Capítulo XI

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Kyungsoo no supo exactamente por cuánto tiempo estuvo vagando sin rumbo por el bosque, pero parecían haber sido horas cuando el sol comenzó a ponerse. Sus piernas ya estaban adoloridas de tanto caminar en busca de la casa donde había dejado a JongIn, pero después de intentar distintas rutas sin éxito, no había logrado encontrarla. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y su cuerpo se sentía caliente después de haber sido empapado por una lluvia repentina que había dejado sus ropas completamente mojadas.

Todo estaba yendo mal, y el hecho de no haber encontrado a JongIn en tanto tiempo le hacía sentir un dolor intenso en su pecho que no se aliviaba con nada.

Solo necesitaba saber que JongIn estaba bien.

Colapsando junto a una enorme roca, se recostó contra ella y masajeó sus muslos mientras sollozaba, sintiendo que sus pies ardían después de las horas que había pasado caminando. Sabía que debía dejar de llorar, su garganta estaba completamente seca y no tenía agua consigo, pero tampoco podía controlar su cuerpo en este momento.

¿Por qué JongIn estaba tardando tanto? ¿Habría muerto en ese tiroteo?

Nunca se lo perdonaría a sí mismo, después de todo, fue él quien de forma estúpida había revelado su ubicación y por eso los habían encontrado.

Solo pensar en ello le provocaba náuseas; su piel se volvió repentinamente fría a pesar de la fiebre, y le resultaba difícil respirar. Estaba teniendo un ataque de pánico.

No era algo nuevo para él. Había leído muchas veces en Internet sobre el trastorno de estrés postraumático. Todo se había desarrollado como consecuencia de la tragedia de sus padres, y desde entonces había experimentado ataques de pánico cada vez que pensaba en lo solo que se encontraba en el mundo. Sin embargo, la llegada de JongIn a su vida había reducido considerablemente esos ataques, probablemente porque su mente lo percibía como una persona de confianza que lo cuidaba y que siempre estaría a su lado.

Pero JongIn no estaba allí ahora... JongIn podría haber muerto intentando salvarlo...

No, JongIn estaba bien. Tenía que calmarse y tratar de salir de ese estado para ponerse de pie e ir a buscarlo.

Kyungsoo se acurrucó más contra la roca, cerrando los ojos y respirando profundamente, concentrándose en que JongIn estaba bien y que pronto vendría a envolverle en sus cálidos brazos para llevarle a un lugar seguro.

Le costó mucho esfuerzo enfocar sus pensamientos en eso y liberarse de las sombras que acechaban su mente, pero finalmente, después de algunos minutos, logró calmarse. Suspiró profundamente y, con cuidado, se puso de pie, tambaleándose un poco debido al agotamiento y lo enfermo que se sentía.

Si lograba llegar al sendero al final del bosque, podría dirigirse al pueblo más cercano. Tal vez JongIn había ido en esa dirección y lo estaba esperando allí. Aferrándose a esa pequeña esperanza, Kyungsoo siguió caminando a pesar de que sus piernas parecían ancladas al suelo por lo difícil que era avanzar. A él no le importó, su determinación era mucho más fuerte que la sed, la fiebre y el agotamiento físico.

En algún momento del camino, escuchó pasos detrás de él que le hicieron alarmarse y correr sin siquiera mirar atrás. Pero Kyungsoo no tenía fuerzas para correr y terminó tropezando, siendo sostenido unos segundos antes de que su cuerpo colapsara en el suelo.

Alguien le volteó, sujetándolo de los hombros mientras le hablaba y lo examinaba con la mirada.

Kyungsoo no podía ver ni escuchar. Estaba tan agotado que su visión se encontraba completamente borrosa y sus oídos molestaban incómodamente por la temperatura de su cuerpo.

The target's guardian - Kaisoo -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora