MADDISON EVANS
—¡Darrigan! Mio Dio! Te l'ho detto tutta la mattina! Estas empezando con el pie izquierdo y tienes que comenzar con el derecho. ¡De nuevo! Ognuno alle sue posizioni!
Y así es, llevamos toda la noche tratando de ensayar el baile principal que tendrán los protagonistas de la obra, pero parece que alguien no sabe bailar en pareja.
Mis pies están tan cansados que se pueden romper con otro ensayo más, se supone que esto es lo más importante de toda la obra y por ese motivo Shorty contrató a un coreógrafo italiano que es muy bueno en realidad, y sobre todo tiene demasiada, pero demasiada paciencia.
Arthur y yo no hemos tenido tiempo de hablar sobre el incidente en su habitación, pero hay varias escenas que he estado hojeando del guion y veo que hay escenas de interacción corporal como besos y caricias. ¿Como carajos voy a olvidar todo lo que pasamos? Jamás podré olvidar como sus manos tocaban mi cuerpo con desesperación, escuchar sus jadeos de placer en mi oído, me sentí como nunca me había sentido en mi vida. Y no quiero apartarlo con mis dudas, ni mucho menos hacer el ambiente incómodo.
—Lo avevi già capito?—le dice a Arthur.
—Ho capito, spero di non sbagliarmi—contesta él.
Me quedo con la boca abierta al escuchar su precioso acento italiano. Maldita sea, hasta por respirar me quedo maravillada de él. No me voy a ilusionar, no quiero hacerlo y sobre todo me niego a hacerlo.
—Vamos, Evans. Para ya dejarlos descansar—me dice Shorty tras mío.
Le sonrío caminando a donde esta Arthur practicando sus pasos.
—No sabia que hablabas italiano—al instante que comienza a sonar la música, me toma de la cintura.
—Se muchas cosas que tú no sabes, muñequita.
—¿Ah sí?—reto comenzando a bailar a sintonía de la melodía—Yo también se muchas cosas que tú no sabes.
—Me muero por descubrir esas cosas...
Solo sonrío centrándome en los pasos que tengo que hacer para el baile. Se supone que en este tipo de bailes el chico tiene que mover a la chica, tiene la batuta en el escenario. Y no saben lo satisfactorio que es bailar con alguien que sabe lo que hace.
La música comenzó a llenar la habitación, envolviéndonos en su melodía mientras nos mirábamos el uno al otro con una sonrisa cómplice. Tomé su mano con ternura y nos acercamos, sintiendo el calor de su cuerpo junto al mío mientras empezábamos a movernos al ritmo de la canción. Cada paso era como una declaración de amor, cada giro era un momento de conexión más profunda. Nos perdimos en el baile, dejando que nuestras emociones hablasen a través de nuestros movimientos, compartiendo risas, susurros y miradas que decían más que mil palabras. En ese momento, éramos solo nosotros dos, unidos por el lazo del amor y la magia de la música.
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Todo Para Que Seas Felíz
Teen FictionCuando Maddison lo conoció jamás creyó que su corazón llegaría a sentir tantos sentimientos por él. Le dió su vida, le dedicó más tiempo a él que a si misma, le entregó la pureza del amor. La pregunta aquí es: ¿Todo lo que formaron juntos fue por cu...