Descansa, Tweek...

65 7 11
                                        

Tenía el pelo casi tan oscuro como el de Craig.

Era una sensación extraña, amaba mi pelo rubio pero sabía que me podía traicionar, no tenía otra opción.

- Cartman no tardará en encontrar esta ubicación.- suspiró Craig.

Yo me encontraba recortando sutilmente las partes importantes de todos los diarios.

- Me siento como si arruinara una reliquia...- sentía mis dedos temblar con cada corte.

- Estás haciendo lo correcto, amor.- Craig besó mi cabeza.

Me giré a ver a Damien quien miraba por la ventana, en busca de alguna silueta que se pareciera lo más mínimamente a Cartman, deseando que, en caso que apareciera, fuera por la puerta principal.

Se pasó horas así, no creímos que nada pasara, hasta que oímos a Damien hablar.

- Está aquí.

Mi cuerpo se paralizó, Cartman estaba a metros de distancia y yo no tenía a donde ir, me escondí detrás de Craig, como si eso fuera a cambiar algo, mientras ellos se acercaban a la puerta principal.

Él se giró a acariciar mi pelo.- sube a tu habitación, cierra con llave...- me besó la frente.- te quiero.

- Por favor, no lo hagas ver como una despedida...- tragué saliva asustado.- Yo también te quiero...

Corrí escaleras arriba, ya en la segunda planta escuché la puerta abrirse y frené en seco al escuchar la voz de Cartman.

- Buenas, señores, busco un rubio, ¿les suena?- su voz me dio ganas de vomitar.

No pude llegar a la habitación, quería escuchar lo que iba a pasar, necesitaba tener toda la información, así que me quedé estático en el pasillo.

- No hay ningún rubio con nosotros, no.- la voz de Craig me calmaba.

- Vengo en son de paz... como sabréis... mi actual pareja vino aquí, pero no lo encuentro, por ello quiero saber... DÓNDE MIERDAS ESTÁ.

Damien rió.- Ese no es nuestro problema, si te importa irte, tenemos cosas que hacer.

- No, dadme a Tweek, tengo unos asuntos que arreglar con esa puta.

Escuché un puñetazo sonar y la voz quejica de Cartman gritar.

Hubieron unos segundos de silencio cuando escuché que una pelea física comenzó y unos pasos hacia las escaleras, me costó procesar todo por lo cual, de un segundo a otro, Cartman me miraba a los ojos desde el otro extremo de las escaleras.

- ¡Eres hombre muerto, Tweak!- corrió escaleras arriba y yo corrí también.

Huía como podía, me metí en mi habitación rápidamente pero no logré poner el cerrojo a tiempo y entró.

No paré de moverme, le tiré la silla de mi escritorio y eso le despistó a parte de la sangre en la frente que le causó.

Decidí abrir rápidamente mi ventana y saltar hacia los matorrales.

Probablemente me fracturé el tobillo pero seguí corriendo, como si no hubiera otra cosa en el mundo, era vida o muerte.

Sabía que no tenía mucho tiempo, tuvo un plan para matar a Kenny, Butters, Bebe y Pip, ¿por qué no tendría uno para matarme a mi, más que una simple persecución?

Miré a mis alrededores, todo era bosque, un maldito y oscuro bosque, ese gordo vino de noche a propósito.

Recordé los perros de los que Kyle habló y mi cuerpo se tensó, dijo que aún estaba pensando el plan, tal vez no me atacaría nada... o tal vez sí.

Corría tan rápido y veía tan poco que acabé por chocarme contra un árbol y hacer mi nariz sangrar, caí de pecho contra el suelo.

Segundos después noté una mano que me giraba con brusquedad y me golpeaba, vi un Cartman borroso frente a mi, con una sonrisa diabolica que me sonreía de oreja a oreja y una mirada de loco.

Yo respiraba rápido y nervioso, casi como si fuera un quejido.

- Bueno suerte.- me susurró mientras me rociaba con un pequeño pote que le noté sacar de su bolsillo.

Al inicio pensé en gasolina, otra en sangre, mi cerebro maquinaba más rápido que nunca, como si tuviera un sexto sentido que había desarrollado en estos anteriores dos minutos.

Luego lo olí, sirope, olía a bacon.

Lo supe de inmediato.

Los perros.

Cartman corrió lejos de mi mientras yo me incorporaba lo más rápido que podía, pero todo me daba vueltas, veía todo doble.

Caminé pocos pasos cuando oí un perro rabioso ladrar y segundos después abalanzarse contra mi cara, arañándola y haciéndome gritar de dolor.

Traté de zafarme pero escuchaba a más llegar y morder partes de mi cuerpo, no descifré cuantos habrían, pero sabía que unos cinco, como mínimo.

Atacaban sobretodo mi cara y pecho, donde el sirope estaba.

Me mordían sin piedad haciéndome sangrar cada vez más, sentía como me desgarraban y como cada vez me costaba más respirar.

Lloré como un crío mientras trataba de zafarme con mis manos pero solo eran mordidas por los perros.

Me giré como pude y me arrastré a un palo que encontré, era bastante grande y con él logré que los perros se me quitaran de encima, corrí lo más rápido que sabía, mientras los sentía correr detrás de mi, ladrando como si me avisaran que iba a morir.

Corría en círculos, me desorienté, no sabía dónde estaba mi casa, no podía parar de correr pero si no lo hacía me perdería más.

Estaba acorralado entre Cartman y la muerte.

The Blondies Donde viven las historias. Descúbrelo ahora