda y aún así parece que te guste.
-Eso no es cierto, pero tengo que ahorrar, tengo una deuda joder y necesito el dinero.
-¿Y por qué no me lo dijiste antes?
-Te dije que no quería meterte en problemas. Además viendo la imagen que tienes de mi, menos. Si te crees que soy una puta sin más, no tenemos nada que hablar.
Yo me sentí fatal por cada palabra que solté. Yo no quería que se sintiera así, me dolía todo aquello que había pasado cuando yo le estaba intentando ayudar. Pero no quería que se sintiera mal y mucho menos por mi culpa.
-Te puedo ayudar con la deuda Sofía.
-Otra vez, que no quiero tu dinero, lo mejor será que me vaya de aquí. Gracias igualmente por todo. Mañana mismo cogeré un avión de vuelta.
-No, no te vayas por favor. Siento si te he ofendido, no lo pretendía.
-Si piensas esas cosas de mi, lo mejor es que me vaya.
Entonces la cogí de las manos y me sinceré con ella.
-Mira Sofía cuando te vi con Ramón me dieron celos o eso creo, aquella situación no me gustó nada, verte así con él. Siento haberme puesto como lo he hecho, pero estos días pensaba en un nosotras, no creía que iban a ver terceras personas y mucho menos por dinero. Te mereces más y yo también.
-Looren, yo no entiendo nada, quieres una amistad, estás con María pero ¿Te pones celosa? ¿Un nosotras? Aclárate enserio, lo mejor es que me vaya y ya hablaremos.
Cuando estaba a punto de irse, me lancé, me lancé a sus labios con tantas ganas que ella fué incapaz de rechazarme.
-¿Que haces Looren?
-Tenia muchas ganas...
Cuánto más nos besábamos, más necesitábamos seguir haciéndolo.
Sus labios carnosos. Su lengua jugueteando con la mía.
Sus suspiros de satisfacción por cada beso.
Podía sentir que le gustaba y de verdad.
Cuando llevábamos un rato besándonos, empezamos a excitarnos.
-Para Looren, no puedo...
-¿Por qué?
-Porqué no...
-Vale, pues bésame...
Aquella noche estuvimos besándonos y besándonos.
Dos veces nos dieron ganas de más, pero nos controlamos y entre besos y besos nos quedamos dormidas abrazadas.
La sensación de tenerla cerca, de poderla besar, de acariciarle la cara, de verla sonreír, de levantarme a su lado.
¿Pero que estaba haciendo? Se suponía que iba arreglarlo con María.
Y era en lo último que estaba pensando.
En María...
Cuando me levanté para irme a trabajar le di un beso de buenos días mientras ella dormía, y aquella mañana le escribí un mensaje.
-Buenos días preciosa, siento mucho todo lo que dije ayer, no lo pensaba. Me gustas mucho y aquella situación me superó. Estás en tu derecho de trabajar y hacer lo que necesites, pero por favor yo no quiero saberlo. Me gustas demasiado para saber que estás con otras personas aunque sea por trabajo. Espero que vaya muy bien el día, te voy a echar de menos.
Y lo dicho, estoy aquí para lo que necesites.
Cuando pasó media mañana me llegó un mensaje suyo.
-Buenos días Looren, estoy de camino al aeropuerto, lo de ayer fue un error, tú estás con María y yo al final soy lo que soy, no puedo cambiar ese hecho, lo mejor es que me vaya para no complicar más las cosas. Creo que es lo mejor para las dos, ya nos veremos. Espero que te vaya todo genial. No me escribas más, no lo hagamos más difícil.
Cuando leí aquello y salí de trabajar. Intenté llamarla, pero comunicaba.
En el fondo sabía que era lo mejor, así que me tiré varios días en Roma intentando no pensar en ella. Pero en el fondo me invadía una nostalgia que no podía controlar.
¿Era atracción, o había algo más?
Cuando volví de Roma me pasé por aquel local.
Al entrar estaba ella allí en la barra.
-Necesito que hablemos.
-Te dije que no quería que nos viéramos más.
-Le puse dinero encima de la barra.
En aquel local si te ponían dinero encima se tenían que ir con la persona que te ofrecía dinero, era una manera de que las trabajadoras estuvieran obligadas aportar dinero allí.
-No me puedes hacer esto.
-Quiero hablar contigo Sofía.
-Haberme llamado, me parece muy feo lo que acabas de hacer con el dinero encima de la mesa, ¡no soy tu puta! ¿Te queda claro?
-¡Nunca dije que lo fueras! Te he llamado pero nunca coges el teléfono.
Cuando entramos en la habitación la abracé y ella me abrazó a mi.
-No dejo de pensar en ti, no quiero dejar de verte, no quiero dejar de besarte. Me gustas mucho.
-Looren, yo no puedo darte una vida mejor ¿No lo ves? No te mereces esto, vete y olvídate de mi, es lo mejor.
-Eso me da igual Sofía, me gustas mucho.
-¡Pero tú a mí no joder, vete!
Fui a besarla, pero entonces me apartó y me miró tan fríamente que no pude quedarme. Aquella mirada me mató por dentro. Aquella mirada me hizo salir huyendo de aquel lugar.
Cuando llegué a casa estaba María una vez más con otra chica.
Que pesadilla.
Pero aquel día no me corté en entrar y por primera vez la puse a prueba.
-Hola cariño.¿Me puedo unir?
-Si claro, si es lo que quieres.
A la chica que estaba con ella le pareció bien y empezamos a besarnos, la verdad es que me atraía bastante así que no tuve problema en intimar con ella de forma rápida.
Cuando más nos besábamos, sus caras iban cambiando.
Entonces ella me besaba con más ímpetu para ver cómo actuaba yo.
Yo la besaba tranquilamente pero entonces Rebeca, la otra chica me buscaba y besaba con más ganas que a María.
Cuando la situación empezó a calentarse, Rebe empezó a lamerme los pechos y María empezó a tocarme, masajeando el clítoris.
Por primera vez estaba disfrutando de una situación que en otro momento de mi vida habría sido incapaz. Y la complicidad en el sexo con la que conecté con Rebe, no la tenía ni si quiera con María.
Las dos se centraron en mi y mientras me besaba con Rebeca, María me lamía el clítoris con muchas ganas como si nunca me lo hubiera comido de aquella forma. Pero entonces Rebe le apartó y empezó a meterme los dedos, yo no podía parar de gemir y mientras María me besaba de forma apasionada.
Cuánto más me tocaba Rebe mas me excitaba, sinceramente me habría quedado a solas con ella teniendo sexo.
Cuándo estaba muy cachonda, empezó a lamerme clítoris y mientras María me mordía los pezones, me corrí.
Cuando me corrí empece a comerme el coño de Rebe con muchas ganas y a tocarle el clítoris a María y no tardaron mucho en correrse.
Después de aquello María se durmió y yo me levanté a desayunar.
Cuando estaba preparando el desayuno, Rebeca vino a la cocina.
-Me gustan mucho tus besos, y me gustas mucho tú. Me susurró por el cuello.
La verdad es que la chica era un diez.
Ojos verdes, mirada intensa, pelo castaño clarito y largo, tendria unos venti-siete.
Se notaba que le gustaban las chicas, tenía un estilo alternativo que me ponía mucho.
Además de le veía buena persona, diferente al resto de chicas que solía traer María.
Cuando me giré se me lanzó y empezó a besarme.
Sus besos me cautivaron, me gustaron tanto que me fué imposible decirle que no.
Entre beso y beso la excitación subió de nivel. Y su mano empezó a bajar por dentro de mis pantalones.
Y yo por dentro de los suyos.
Y entre cada beso empezamos a tocarnos intentando disimular para que no nos escuchará María.
Cuando estábamos muy mojadas su mano se introdució en mi coño y pude notar como chorreaba.
-Joder como me pones Looren.
-Y tú a mí Rebe.
Cuando metí mi mano entre sus bragas chorreaba.
Y cuando empezamos a meternos los dedos no tardamos en corrernos, justo cuando nos acabamos de correr que todavía teníamos la mano metida dentro de nuestros coños, María se despertó y nos vió.
-¿Que mierda estáis haciendo?
¿Que se suponía que tenía que hacer yo con aquella situación?
Tanto tiempo quejándome de que ella se acostaba con otras personas y ahora resulta que me follaba yo a su ligue.
Justo cuando acabamos de corrernos ella me besó.
-No te pongas así María, te puedes unir. Yo ya me voy.
Yo me sentía fatal, pero por otro lado no podía arrepentirme de algo que me apetecía hacer.
Antes de irse me metió un papelito por los pantalones...
Yo sabía que todo aquello nos iba a traer problemas...
Pero entonces cogí a Rebe y la besé con todas mis ganas. Y le dije.
-Me ha encantado preciosa...
Ella me volvió a besar y se fué.

La cara de María era un poema y nuestra relación empezaba a estar en la cuerda floja...

 ×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora