MARIA

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Cuándo dejé a Sofía en el local me sentí mal. Podía notar en su mirada que allí no estaba bien.
Tenía un acento peculiar, parecía de Rusia o Ucrania. Y por su fisonomía más. Su sonrisa, su mirada.
Tampoco quise hacerle muchas preguntas. Necesitaba que cogiera confianza conmigo.
Pero después de aquella noche, después de aquel día. Tenía que volver a mi vida normal, a mí rutina.
Así que fui de vuelta a mi casa para hablar con Maria y ver en qué punto estaba nuestra relación.
Yo realmente no quería estar con ella y no sabía el drama que me montaria por ello.
Cuando llegué eran las ocho de la mañana y seguramente estaban con ella aquellos dos con los que se había tirado follando toda la noche salvajemente. Pero no me corté en abrir la puerta.
Cuando entré pude ver cómo se escuchaban ruidos extraños.
-¿Looren eres tú cariño?
-Ya puedes dejar de esconderlos. Os vi ayer follando. Así que tranquila, que salgan.
-¿Vas a venir a darme un beso?
Los dos chicos salieron avergonzados y se fueron de casa.
Y María cuando se fueron, me puso su mano en la entre pierna.
-Vamos nena, solo me estaba divirtiendo.
-Siempre estás igual.
-Solo es sexo Looren.
-No puedo más.
-Nunca te he prohibido que tú lo hagas.
-Es que yo no quiero.
Su mano empezó a jugar por dentro de mis pantalones rozando mis braguitas.
-Para Maria, creo que ya te quedaste servida ayer.
-No, tengo ganas de ti.
-Pues yo no quiero.
Y metió su mano por dentro de mis bragas.
Pudó notar que estaba mojada y eso la excitó. Pero no era por ella, era por Sofía.
-Estas caliente. No me lo niegues nena.
-Te he dicho que...
Cuando empecé a notar su mano por mi clítoris estaba tan excitada y tenía tantas ganas de sexo que no me pude restitir.
Sus pechos, empecé a morderle los pechos.
Ella me gemía. Mientras se desnudaba ante mi. Y mientras yo se los lamía y mordía, ella me bajó las bragas y empezó a lamermelo.
-Vamos nena, perdoname.
Cuánto más me lo lamía más cachonda me ponía.
Pero no era tan intenso, el placer era simple calentón.
Cuando estábamos muy excitadas cogió el arnés y empezó a darme con muchas ganas.
Yo cerré los ojos e imaginaba que me lo estaba haciendo Sofía.
Y al poco rato me corrí, me corrí con tantas ganas que María no podía ni creerselo.
En aquel momento me di cuenta que tenía un problema, que no podía gustarme como algo más una chica de compañía.
Ella no iba a tener nada conmigo más alla de sexo.
Cuando acabé de hacerlo con María le dije.
-Tenemos que hablar. No quiero seguir contigo.
-¿Pero que dices Looren? Se pusó a llorar.
-Tranquila. La abracé.
No puedo seguir con esto, yo quiero una relación cerrada y no aguanto más. No podemos seguir así, no soy feliz.
-No quiero dejarlo, voy a intentarlo. Dejaré de quedar con otra gente. Lo voy a intentar enserio Looren, dame una oportunidad. La ultima por favor, déjame intentarlo.
Sus ojos, su mirada. Con ella tenía una debilidad, siempre me acababa convenciendo y aquel día lo volvió hacer.
Empezó a besarme con tanta pasión que sus besos me envolvieron.
La quería tanto que para mi no cabía la posibilidad de no perdonarla.
Esa seguridad en ella misma, ese poderío, ese carácter, esa elegancia, ese porte, me estremecía, me ablandaba.
Era la mujer que cualquier persona tendría en su vida.
Con carácter, con fuerza, elegancia, sin miedos ni inseguridades, con mucho amor propio, con poca dependencia emocional.
Sabiendo muy bien lo que quería y lo que no.
Era como una diosa del planeta tierra.
Preciosa tanto de rostro como de cuerpo, con una sonrisa carismática y unos gestos deseables.
Cómo te miraba y te dejaba sin palabras.
Cómo te besaba y te entraban ganas de desearla.
Cómo te tocaba y querías más.
No podía evitarlo, no podía evitar entrar en su red tóxica una vez tras otra.
Era mi maldita droga.
Quería desengancharme pero no podía.
Despues de aquellos besos me entró una llamada.
-Perdona ahora vuelvo Maria.¿Sí, quién?
-Hola Looren, soy Sofía ¿Podríamos vernos?
-Sí perfecto, en un par de horas nos vemos, luego te llamo. Colgué.
-¿Quién era Looren?
-Una compañero de trabajo, necesita hablar de unos asuntos.
-¿Un domingo enserio? Yo quería ya sabes... Empezó a ponerme su pie entre mis piernas.
Tenía una facilidad para llevar a quién quisiera a su terreno, una facilidad de dominar a cualquiera.
Y conmigo lo conseguía.
-Bueno está bien, pero solo uno.
-Que sosa eres...
Empezamos a besarnos y me agarró a la cama con unas esposas.
Me apretó tanto las muñecas que pude sentir su cara de placer.
-Eres mía y siempre lo serás Looren.
A mí el hecho de que me dominará, de que llevará el control, me excitaba muchísimo.
Podía notar como sus pezones al rozarse con los míos se ponían duros. Y el hecho de atarme y sentir que podía dominarme la ponía a cien por hora.
Y a mí también.
Su manera de juguetear, de pasar su lengua por mis pechos, de mirarme con aquella cara salvaje, cara de placer.
Su lengua pasando de manera disimulada por mi clítoris me hacían desvanecerme.
No poder controlar la situación mientras mi manos estaban atadas y ella me dominaba de forma descontrolada.
Después de lamermelo hasta mi excitación límite le pedí que me penetrara, que me diera bien.
Y empezó a tocarse el clítoris y a penetrarme mientras me tenía atada.
Después de correrme la penetre yo, ella me pedía que le diera duro, más duro, eso me ponía a cien.
Hasta que se corrió encima mío.
Cuando acabamos de follar, me duché y me vestí y la cara de María fué de incredulidad. Siempre intentaba controlarme con el sexo, pero aquella vez no funcionó.
-¿Al final has quedado con tu compañero?
-Sí, luego nos vemos. Le di un beso en la frente.
Se me quedó mirando de manera sería.
Cuando salí de allí, cogí la moto.
Me apetecía un poco ir a la aventura.
Cuando llegué al local, estaba fuera esperando, tenía mala cara.
-Vamos sube. Le di un casco.
Cuando se agarró de la moto le puse sus manos en mi cintura.
-Agarrame fuerte.
Y empecé a coger velocidad.
Podía notar como a ella le gustaba la adrenalina y como se agarraba a mi más fuerte.
Cuando llegamos al centro de la ciudad y nos sentamos en un bar, dentro de una terraza. Podía ver su mirada de angustia.
-¿Que ocurre Sofía, todo bien?
-Sí, solo te quería pedir un favor...
-Sí claro, dime.
-Puedo irme contigo unos días, te lo pagaré. Me han dicho en el Local que por x motivos que no te puedo comentar, tengo que irme unos días...
-Si claro, ningún problema, reservo un hotel unos días y nos vamos juntas.
Se me lanzó encima y me abrazó.
-Gracias Looren, te lo pagaré.
-No te preocupes, de verdad.
La dejé en el Local para que fuera a buscar sus cosas y me fui para casa.
-¿Ya estás aquí?
- Tengo que irme unos dias, he cogido el vuelo en una hora. Tenemos que firmar un acuerdo importante de mucho dinero.
-Vale preciosa, nos vemos a la vuelta.
Entonces me besó con muchas ganas.
Cuando me hice la maleta, de camino al local me llamó uno de mis jefes.
- Looren, tenemos que irnos unos días a Roma, tenemos varias reuniones importantes. Así que mira un vuelo y nos vemos allí.
Cuando llegué al Local Sofía estaba esperándome fuera yo había traído mi coche. Y le comenté la situación.
-Hola Sofía, me han llamado del trabajo. Tengo que coger un vuelo a Roma, pero he pensado que te vengas conmigo y mientras trabajo puedes hacer turismo por allí.¿Que te parece?
-No, no es mucho dinero...
-Deja de preocuparte por el dinero. Puedo permitirmelo. ¿Te vienes entonces?
- Se me lanzó a los brazos.
Estaba preciosa y podía ver como le brillaban los ojos.
Aquel día llevaba la ropa que le compré, aquel abrigo tan elegante y unos zapatos finos de arreglar.
Cuando llegamos al aeropuerto cogí dos vuelos a roma de primera clase.
Al llegar allí me llamó María.
-Sí cariño, ya estoy en el aeropuerto. No te preocupes por nada, en unos días nos vemos, un beso.
-¿Era tu mujer?
-Sí, lo hemos arreglado.
-Me alegro mucho.
Pude ver en su mirada que no decía la verdad, no sé si era porque le sabía mal que siguiera sufriendo por ella. Pero no esperaba que le dijera que la había perdonado...

 ×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora