La mirada de las mil yardas

48 4 2
                                    

- ¿y tu padre lo sabe?

Token parecía preocupado, me curaba las heridas mientras trataba de darme apoyo moral.

- Si.- susurré con la voz un tanto entrecortada.

- Me imagino lo enfadado que está.- dijo Clyde comiendo patatas.- solo dile quien fue y le partirá la cara, Craig, no te preocupes.

Suspiré.

- ¿q-q-q-quienes fueron?- preguntó Jimmy.

- Solo unos idiotas borrachos que pasaron por ahí, ya sabéis que fui a casa de Bebe y que cerca de ahí hay un barrio muy...- sentí que daba demasiada información y la mentira no sería creíble.- el caso es que me pintaron la cara como un marica y me pegaron.

- ¿no te defendiste?

- Pues claro que si, idiota, pero iba demasiado dormido.

- Bueno, tu solo recuerda que estamos aquí para ti, Craig.- Token acabó por colocar una gasa bastante cerca de mi ojo.- y tu familia, sobre todo tu padre sobre protector. Ojalá mi padre me quisiera tanto.

- Tu padre te ama, idiota.

- Si, pero no me defendería como el tuyo te defiende.

- Oh, no tienes idea...

La verdad es que mis amigos me dan un poco de pena, hace años que no les actualizo nada de mis padres.

Cuando era pequeño ellos me amaban con todo su ser, yo no dudaba en contar como mi padre era el héroe en todas mis historias.

Le amaba tanto...

Hasta, claro que está, un día que invité a Tweek a casa, una cosa llevó a la otra y nos pusimos a bailar como dos niños idiotas, pegados uno al otro, para mi mala suerte mi padre abrió la puerta sin avisar y nos vio casi besarnos.

Desde entonces me pega cada vez que me ve, como si le diera rabia que yo existiera y respirara.

Se ha vuelto un monstruo.

Un monstruo que me amenaza con matarme si le cuento "esto" a alguien.

Supongo que toda familia tiene algún problema, y el de la mía es este.

Soy yo.

- Hagamos algo.- Clyde se acercó más a nosotros.- hoy vamos todos a tu casa y le contamos a tu padre lo sucedido, que él se encargue.

- No, está bien, solo olvidadlo.- me levanté.- gracias Token por ayudarme, pero tengo cosas que hacer.

Él me miró con cara de pena, sabía que dentro de su cabeza maquinaban muchas razones por las cuales yo le estaba mintiendo, él sospecha lo de Tweek, pero nunca se creería lo de mi padre.

Salí de su casa y me fui al lago de South Park, trataría de que fuera un domingo tranquilo, quería estar solo.

A solas con mi cigarro.

Si, fui al parque a las diez de la mañana con diez cigarros en el paquete y ganas de morir, salí de allí a las cuatro de la tarde sin ningún cigarro restante y más ganas de morir.

Cansado de la soledad agarré mi teléfono y le marqué a... a... ¿a quien?

No tenía a nadie con quien desahogarme.

De nuevo suspiré, aún que una estúpida idea vino a mi mente.

Entré en el chat grupal de clase donde solo se podía encontrar a Cartman insultando a Kyle y Kyle devolviéndole el insulto con uno peor, entré en la gente del chat y busqué el número de Damien, al encontrarlo le llamé directamente.

The Blondies Donde viven las historias. Descúbrelo ahora