☃️2. Regalos peligrosos☃️

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Camelia

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Camelia

—Entonces, ayúdame a encontrar un regalo, que no cause el fin del mundo —dije soltando su mano después de arrastrar a Olwen a la tienda más cercana.

Olwen Ivar, dice ser un ángel de nieve, para ser exacta mi ángel de nieve.

Todo comenzó el primer día de diciembre de este año, cuando un chico de ojos marrones brillantes como el chocolate y cabello negro corto rizado, llegó a la puerta de la casa familiar que compartíamos los Iclyn por las fiestas.

Mi familia se había reunido como cada año en la casa de los abuelos y pasaríamos juntos todo el mes hasta la esperada fecha festiva de Navidad. Aquel día estaba sentada en el mueble de la sala preparando una lista con los regalos, que compraría para todos, pero justo antes de terminar me levanté para abrir la puerta.

Grave error, ya que ahí afuera, parado y con unas alas resplandecientes, formadas por magia de hielo, se encontraba Olwen. Él fue enviado por parte de los Ángeles de Nieve, una guardia especial del imperio conformada por magos de hielo de alto nivel, que tenían la misión de proteger el reino durante las festividades de diciembre.
Y es que en el imperio Blaze, especialmente en la capital Khione, el día de Navidad es una festividad tan importante como el nacimiento del imperio, se celebra con festivales, pasacalles, ferias y todo tipo de actividades, es incluso un día más conocido e importante que el propio día de fundación. Todo se debe a una tradición que remonta generaciones, desde la llegada de un salvador a nuestro mundo. Mi padre es historiador, por lo que mi familia es especial y particularmente más apegada a las tradiciones que conllevan la Navidad.

Los Iclyn hemos sido respetuosos, correctos y cuidadosos cada año para celebrar las fiestas. Jamás imaginaríamos que un miembro de nuestra familia se vería involucrado en un accidente navideño ese año. Y nadie menos imaginó que yo sería ese miembro de la familia. Según la profecía que recibieron los Ángeles de Nieve, yo sería la causante de un gran desastre navideño ese año y todo por culpa de un obsequio que todavía no había comprado.

—Mi misión es vigilar a Camelia y ayudarla, este año me encargaré de la seguridad de sus regalos navideños —explicó Olwen a mi familia.

—Santo cielo, ¿cómo es posible que un regalo cause tantos problemas? —preguntó mi madre.

—Aún no lo sabemos, la profecía de este año fue un poco más ambigua de lo esperado. Lamento causar molestias a su familia este año —se disculpó realmente apenado.

No estaba molesta por más que mi cara pudiera aparentarlo, solo me sentía un poco incómoda. Después de todo ese era el trabajo de Olwen, no debía importarme tanto que nos advirtiera, pero lo que vino después, eso si que me enojo un poco.

—Es por eso que estaré al lado de Camelia a partir de ahora. No se preocupen la protegeré y me aseguraré que no cause tal accidente el día Navidad —aseguró Olwen con una sonrisa llena de confianza.

—Eso será de mucha ayuda, gracias. Eso es genial, ¿verdad, hermanita? —intervino mi hermana mayor guiñando el ojo.

—No, ¿quién dijo que necesitaba una niñera? —reclamé de inmediato.

—¿Niñera? —se preguntó él como si no supiera a lo que me refería.

—Lia no es para tanto —respondió mi hermana.

—Es cierto, hija. Recuerda que Olwen es un ángel de nieve, podemos confiar en él, solo quiere ayudar —me explicó mamá y eso me dejó sin argumentos para oponerme.

—Está bien, entiendo, pero no me gusta que alguien me este vigilando todo el tiempo —condicioné.

—Por supuesto, solo te acompañare cuando desees comprar los obsequios. Me aseguraré que todo pase el control de seguridad para que no hayan problemas —explicó dejándome un poco más tranquila.

—De acuerdo, discúlpame por lo de antes y gracias por haber venido hasta aquí —agradecí por su cortesía.

Cualquier otro ángel de nieve nos hubiera citado y hecho ir a la torre de magia helada al otro lado de la ciudad. Probablemente también me habrían encerrado ahí hasta que pasará la Navidad, de esa forma hubiera sido más fácil evitar que causará los problemas de los que hablaba la profecía. Sabía muy bien lo rectos e inflexibles que eran los guardias bajo el título de Ángeles de nieve, así que no podía quejarme mucho cuando veía a Olwen ser tan cordial y amable con nosotros. Los ángeles de nieve no son malos, solo demasiado estrictos, sin embargo, Olwen no parecía del tipo estricto. Al menos hasta ese momento, era lo que pensaba de él. Todavía me molestaba que me siguiera a todos lados cuando iba de compras, pero después de siete días me acostumbré a su compañía, a la vez aprendí muchas cosas sobre él y eso nos acerco un poco, hasta podría decir que nos volvimos amigos rápidamente. Aunque, bueno es algo complicado.

Lo que me trae devuelta al presente, cuando escogemos un obsequio de la sección escolar, para que sea el regalo de mi primo que el próximo año pasará a segundo de primaria.

—¿Qué te parece un juego de colores? —pregunté sosteniendo una caja llena de ellos.

Tenía al menos veinticuatro lápices, pero lo que más me atrajo de la caja fue su colorido diseño y que tenía el dibujo de uno de los personajes favoritos de mi primo.

—No lo sé, tienen la punta afilada. ¿Qué pasaría si se pincha un ojo, un dedo o los tira por el suelo y hace que todos resbalen con ellos? —Olwen empezó a imaginarse el peor escenario posible.

—¡Qué pesimista eres! Eso no pasará, es un niño grande y es cuidadoso con sus cosas. Además sé que le gustará tanto que los asesorará —asegure, determinada a que él no me venciera esta vez.

—También podría perderlos en la escuela, ¿qué pasaría  si los atesora tanto que se vuelve un rebelde al perderlos? Creo que él llevaría una vida de maleante, seguiría ese camino y luego…

Por un momento deje de oírlo para volver a colocar la caja donde la encontré, dándome por vencida. No sé a donde nos llevaría esa historia, pero ya sabía lo exagerado que Olwen podía ser.

—…Finalmente él acabaría en prisión —terminó de hablar.

—No sé cómo, pero lograste lo imposible, ¿cómo puede una caja de colores llevar a alguien a la cárcel? Olvídalo no quiero escucharlo de nuevo, vamos a ver los juguetes para mi sobrina —sugerí saliendo de la peligrosa sección escolar de la tienda.

Continuará…

Continuará…

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