Cuando se fué de allí Looren, la cara de María era un mapa.
Se notaba su preocupación y celos.
En el fondo se notaba que la quería. Y me dió pena verla así, y aproveché un momento en el que estábamos a solas para hablarle.
-¿Oye estás bien?
-Si, no te preocupes.
-Es que he visto que cuando se ha ido Looren te has quedado preocupada.
-Que bien dices de su nombre, el de Looren digo.
-¿Perdona?
-Conmigo no tienes que disimular, lo sé todo.
No entendía nada, no sabía a qué venía nada de lo que me estaba contando.
-No te entiendo.
-Cuando Looren empezó a actuar de forma extraña conmigo, contraté a un detective privado. Y sé que os habéis estado viendo, que habéis intimado y que eres una puta. Cómo no dejes a mi hermano te voy hacer la vida imposible. No sé en qué se ha podido fijar en ti la verdad. No pienso malgastar tiempo con calaña como tú, solo espero que dejes en paz a mí mujer y no vuelvas a tener nada con ella, porque pienso hacer de tu vida un infierno.
Yo me quedé blanca.¿En serio estaba sintiendo pena por alguien como ella?
Con esos aires de superioridad, de grandeza. Tratándome como si fuera mejor que yo, y llamarme puta aunque lo fuera era un golpe bajo, me dolió, porque sabía que lo había hecho con despecho y eso me hacía sentirme pequeña, me hacía sentirme inferior.Al rato no tarde en marcharme, les dije que tenía un compromiso y Germán se vino conmigo.
Estuvimos el resto de la tarde paseando y patinando en una pista de hielo.
Los momentos a su lado eran maravillosos, menos mal que no se parecía en nada a su hermana.
Pero claro si seguía quedando con él y sobretodo viéndome con Looren iba a tener problemas así que hablé con Germán y le explique que su hermana sabía que era una prostituta y que no quería que estuviera con él, que si no dejábamos de vernos me iba hacer la vida imposible.
El no se sorprendió, sabía cómo era su hermana. Pero me dijó que no me preocupara, que hablaba mucho pero que no iba hacer nada.
Cuando se fué, me acompañó al local y al subir hacia mi habitación escuché gritos.
Era mi amiga Xenia, estaba chillando.
-Eres una guarra, te he dicho que te estés quieta.
Entré en la habitación.
Estaba llena de sangre y atada. Y la desaté.
-¿Que haces tú aquí? Solo nos estábamos divirtiendo.
-Vete por favor, no quiero mas problemas.
El hombre accedió y se fué cabreado.
Estaba temblando, le puse una manta por encima.
-Tranquila, ya ha pasado.
Xenia era de las más jóvenes del local y tenía apenas veinte dos años.
Su historia y la mía eran similares.
Ella se había criado con su tío, pero era drogadicto y para poder pagar las facturas y comidas, siempre la había puesto a prostuirse desde bien pequeña.
Y no sabía vivir de otra forma. Yo había hablado muchas veces con ella para que cambiara de vida, que ella podía, ella no tenía ninguna deuda, ella era muy joven y seguro que al salir de allí su vida era mucho mejor.
Pero era imposible estaba tan anulada que no veía más allá.
Me la llevé a mi habitación y le pegué una ducha.
Tenía marcas por todo el cuerpo.
En aquel momento, me acordé de aquel policía que me dijo que contactará con él, no podía seguir permitiendo aquella situación. Y ya no solo era por mi, sino por todas mis compañeras que estaban sufriendo también.
Cuando me fui a bajar y dejarla descansando en mi cama me cogió de la mano.
-No te vayas, quédate conmigo.
Me puse a su lado y le cogí de la mano. Y nos quedamos dormidas.
Xenia era una chica maravillosa, pero no sé valoraba nada.
Cuando nos levantamos decidí enviarle un mensaje aquel policía a ver si realmente podía ayudarnos.
Xenia estaba mirándome cuando me desperté y me sonrió.
-Gracias por meterte ayer, no tenias porqué hacerlo.
Me acarició la cara y en su mirada pude sentir que quería besarme.
Me quedé en shock, no esperaba aquella reacción y menos de ella. Me asusté tanto que me levanté de la cama y me fui hacia el lavabo.
Cuando salí de allí se me lanzó y me besó.
Y yo no pude evitar seguirle aquel beso tan tierno. Era tan mona.
Sus labios junto a los míos.
Me acababa de romper todos los esquemas.
Me sonrió y guiño el ojo.
-Sofía, me gustas de hace mucho tiempo pero nunca me había atrevido hacerlo. Espero que no te moleste.
Entonces la volví a besar.
Y estuvimos un rato besándonos de forma muy tierna.
Era tan intensa que podía ver qué cada beso, era sincero, era puro, era maravilloso.
-Tengo que hacer una llamada. Salgo al centro,¿Necesitas algo?
-No, estaré bien. Me despedí con un beso.
Todo aquello me descolocó, pero para qué engañarnos, me gustó y mucho.
Esa chica era tan especial y había sufrido tanto.
Necesitaba hablar con aquel hombre, no podía permitir que siguiera sufriendo Xenia, ni yo, ni ninguna de las que estábamos allí.
Así que cuando salí del local y llegué al centro lo llamé.
-Si, disculpa soy Sofía, hablamos hace unos días. Lo haré.
-Perfecto, ¿Cuándo te irá bien vernos?
-Ahora mismo estoy en el centro. Así que tú dirás.
-Si, me das media hora, nos vemos hoy.
-Vale genial, en media hora en la estación.
Cuando giré la esquina estaba Looren agarrada de la mano de una chica besándose apasionadamente.
Algo dentro de mi se bloqueó y ella se quedó mirándome. Pero no me saludó, solo se quedó mirándome y tiró hacia adelante.
Eso me dolió pero intenté disimularlo. Intenté ocultar mi dolor, de alguna forma me gustaba mucho y por mucho que me engañará no podía dejar de pensar en ella.
Seguramente aquella chica era Rebeca. Así que no me quería imaginar cómo estaría María.
Pero en el fondo me alegré, no sé merecía nada de Looren y menos después de como me trató el día de antes.
Me llegó un mensaje de Looren.# Siento no haberte dicho nada, no sabía cómo reaccionar. Lo mejor es que no nos veamos en una temporada, cuídate mucho.
No le contesté, no quería complicar más las cosas.
Fui de camino a la estación y aquel tipo estaba allí esperándome.
Cuando llegué estaba de los nervios, realmente no estaba segura de nada de lo que iba a hacer y aunque me daba mucho miedo en el fondo sabía que era lo mejor.
-Hola Sofía, iré al grano. Necesitamos desmantelar ese local. Y para ello necesitamos que colabores.
Tienes que conseguir unos documentos. Sé que no es tarea fácil, así que sí sabes de alguna compañera que te pueda ayudar mucho mejor, pero ya sabes alguien de confianza. Porque si nos delata, perdemos todo.
Te he comprado mini micrófonos. Necesito que los lleves y no te pillen con ellos. Y necesito que los cabrees, que reconozcan que lo que hacen es ilegal y que os tienen amenazadas.
Tómate el tiempo que necesites. No hay prisa, si en algún momento sientes que puedes estar en peligro abandona y se intentará más adelante.
No te pongas en peligro ni a ti, ni a ninguna de tus compañeras y sobretodo no lo hables con nadie.
Si sabes de alguien de confianza que te pueda ayudar solo coméntaselo a ella pero no digáis nada. Puede que sea vuestra única oportunidad.
Me hizo firmar un papel con todas las condiciones y todo lo que debía hacer y me tuve que memorizar más o menos lo que decía en él. No me podía llevar nada, porqué no podían pillarme con nada.
Estábamos en un lugar seguro donde no había nadie, así que me quedé más tranquila y me fui de allí.
Cuando llegué Xenia estaba en la habitación con un hombre, pregunté a mis compañeras si iba todo bien. Y me dijeron que el hombre del otro día se había quejado de que yo interviné, y qué venía a cobrar lo que no había podido el día anterior.
Cuando vieron mi cara intentaron detenerme. Yo me encendí. Sabía que le estaría haciendo las mil y una y ninguna de ellas era incapaz de parar aquello.
Cuando entré en la habitación. Xenia estaba atada y con heridas y la estaba violando, estaba chillando de dolor y él disfrutando de todo aquello. Cuándo entré, le pegué tal golpe que se quedó inconsciente, no pude evitarlo, aquella situación sobrepasó mi límite.
Y me la llevé en brazos. Estaba sangrando, la saqué de allí y llamé a un taxi.
Yo allí, ya llevaba micrófonos y una mini cámara donde se grababa todo.
Me fui con Xenia a un hospital.
En el hospital cuidaron genial de ella y mientras yo esperaba en la sala.
Cuando me dijeron que necesitaba unos días para recuperarse volví al local. Necesitaba respuestas, pero no sabía en quién confiar.
Además sabía que al volver, podía recibir amenazas por mis jefes y por pegarle aquel cliente. Pero no me importaba, estaba harta de todo aquello.
Ver a Xenia en aquella situación me destrozó por dentro.
Cuando llegué al local, estaban mis jefes en la puerta y nada más entrar dentro me cogieron entre dos y me metieron en el despacho.
Al cogerme y ver qué llevaba un micrófono se cabrearon muchísimo.
-Así que esas tenemos. Querías delatarnos y querías traicionarnos.Rompieron el micrófono y me ataron de pies y manos a una silla.
Y empezaron a pegarme entre varios.
Yo solo podía pensar que por lo menos lo había intentado, que había merecido la pena. Que prefería morir a una vida de mierda...
ESTÁS LEYENDO
×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛ
RandomCONTENIDO ADULTO (✓) ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ [ᴇꜱᴄᴏʀᴛ] Conocí a una chica en un bar de copas, mi vida era demasiado complicada para poder confiar en nadie. Ni siquiera en mi actual pareja y sorprendentemente empecé a confiar en una desconocida. Tenía...