AQUELLA NOCHE

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Cuando pasé hacia dentro se pusó a temblar.
Era preciosa, tendría unos veinte cuatro años. Pero intentaba disimularlo con una peluca que llevaba puesta y mucho maquillaje, tenía unos ojos verdes oliva increíbles y una mirada penetrante, de esas que te rozan el alma.
Unos labios perfectamente marcados y muy rojos y una sonrisa encantadora.
Se notaba que no estaba allí por gusto, y que lo había pasado muy mal.
Se notaba que llevaba algo dentro que no me podía contar por miedo, o por si le pasaba algo y estaba deseando pedir ayuda.
Yo de alguna forma empecé a empatizar mucho más de la cuenta con ella, y es que de alguna forma, algo dentro de mí me pidió que aunque no fuera conmigo aquella situación si se había cruzado en mi vida era por algo. Y qué yo podía ayudarla.
Creo que aquella noche en realidad aunque yo necesitaba mucho la compañía, ella la necesitaba más todavía y aquella unión empezó a crear algo especial entre las dos.
Llevaba una peluca de color negro corta, las uñas con la manicura francesa que alguna la tenía rota, se notaba que no podía gastarse dinero en cuidarse en ella misma.
De ropa, no llevaba mucha, no sé cómo no podía tener frío, porqué en aquel lugar hacia un frío que pelaba.
Y de altura éramos prácticamente iguales, ella a lo mejor un poquito más baja.
Cuándo empezó a temblar, no articule palabra. Simplemente, la abracé y empecé a frotarle la espalda.
Ella me miró fijamente y se apoyo en mi, dejándose llevar por mis caricias.
Le puse mi chaqueta por encima, podía notar que estaba helada.
-¿Tienes frío verdad?
-Estoy mejor ahora gracias.¿No estás cómoda aquí, puedo notarlo.
-Hace mucho frío. No paras de temblar.
-Estoy acostumbrada, es algo normal. Por cierto, el hombre aquel ya se ha ido. Estás invitada a quedarte toda la noche,
pero cuando quieras puedes ya irte.
-¿Oye y si te vienes conmigo a un hotel? Lo pago yo todo.
-¿Estás segura que te quieres ir con una desconocida?
Estaba helada, por una noche quería que dormiera calentita y yo allí no me quería quedar, pero si tenía curiosidad por conocerla.
-Ademas sé de una tienda que abren toda la noche, podemos mirar algo de ropa. Tienes que pasar frío así.
-No tienes que preocuparte tanto por mi.
-Quiero hacerlo. ¿Entonces te vienes?
-¿Lo dudas?
Cuando salí de allí agarra de la mano de Sofía, todos nos miraban. Ella me agarró del culo y me guiño el ojo.
Cuando vio mi coche se quedó perpleja.
-Todavía no entiendo que haces aquí Looren.
-Es largo de explicar, sube.
Ese día había traído mi deportivo, con asientos de piel. Era mi coche preferido, y mi gran capricho, cuando estaba en aquel coche conduciendo todo lo malo desaparecía, me sentía viva con aquel coche.
Mientras conducía, empezó a ponerme la mano encima de una de las dos piernas.
-No te dicho que vengas para que hagas nada conmigo Sofía.
-No lo hago por eso, lo hago porqué quiero.
Cuando me dijó aquello, me quedé cortada y no sabía que responder. Así que seguimos calladas el resto del camino mientras con su mano me recorría la pierna. Y entre caricia y caricia podía notar como mi excitación aumentaba.
Cuando llegamos a la tienda de ropa empezó a probarse todo tipo de estilos.
Empezó a desnudarse delante mia y yo hice por girarme. Pero ella se negó.
-No te gires, no hace falta, no te preocupes.
Cuando se empezó a quitar la ropa y empecé a contemplar su cuerpo pude ver qué disfrutaba mirando. Esa cara de pilla.
-¿Has estado con alguna mujer Sofía?
Realmente no sabía porque le había hecho esa pregunta pero me apetecía saberlo.
-Sí, y me ha gustado mucho.
Yo me puse roja y esperé fuera del vestidor.
Cuando salió de allí, ella quería pagarlo todo, pero yo me negué y le pagué todo lo que llevaba.
De camino al hotel empezó acariciarme otra vez la pierna.
-Si te molesta que sea cariñosa, solo dímelo.
-Aunque no nos conozcamos, me siento muy cómoda contigo Sofía así que no te preocupes.
Cuando llegamos a recepción podía ver cómo la miraban con desprecio y eso me dolió mucho porque me fijé que ella se había sentido mal por ello. Y entonces la cogí de la mano y reservé una habitación dando por hecho que estábamos juntas mientras le cogía de la mano.
Ella me sonrió.
Cuando subimos a la habitación. Empezó a desnudarse, yo me quedé parada.
Sus pechos, eran perfectos redondos, bien puestos y de tamaño ideal, sus curvas maravillosas y una silueta espectacular, tenía algunas pecas y unos pezones duros de color oscuro, que me gustaban mucho.
Su coño era un venus perfecto, bien arreglado, con el pelo justo para que me diera morbo y no molestará.
Además lo tenía bonito, fino, sencillo.
Pero ya basta. No podía dejar de mirar su cuerpo.
No me esperaba nada de aquello, yo no le había dicho que se viniera conmigo al hotel para desnudarse, ni para mantener relaciones conmigo. Realmente quería hablar con ella y me apetecía una buena amiga.
-Me voy a duchar Looren y luego follamos si quieres.
-¡No quiero follar contigo! Solo quiero que hablemos...
-Ah vale, siento haber confundido todo...
-Tranquila, dúchate tranquila y ahora hablamos.
Mientras ella se duchaba yo empecé a tomarme una copa.
Aquella situación me había excitado tanto, que no pude evitar tocarme. Y empecé a pasar mi mano por mi clítoris...
Imaginarme a Sofía desnuda. Ver sus pezones duros, y ese culo redondo que era genial para cogerlo fuerte.
Cuando estaba muy excitada, salió Sofía y vió como me estaba masturbando. En aquel momento paré.
-No pares por favor. Déjame seguir a mi.
-No, tranquila. Ya acabo yo en el lavabo.
-Instito, déjame tocarte.
-No de verdad, no puedo...
-Pues nos tocamos a la vez.
Podía ver como bajaba una de sus manos por sus braguitas mientras que con la otra se apretaba los pezones.
El deseo de tocarme aumentaba y la excitación se aceleraba.
-Vamos déjate llevar Looren, sé más libre de lo que te apetece, cuando te apetece y no te sientas culpable.
Cuánto más se tocaba, más me excitaba y más confianza empecé a coger. Mi mano empezó a bajar por mi sexo, y empezamos a tocarnos a la vez.
Verla con aquella cara de deseo, verme deseándola me excitaba tanto, que era imposible de controlarlo.
Ella me miraba mientras se tocaba y disfrutaba al tocarse y yo cuánto más lo hacía más disfrutaba.
Sus dedos recorriendo su sexo, era tan liberador, como resbalaban con el flujo que recorría y manchaba toda su mano.
Sus gemidos eran tan placenteros, y verla disfrutar de esa manera, hizó que no tardará mucho tiempo, mientras me metía los dedos y me tocaba el clítoris, tuviera un super orgasmo de los que hacía mucho tiempo que no tenía.
Yo era una persona muy cerrada, nunca me había replanteado hacer nada de aquello, pero con Sofía me sentía como en casa. Y aunque suene sorprendente me gustó y mucho.

-Gracias Sofía, ha sido muy liberador.
-Gracias a ti, hacía tanto tiempo que no me sentía tan cómoda con nadie...
Después de corrernos juntas, la confianza entre nosotras aumentó.
Y me agarró por la espalda. Y mientras me tenía agarrada me dijo al oído.
-¿Me vas a contar que te ha pasado?
-Nos ponemos los pijamas y te cuento lo que quieras.
Cuando nos pusimos el pijama, nos servimos una copa.

Era tan sexy, me ponía tanto.
Pero yo no era una persona que le gustará tener sexo la primera noche, y aún así aquella noche ya me había dejado llevar más de la cuenta. La tensión entre nosotras era más que evidente.
Pero quería saber de ella y si no hablaba de mi, tampoco me iba a contar nada suyo, y es que Sofía se notaba que lo había pasado muy mal. Así que me decidí a hablar.
-Sé que pensarás que tipo de problemas puede tener alguien como yo.
-Yo no he dicho eso...
-Pero lo has pensado. Y es totalmente lícito. Pero la verdad que con mi pareja no estoy bien.
-¿Qué ha pasado?
-La he pillado follando con un tío y una tía en mi cama, y no es la primera vez.
O sea lo del tío sí, pero no engañandome vaya.
-¿Y qué es lo que quieres hacer?
-Ya no puedo perdonarla más, llevamos muchos años juntas y siempre ha sido igual.
-¿Para ti es importante el sexo?
-No lo suficiente
-¿Y para ella?
-Sí mucho.
-Pues ahí lo llevas, no soys compatibles. Yo creo que para ti no es que no sea importante es que no estás suficientemente abierta a investigar sobre ello. Pero bueno es un tema a parte, el caso es que con tu pareja no te ha salido serlo y eso es un problema. Porque no puedes ser feliz con ella.
-Lo sé, y es una mierda. Porque la quiero muchísimo, pero estoy cansada.
-Lo sé, es complicado cuando quieres a alguien.
-Además estoy en un punto en mi vida que no sé ni lo que me llena, he intentado aparentar tantos años algo que no era y querer tener cosas que realmente no me hacen feliz, que ya no sé lo que es tener ilusión por las cosas.
-Pues tienes que hacer un cambio de mentalidad. Un cambio de aires, de gente, salir, descubrirte a ti misma más. Volver a lo que antes te apasionaba, explorar más tú sexualidad, hacer cosas que nunca te atreverías hacer.
¿Si no para que vives?
-Tienes razón...
-Es que si te acomodas en una zona de confort y no buscas dentro de ti ni arriesgas, estás muerto en vida.
-Por lo que veo, tú no estás en una zona de confort.
-Yo no, yo puedo envidiarte un poco a ti, ya me gustaría tener un poco de tranquilidad como tú.
-Si quieres hablar conmigo, puedes hacerlo Sofía.
-Prefiero que no te involucres en mi vida personal, no quiero meterte en problemas.
-Pero me gustaría saber de ti.
-Déjame confiar y quién sabe si algún día pueda hablar más de mi.
Podía notar en su mirada que tenía miedo, los ojos llorosos y le temblaban las manos.
-Siento haberte hecho sentir incómoda.
Entonces la abracé, la rodee con mis brazos.
Y ella me abrazó a mi.
-Como muestra de confianza me quitaré la peluca.
Cuando se quitó la peluca y la vi al natural, me gustó más todavía, tenía una cara preciosa.
Se notaba que era más pequeña de lo que parecía.
-Solo quiero dormir abrazada y a tu lado Looren.
Aquellas palabras me tocaron el alma, así que la abracé y dormimos juntas mientras su pelo rozaba mi cara y sentía su aroma cerca mío.

 ×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora