☃️17. Muérdago☃️

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Camelia

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Camelia

Tras la segunda historia navideña logré escabullirme fuera de casa para buscar a Olwen. Por suerte para mí, él no estaba muy lejos.

Lo encontré sentado en el pórtico, todavía tomando la taza de chocolate caliente que le dio mi abuela. Quería molestarlo un poco e insistir por su respuesta, pero cuando vi que ya habían puesto el muérdago en la puerta de la casa, decidí hacer la broma un poco más pesada de lo planeado.

—¿Qué haces aquí? —pregunté tomando asiento a su lado.

—Solo pensaba en vigilar el establo. Quizá el zorro quiera hacer de las suyas, desde aquí puedo verlo —se excusó nuevamente.

—Ya veo. ¡Oh, mira es un muérdago! —señalé sobre nosotros.

Era hora de poner en marcha el plan de molestarlo.

—¿Eso significa…

—Sí, es parte de las tradiciones —aseguré.

—Pero, no tenemos que hacerlo sino quieres.

—¿Lo olvidas? Soy una Iclyn, la familia que generación tras generación a seguido las tradiciones navideñas —afirmé para que no pudiera escapar.

—Pero…

—Sin peros, solo hazlo y ya —dije segura de que un abrazo no lo mataría.

—Entonces, lo haré primero —respondió antes de acercarse con cautela.

No entendía porque un abrazo lo ponía tan nervioso, pero entendí todo cuando sus labios estuvieron sobre los míos un par de segundos después.

En la tradición antigua el muérdago significa que una pareja que se paraba debajo debía darse un beso, pero en la tradición familiar y ya que en su mayoría la casa estaba llena de parientes, la tradición era darse un abrazo. Es por eso que me sorprendió tanto que sus labios estuvieran sobre los míos.

—Mikel, espérame —escuché a Kimi pasar corriendo junto a Mikel.

Rápidamente me alejé de Olwen, pero note que ninguno de los dos sabía hacia donde mirar.

—¡Ah! Ya pusieron el muérdago —renegó él y volvió a la entrada.

—Abrazo…

—Palmada… Listo, vamos a jugar —dijeron a unísono para ir hacia el patio cerca a la entrada.

—Entonces, ¿se trataba de un abrazo? —preguntó Olwen en voz baja, era claro su nerviosismo por lo que pasó. Su mirada estaba a un lado y no fija a mí.

—Sí, esa es la tradición cuando se trata de una casa familiar… —respondí con el calor subiendo por mis mejillas—. Además se supone que un beso solo se da entre parejas —añadí en voz baja para levantarme e ir hacia el establo.

No tenía la mente clara y solo quería evitar tener que dar más explicaciones. Primero aligeraría mis pensamiento y luego podría volver a ver a Olwen sin que mi cara pareciera un tomate.

Continuará…

Continuará…

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