Capítulo 14

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La temporada de apareamiento había terminado y no había un solo omega emparejado que no estuviera embarazado.

-Si sigues mirando así al horizonte pensaran que quieres escapar.

Severus miro al pelirrojo con una sonrisa triste. Había comenzado una extraña relación con Arthur que poco a poco se estaba comenzando a convertir en amistad.

-Y eso no es posible, ¿verdad?

-¿Escapar? No, no lo creo.

Severus suspiró y contiguo observando el bosque. Se encontraban en los muelles junto a la pequeña laguna en la que había aprendido a nadar, un lugar que habían acogido los omegas de su antiguo hogar como descanso de la ajetreada vida de la tribu.

-Mi omega está feliz, contento- comenzó a confesar- ama a Sirius...

-¿Y tu?

Sus ojos se dirigieron durante unos instantes al rubio que disfrutaba del descanso que le otorgaba el agua a su dolorida espalda, demasiado abultada para el poco tiempo de embarazo que tenía.

-Ya lo sabes, yo solo quiero huir.

-Hagamoslo.

Severus se había acostumbrado a las locas ideas de fuga del pelirrojo pero ese día su voz sonaba diferente, más decidida.

-Tienes un plan...

-Siempre lo tengo.

-Uno real- aclaro- uno que puede funcionar.

El pelirrojo sonrió y asintio, después de tanto tiempo quizás era plausible la libertad.

-¿Cuando?

-Un mes, en un mes consiguere tener lo necesario.

-¿Cuantos?

-Todos.


Severus volvió a la cabaña cansado, el anochecer había caído apenas minutos antes y solo quería descansar.

-¿Día ajetreado?

Sirius le esperaba como siempre en la cama, completamente desnudo. Severus asintió levemente mientras se quitaba las prendas. Sus cuerpos se acoplaron en un tierno abrazo, como si hubieran estado destinados a estar juntos.

-Me gustaría ir al bosque.

No sabía porque se había atrevido a decir aquello, quizás solo buscaba una escusa para quedarse allí, entre esos brazos.

-No.

Sirius era claro, ni siquiera le había otorgado una excusa, el mandaba y Severus obedecía.

El pelinegro no volvió a hablar en toda la noche.



Durante un mes Severus sintió pasar su vida como pequeños flasback que lo único que incentivaban era una constante discusión en su mente, quedarse y ser feliz pero no libre o luchar por un amor diferente, una vida insegura y una libertad añorada.

-Barty viene- Aquel día, como todos los demás, se encontraba en el muelle junto al pelirrojo- adora a Peter pero cree que estara mejor sin él.

-La falta de un brazo no es culpa suya, no lo hace menos alfa.

-No soporta como los demás ven a su omega- Severus le entendía en cierto modo- cree que su futuro cachorro estaría mejor sin él, como los nuestros.

-¿Y James?

-Se queda, ama a Regulus- la voz de Severus era de alegría pura, aquella otorgada porque al menos uno de sus amigos encontrará la felicidad.

-Tendra problemas si nos vamos y se queda.

-No, su dosis será mayor, que todos crean que no lo consideramos uno de los nuestros. Eso le salvará.

-¿Rodolphus?

-No se decide. Quieres estar con su cachorro pero todavía no sabe que siente por Bellatrix.

-Hablare con él, aunque creo que ambos sabemos que decisión tomará. El único que se quedará será James, es el que menos miedo tiene.

Severus lo entendía, al contrario que cualquier otro omega Regulus había sido rechazado como una potencial pareja, al menos hasta que James llegó. Ambos están protegidos por Sirius Black, el mayor cazador.
Su relación tenía toda la prosperidad que Severus podía llegar a pensar dada la situación.

-Seremos felices- Arthur sonreía con alegría- estoy seguro.



Severus deslizó la raíz molida en el agua de lima, el sabor no cambiaría por lo que sería imposible que cualquiera se diera cuenta.

-¿Disfrutando de la velada?

Severus se acomodo sobre la polla de Sirius, se había acostumbrado poco a poco a aquella extraña costumbre.

-No mucho, creo que las nauseas de esta mañana continúan.

-Es normal, estás embarazado de mi cachorro.

Sirius acaricio con cariño el vientre plano y beso la marca en el cuello de Severus. El omega tembló levemente, una parte de él adoraba aquellas muestras de cariño pero otra solo gritaba por aires de libertad.

-Un poco de lima- ofreció con una sonrisa juguetona.

El alfa agradeció la bebida y la tomo de un sorbo, tal y como toda su tribu. El efecto fue inmediato, los alfas y omegas Laut fueron cayendo poco a poco, inconsciente, incapaces de retenerlos.

-¿Qué coño?- Sirius hablo con lentitud- Severus, ¿qué cojones ocurre?

-No somos esclavos, ninguno de nosotros. Lo siento- Severus sentía su omega- gritar, desgarrarse por dentro- si hubiera sido de otra forma, quien sabe.

El omega beso levemente los labios del alfa, una última muestra de cariño, un último adiós.

Habían andado durante horas atraves del bosque. El agotamiento agarrotaba sus músculos y le costaba respirar, pero tenían que huir, alejarse lo máximo posible de la playa, de su pareja.

-Más rápido- Arthur encabezaba la marcha cubierto de sudor y desapareciendo de vez en cuando para vomitar- joder, hay que sacarles más ventaja.

-Esta cagado.

-¿Y quién no?- Severus jadeaba con dificultad, su barriga no era muy prominente pero el peso extra y su baja forma le estaban pasando factura- como nos pillen acabamos todos encadenados en las camas.

-Y separados.

El omega tembló y agarró más fuerte la mano de Lucius, si tan solo hubieran podido ser los cuatro juntos, si tan solo hubieran sido libres.

-Vamos- apremio- no podemos permitir que nos alcancen.

El extenso prado se extendía como un remanso de paz bordeado de montañas y regado por hermosas flores, pequeñas cabañas de cuestionable resistencia estaban dispersas sin un orden e improvisados campos de cultivos delimitaban la entrada con el bosque. Severus adoraba su nuevo hogar y su nueva familia.

-Sev, Draco necesita un cambio de pañal, ¿me ayudas?

El omega dejo en la cuna su cachorro de apenas un mes y se dirigió al rubio que peleaba con los dos mellizos.

-Encargate tu de Teddy, yo cuido a este pequeño demonio.

-Gracias.

Lucius beso los labios del omega y se sentó junto a la cuna, vigilante de Orion y abrazando tiernamente a su hijo.

Severus había temido por aquel pequeño. Al contrario que Draco, el cual era idéntico a Lucius, Teddy era la misma imagen de su padre alfa. El pelinegro había temido que esa similitud impidiera a su pareja amar a su hijo pero, al ver los ojos con los que lo miraba, sabía que estaba completamente equivocado.

Severus era feliz.

Salvaje (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora