Mi destino

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(Pov. Kinn)

No todas las familias son iguales, algunas guardan secretos que tienen que mantener a salvo para poder sobrevivir. Mi familia no era la excepción, había condenado mi destino y felicidad porque en algún momento a un ancestro mio se le ocurrió hacer un pacto con tal de prevalecer el poder. No existen muchos como nosotros en el mundo por eso era imperativo protegernos, mi familia era una de las pocas cambia formas de gran lobo que quedaban en el mundo.

Como tal, ser un gran lobo traía mas ventajas que desventajas; todos mis sentidos eran superiores a los de los humanos normales, una fuerza superior y una esperanza de vida mas larga. A niveles generales parecía que todo era bueno, pero al igual que mis emociones mis sentimientos y emociones eran mas fuertes. Cuando lograba amar a alguien, estos sentimientos podían ser tan avasalladores que podían acabar conmigo si esos sentimientos no eran correspondidos o sufría de alguna traición.

Pero, aunque podía llegar a amar a mas de una persona en la vida, los grandes lobos nacíamos con una pareja destinada que muy rara vez lográbamos encontrar. Según lo que había escuchado, tu mente se nubla el día que conoces a tu pareja, es como si un lazo se te uniera a ella y te arrastra para que no puedan alejarse. Tienes una sola pareja, un solo destino y es y tú deber proteger de esa persona sin importar que suceda, sin importar tú...garantizar su seguridad y felicidad importaba más que cualquier otra cosa.

Mi lobo nunca se había despertado por nadie, aunque por un momento reacciono cuando encontré a Porsche, había algo en el que me atraía y no entendía muy bien que era, Porsche no era como las personas que me solían gustar. Me acerque a él y eventualmente enamore de él porque era una persona maravillosa y guerrera pero dentro de mi sabía que él no era mi destino.

Había asumido que nunca encontraría mi complemento perfecto y no me importaba porque tenía a Porsche, pero luego Porsche también se fue dejando mi alma solitaria, Porsche casi me mata con su adiós, pero eventualmente me recupere, asumí que mis sentimientos por él aun no eran tan grandes. Sin embargo, sentía culpa por lo que le paso y esa misma culpa me impulsaba a buscarlo, quería que estuviera bien y a salvo porque fue mi culpa todo lo que sucedió.

Pero en mi búsqueda de Porsche sentía que estaba buscando algo mas no entendía muy bien de que se trataba, pero algo en mi creía que si me acercaba a él encontraría lo que mi alma tanto estaba buscando. Mi búsqueda aun así no llegaba a ningún lado y después de meses de haber barrido todos los lugares posibles no encontré a Porsche, así que me resigne y comencé a vivir como antes de él de nuevo, cuando me resigne a no encontrarlo y con ello me resigne a encontrar lo que mi alma tanto quería fue cuando me sentí hueco de verdad.

Mi actitud luego de eso me genero muchos problemas y luego de un trato que salió mal, quede mal herido y mi nuevo grupo de guardaespaldas muertos. Pensé que moriría en las calles, pero de alguna forma desperté rodeado por un hermoso delicioso aroma a coco que me producía una sensación de confort única. Mi mente estaba tan nublada y era una sensación similar a la que me producía mi ex guardaespaldas, pero magnificada que pensé que se trataba de él. Grande fue mi sorpresa al recuperar la conciencia y darme cuenta que aquella persona que producía tales emociones en mí no era otro que su hermano menor, Porchay.

Cuando lo conocí fue como si todo el mundo hubiera cobrado color, como si mi vida hubiera cobrado sentido, como si mi alma tan solo con su presencia al fin se sintiera completa. Quería quedarme con él, cuidarlo, protegerlo y amarlo; todo era tan confuso y tan intenso que fue demasiado, tuve que escapar de él antes que mi parte animal tomara control de mi cuerpo y reclamara a Porchay como su pareja. Aun así, aunque estaba de lejos, podía sentir aquel lazo del que tanto me habían hablado jalándome a él.

Me costo dos días recuperarme por completo para al fin poder verlo con la seguridad de que no le haría nada, aun estaba afectado por él, pero me sentía mas en control. No sabia como permanecer en su vida y ayudarlo a cumplir uno de sus sueños fue la forma perfecta de hacerlo. Al igual que yo Porchay tenia un justo musical muy grande, pero por diversas cuestiones del destino tuvo que dejar de lado la música.

Conforme lo fui conociéndolo fue imposible no enamorarme de él, Porchay era una persona tan encantadora e inocente. Adoraba su sonrisa, su risa y el brillo en sus ojos; me gustaba tocar sus manos, sus mejillas y abrazarlo, moría por besar sus labios, pero no quería asustarlo. No sabía como él se sentía respecto a mí, no sabía si algún día podría llegar a ser correspondido.

La noche en que entro a la universidad y me regalo aquella pulsera, que ahora usaba todos los días y protegía con recelo, me debatí internamente tantas veces y le dije que se fuera a dormir antes de que hiciera algo que pusiera en peligro el hermoso lazo que estaba formando con él. Aunque no se lo dije abiertamente el día siguiente preparé una cita entre los dos que estaba yendo tan bien. Compartimos un rico desayuno; dimos un paseo en el yate familia donde lo pude sujetar entre mis brazos y abrazarlo por la cintura mientras bailábamos; y pasamos la tarde en mi estudio en donde toqué una hermosa canción en piano que llevaba tres meses practicando para él y él me compartió una composición que estaba haciendo.

Había estado todo el día jugueteando y tanteando terreno, y cuando estaba a punto de aventurarme a besarlo, nuestros rostros estaban tan cerca que casi podía sentir su aliento sobre el mio, acaricie lentamente su mejilla mientras él se reía, lo iba a hacer cuando uno de mis guardaespaldas me interrumpió por una llamada de mi padre.

-Ellos saben de él. - dijo mi padre apenas conteste. - Saben que encontraste a tu destino. 

Fue una charla algo corta pero muy clara respecto a mi pequeño, mi padre decía que había llegado una amenaza en su nombre. Sentí mi corazón detenerse cuando mi padre dijo su nombre, había sido muy cuidadoso de cubrir mi rastro, me dijo que lo llevara a la casa hasta que todo se arreglara.

Parte de mí no entendía por qué mi padre estaría preocupado por mi pequeño como para darle protección, pero quería ponerlo a salvo y luego me encargaría de aquellos que se habían atrevido a amenazarlo. Al volver con él no pude evitar abrazarlo con fuerza, nunca iba a permitir que nadie lo toqué. Encontrarlo fue tan duro y ahora que me acostumbre tanto a tenerlo, no podía imaginar cómo sería mi vida si algo le pasara.

-¿Esta todo bien?

The story of us (KinnChay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora