Cita medica

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Al despertar, sentí unos brazos rodeando mi cintura y un suave aliento en mi nuca. Con cuidado, me giré y me encontré con mi Samoyedo. Noté unas pequeñas ojeras debajo de sus ojos mientras acariciaba suavemente su rostro; aún debía de ser muy temprano, pensé al ver que el cielo seguía oscuro.

Así que me abracé a Kinn y cerré los ojos de nuevo, permitiendo que su calor me envolviera y me ayudara a recuperar el sueño. Al despertar, sentí unas suaves caricias recorriendo mi espalda. Sin pensarlo, apoyé mi cabeza en su pecho, disfrutando de la tranquilidad del momento. Escuché una risa suave escapar de sus labios, una melodía que llenó de calidez mi corazón y me hizo sonreír.

-Ya es tarde cariño. – susurro contra mi oído antes de dejar un suave beso en mi mejilla, abrí mis ojos encontrándome con su sonriente rostro y no pude evitar acercarme para besar sus labios, él me pego más a su cuerpo. – Te extrañe mucho. – susurro contra mis labios, yo solo me reí, aunque entendía a la perfección el sentimiento.

-Fue menos de un día. – dije divertido, adoraba la sensación de despertar entre sus brazos con nuestras piernas entrelazadas y dándonos cortos besos en los labios o solo frotando nuestras narices, justo como estábamos haciendo ahora.

-Aun así te extrañe bastante, a pesar de que podía sentirte por el vínculo, extrañaba tenerte entre mis brazos...¿No me extrañaste acaso? – pregunto acusatoriamente, yo asentí antes de volverlo a besar, esta vez fue un beso más largo que nos condujo a hacer el amor lentamente aquella mañana.

No nos queríamos levantar, pero la vida de adulto reclamaba a Kinn y refunfuñando tuvo que levantarse para empezar el día, aunque siendo honesto no tenía mucho que hacer hasta la tarde que era mi cita médica también me levante. Desayunamos en compañía de su padre, ya que misteriosamente Khun y Arm no aparecieron, Khun Korn me dio esa mañana la bienvenida oficial a la familia.

Aunque sabía que le agradaba estaba feliz de que me aceptara como la pareja de Kinn, mi samoyedo estuvo nerviosos durante toda la conversación, así que tuve que tomar su mano para tranquilizarlo. Acompañe a Kinn durante la mañana mientras revisaba algunos contratos, aunque no entendía muy bien de que se trataba todo, le ayude a redactar algunas cosas.

Me di cuenta que era un trabajo muy complicado que estaba haciendo él solo y me prometí que lo ayudaría a aligerar aquella carga. Ahora que empezaría la universidad, aunque estudiaría música me aseguraría de tomar algunas clases relacionadas a administración y contabilidad, quería hacer lo posible por ayudar a Kinn.

-¿Seguro que no estas aburrido? – me pregunto sacándome de mis pensamientos, voltee a verlo y negué.

-Me gusta estar contigo, así no entienda del todo esto. – dije pensativo.

-Escuche que en la tarde tienes una revisión médica con el especialista de la familia.

-Si, quieren ver que mi desarrollo este yendo por buen camino.

-¿Cómo te sientes al respecto?

-Extrañamente tranquilo, creo que, aunque nunca imagine que algo así sucedería, me alegra que haya sido contigo. No puedo imaginar pasando por algo así con otra persona que no seas tú.

-Yo me alegro de haberte encontrado y que sea contigo con quien estoy haciendo esto. – sonreí y me pare para sentarme en su regazo para abrazarlo gesto que fue correspondido. -Tengo que salir a un almuerzo de negocios dentro de poco, pero volveré para acompañarte a tu cita médica.

-Si estas muy ocupado no es necesario que vayas...Macao me puede acompañar.

-Quiero ir...sé que puede ser difícil y quiero saber cómo ayudarte si algo sucediera cariño. No me gustaría verte sufrir y no saber que hacer al respecto. – sentí sus manos acariciar mis piernas subiendo lentamente hasta llegar a mis muslos.

The story of us (KinnChay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora