2. Maldito Engreído

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MADDISON EVANS

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MADDISON EVANS

Al estar allí parada, visualizo a los cuatro jueces que están sentados, dos chicas y dos chicos incluyendo a Darrigan. Solo conocía una chica, Kate, la que fue la mano derecha de mi abuelo. Y sé que ella me conoce perfectamente, pero sabe que, si mi padre me logra ver aquí, me mataría viva.

—Darrigan, aún no comienzan las audiciones—menciona Kate.

—Ella será la excepción—toma asiento justo al lado del otro chico—Necesito ver sus capacidades.

Rodeó los ojos

—Darrigan...

—Será rápido, Kate, no te preocupes.

—¿Cuál es tu nombre? —pregunta la chica rubia que está al lado de Kate.

—Maddison Clark.

Claramente si digo el Evans sería bastante sospechoso que la nieta del dueño estuviese aquí.

—Muéstranos, ahí está el libreto—menciona Arthur entrelazando sus dedos.

Tomé aire y comencé a leer el libreto con todo el sentimiento que me transmitía la escena. La escena es de una muerte de un ser querido, al leer las líneas volví al pasado cuando me llamaron de urgencia para decirme que mi abuelo había muerto, fue tanto mi impacto que terminé en estado de shock los dos días del velorio...

La verdad es que no tengo nada de experiencia en esto de la actuación, ya que jamás me dediqué exactamente, solo que tomaba los cursos de mi abuelo que le hacía a su elenco (los cuales eran todos los días de la semana excepto los domingos) como mi padre se la pasaba en el despacho yo me quedaba con él. Así que se podría decir que se me quedaron cosas de esas clases.

Al terminar de leer el guion miro pequeñas lagrimas que brotaron de mis mejillas.

Miro al frente y observo a todos de pie aplaudiéndome. Hago una reverencia en señal del respeto mientras le guiño un ojo a Arthur que está sentado en su mismo asiento sin mostrar ninguna emoción.

Bajo las escaleras del teatro para salir lo antes posible, antes de que me vaya, siento que me toman la mano y al girarme miro a Arthur.

—Suerte para principiantes.

—No tengo porque demostrarte nada. Si tú la quieres llamar suerte, es tu opinión, pero yo la llamaría experiencia.

—Estas muy segura de tus capacidades, no te confíes, Maddison.

Cuando por fin me suelta, doy la media vuelta para largarme de una vez por todas del teatro, sé que tenía pendiente ir a hablar con mi padre, pero no me podría quedar que ese chico me ganara en lo que decía, mi orgullo es más grande que mis compromisos así que me quedo tranquila porque sé que lo dejé con la boca abierta.

Todo Para Que Seas FelízDonde viven las historias. Descúbrelo ahora