Nosotras

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Cuando vi que no me contestaba Looren, empecé a preocuparme.
Cuando pasó una hora me llamaron del hospital.
Era la madre de Looren, había tenido un accidente muy grave y estaba en el hospital.
Yo estaba al lado de Sofía.
-¿Que pasa Xenia?
-Es... Es...
-Dime ¿Qué está pasando?
-Es Looren
-¿Qué le ha pasado? Mierda....
-Ha tenido un accidente con la moto y esta muy grave...
En ese momento se me desmayó en los brazos.
-Sofia por favor... No me hagas esto.
Estábamos en casa de Looren y la tumbé en el sofá.
Cuando se despertó pegó un salto.
-Mierda Looren.
-Te has desmayado, deberías quedarte.
-No, quiero ir vamos.
Cuando llegamos estaban allí sus padres y Rebeca.
Vinó su madre hacia nosotras.
-Gracias por llamarnos.
-No hay de qué. Bastante la he liado ya. Nos dijó su madre.
-¿Cómo está?
-Esta en coma, rezando para que despierte.
Sofía se vino abajo.
-Disculpar, ahora venimos vamos a tomar el aire.
-Tienes que relajarte.
-No puedo, si le pasa algo, no me lo quiero imaginar.
-¿Familia de Looren Ramos?
Fuimos corriendo.
-Looren se está despertando, pero no sabemos cómo le está afectando todo esto. Lo que si sabemos es que tiene dañada una parte del cerebro y es posible que no se acuerde de algunas cosas.
-¿Podemos pasar a verla?
-En un rato.
Yo estaba atacada y Sofía más. Necesitábamos verla, cuidarla.
Aunque por otro lado, la situación era incómoda, violenta. Teniendo a Rebeca al lado, podía ver como nos miraba con desprecio, con celos...
Cuando entramos Looren, estaba fatal. Y Sofía se volvió a venir a bajo. No nos conocía, pero nos dijeron los médicos que teníamos que tener paciencia.
A medida que pasaban los días, todo seguía igual.
Íbamos a visitar a Looren en el hospital y no nos reconocía, ni a nosotras ni a Rebeca.
Solo se acordaba de Maria. Tenía la memoria fastidiada y no recordaba los últimos meses.
Igualmente nosotras y Rebeca siempre íbamos a verla, siempre estábamos por ella y la cuidábamos. Y empezamos a llevarnos bien con su madre, con su padre a penas hablábamos.
Celebramos dos juicios más y acabamos ganándolo.
Yo me puse a trabajar en una cafetería y Sofía se vino a vivir conmigo.
Recuerdo la primera vez que lo hicimos.
Fué en el piso, estábamos rayadas viendo una película. Pero yo empecé a hacerle cosquillas. Ella me miró con cara picarona. Y me acerqué a sus labios... No pude evitarlo, llevábamos tiempo evitándonos, por Looren, por aquella situación, por todo en general.
Pero aquel día, su lengua empezó a jugar con la mía.
Su saliva y la mía se fusionaron. Y entre juegos de lengua y besos apasionados, empezamos a desnudarnos.
Sus pechos encima de los míos, sus pezones duros rozando junto a los míos.
Y unas bragas de encaje que llevaba que empecé a lamer mientras se las quitaba.
Era tan sexy, el deseo de tenerla entre mis piernas mientras me lo lamía con pasión y yo gemía como una perra.
Mientras le apretaba con mis manos, para que me lo comiera con más fuerza.
Y luego cuando me corría en su boca, empece a meterle un vibrador mientras le lamía el clítoris y se corría también en mi boca.
Fué todo demasiado rápido, pero es que tampoco acabábamos de estar bien para tener algo serio.
Y ninguna de las dos dejaba de pensar en Looren.
Pasaron varios meses y Sofía empezó a trabajar en una librería.
Podríamos decir que éramos folla amigas, vivíamos juntas, follábamos cuando nos apetecía, pero no teníamos nada pactado.
Cada día íbamos a verla y le recordábamos todo lo que habíamos vivido.
Teníamos la esperanza de que algún día se acordará.
Cuando le dieron el alta, si madre se dió cuenta que con nosotras era feliz y Rebeca quería que se fuera a vivir con ella. Pero nosotras nos negamos en seco.
Y a su madre le pareció buena idea que se viniera con nosotras.
Uno de los días, estábamos dispuestas a salir a tomar algo. Y Looren todavía no caminaba bien del todo y tropezó escaleras a bajo.
Yo me cabree muchísimo y Sofía conmigo.
Acabamos yendo al hospital.
Y cuando Looren se despertó, dijo nuestros nombres.
Aquel golpe le había hecho recuperar la memoria.
-¿Por qué me miráis con esa cara? Nos dijó.
-Te tenemos que contar muchas cosas. Le dije.
Cuando llegamos a casa le explicamos todo lo que había pasado y que no se acordaba de nosotras ni de Rebeca.
Le dijimos que todo este tiempo habia estado yendo al hospital.
Qué se merecía alguna explicación.
-Ya chicas, pero no sé qué decirle... Yo no tengo claro mis sentimientos.
-Deberias decírselo Looren, por si bien...
-¿Oye vosotras dos estáis juntas?
-Bueno algo así...
-¡Ay cómo me alegro!.
Nos abrazó y las tres nos miramos los labios, se notaba el deseo que nos recorría a las tres, la excitación en la mirada. Las ganas de todo.
Empezamos a mirarnos otra vez los labios.
Y ahí surgió todo.
Yo besé a Looren y Sofía me besó a mi, Looren empezó a besar a Sofía y luego nos besamos las tres.
Cuánto más nos besábamos más nos excitabamos. Me encanta ver cómo se besaban ellas mientras me tocaban, Looren me tocaba los pechos y Sofi el culo.
Seguidamente me comía el cuello Sofia mientras Looren y yo nos comíamos la boca.
De ahí pasamos a desnudarnos.
Y mientras Sofi y Looren se besaban y tocaban yo empecé a lamerle el clítoris a Looren. Ella entre gemidos podía disfrutar de placer, y Sofía y yo también, al verla disfrutar.
Las primeras veces que lo hicimos se nos hizo de lo más extraño y cuántas más veces lo hacíamos más sencillo nos parecía.
Con el tiempo conseguimos que se olvidará de Rebeca y aunque tuvimos nuestros baches, conseguimos formar nuestra relación a tres. Y aunque para muchos es poco probable que funcione con nosotras lo hizó.
Yo jamás me imaginaba una relación de tres e imagino que Sofía y Looren mucho menos.
Pero el caso es que fuimos muy felices y aunque a veces era difícil de explicar que tenía dos novias, al final lo que nos hacía felices a las tres era lo nuestro.

Fin

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 ×∆ ᴍɪ ᴄʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ᴄᴏᴍᴘᴀÑÍᴀ ×∆ ᴇꜱᴄᴏʀᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora