Capítulo XIV

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Tan pronto JongIn alertó a los demás, el ruido ensordecedor de la alarma de incendios sacudió el edificio. Kyungsoo lo observaba con los ojos bien abiertos, visiblemente asustado.

– Tenemos que irnos de aquí ahora – indicó JongIn con urgencia, acercándose a la secretaria de Seo que permanecía en el sofá con los ojos desorbitados y llenos de lágrimas. La mujer se sobresaltó cuando JongIn guardó la pistola en su pantalón y rápidamente deshizo sus ataduras. – Ven – dijo él, tomando de nuevo la pistola y llevándola fuera de la habitación una vez que Kyungsoo se unió a ellos.

Al salir de la oficina de Seo, JongIn soltó a la mujer y le señaló las escaleras.

– Eres libre – dijo. La mujer no esperó que lo repitiera dos veces antes de salir corriendo escaleras abajo, dejando a JongIn y a Kyungsoo solos en el pasillo. JongIn miraba a los lados, pensando que los guardias no tardarían en llegar para evacuar al señor Seo de su oficina. Ellos estarían rodeados en pocos minutos.

– JongIn – susurró Kyungsoo con incertidumbre, su cuerpo tenso y alerta junto al suyo.

– Ven conmigo – JongIn le guió, empujándole dentro del ascensor una vez que las puertas se abrieron. En medio de un supuesto incendio, nadie usaría los ascensores. Llevando su mano a su oído, JongIn presionó el comunicador. – Sehun, Krystal, ¿cuál es su posición? – preguntó, pero no obtuvo respuesta, lo que lo hizo sentir más frustrado y preocupado.

¿Cómo no había notado desde un principio lo fácil que estaba resultando todo? La falta de seguridad en la última planta del edificio, donde se suponía que estaba la oficina del jefe, debía haber sido alarmante.

La mano de Kyungsoo tocó su brazo, haciendo que JongIn girara para encontrar su mirada. Los ojos del bajito buscaban transmitirle seguridad a pesar del temor que evidentemente sentía.

JongIn agarró su mano, apretándola con la intención de infundirle la misma confianza. Él se aseguraría de sacar a Kyungsoo de este lugar sin un solo rasguño.

***

El ascensor se detuvo abruptamente en el tercer piso, sus puertas se abrieron como por voluntad propia. JongIn se giró, apuntando su pistola hacia el exterior cuando el pasillo se hizo visible. No había nadie, ni siquiera a los alrededores, probablemente porque todos habían evacuado el edificio por el supuesto incendio.

JongIn percibió pasos provenientes de las escaleras, así que, en un gesto apresurado, abrió la primera habitación que encontró y se escondió en el lugar con Kyungsoo, cerrando la puerta desde adentro por si acaso.

Estaban metidos en un buen lío, y ni siquiera tenía noticias de Krystal o Sehun.

Mirando a su alrededor se dio cuenta de que estaban en una oficina y había una ventana. JongIn corrió hacia ella para mirar al exterior. La altura era demasiado peligrosa para saltar; ellos seguramente morirían si saltaban desde ahí. Tenían que buscar otra solución.

Observando nuevamente la oficina, JongIn buscó todo lo que pudiera ser de utilidad para ayudarles a salir del aprieto. Fue entonces que su mirada captó los cables de las computadoras.

– Ayúdame a conseguir todos estos cables – indicó a Kyungsoo, acercándose a una computadora y arrancando el cable que la conectaba al enchufe de electricidad.

Kyungsoo no entendió bien el objetivo de los cables hasta que vio a JongIn detenerse junto a la ventana y atar los cables hasta tener una especie de soga gigante. – No puedes estar pensando seriamente bajar en eso – dijo Kyungsoo, demasiado sorprendido para creerlo. Pero el moreno no le hizo caso, concentrado en atar cada cable con determinación. – ¡JongIn! ¿Estás loco? –

The target's guardian - Kaisoo -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora