Running Circles → Klaus Mikaelson.

Seven.

*Otro capítulo que me cayó del cielo (? Ok no. ¡¡Que lo disfruten, lindas!!*

||Chapter Seven: It's Over||

(Narrador)

¿Qué era lo que conseguían haciéndose los mártires? ¿Por qué no podían guardarse el dolor para ellos mismos como todos los demás? Bueno, ninguno de los podría responder a esa pregunta sin ponerse en victima en el intento (otra vez) y en efecto, era por eso que estaba hechos el uno para el otro. Ambos eran lo mismo.

Frágiles, egoístas, inseguros y destinados a estar juntos. Siempre y para siempre.

Se suponía que los dos eran personas adultas, pero ninguno (él más que nada porque había vivido más de mil años como para entender eso), estaba actuando como tal.

Ese día en que Klaus abandonó la mansión llorando por la frustración, fue el día en que ambos llegaron al borde de su propio abismo, con sólo dos razones para seguir viviendo, el amor de sus vidas o ellos mismos, incluso cuando sentían que no valían nada.

Lucy había salido a buscarlo y finalmente lo había encontrado en un callejón de la ciudad, haciéndose un festín con el cuello de un chico, y eso... eso realmente la golpeó. Por qué Klaus Mikaelson no era así, no el que ella conoció, no su Klaus. ¿O sí lo era?

[Flashback]

-¡¿Qué estás haciendo?! ¡Déjalo ir! –Le gritó tratando de apártalos. Para su sorpresa, Klaus soltó al muchacho, dejándolo caer en el suelo, inconsciente y la tomó a ella de cuello-

-Lucia –Murmuró él en su oído mientras una sonrisa alegre pero sínica se formaba en su rostro- Dulce y triste Lucia –Dijo como cantando. Ese realmente no era su Klaus- ¿Qué estás haciendo aquí? –Le preguntó arrogante y exigentemente, casi con asco y al mismo tiempo sacó su mano de cuello. Ella soltó una bocanada de aire. Las lágrimas ya habían caído por su rostro-

-¡Vine aquí por ti, Niklaus! –Gritó en respuesta. No podía creer lo que estaba viendo. Klaus se rio de ella, justo en su cara. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué le ocurría?-

-¿Por mí? –Preguntó fingiendo estar muerto de amor y llevó su mano a su corazón. Lentamente se acercó a ella, mirándola a los ojos y la acorraló contra la pared del callejón. Miró sus labios y se inclinó hacia ellos, poniéndola nerviosa y confundida. Pero un segundo después volvió su cabeza para atrás y con su mano corrió su cabello detrás de su oreja y acarició su mejilla. Una vez más la miró profundo en los ojos- Oh, amor, eres tan dulce –Su voz esta vez no sonó deshonesta ni arrogante- Pero debes saber... Se terminó, es muy tarde ahora –Lucy dejó caer más lágrimas. ¿Por qué le importaba ahora que ya se había acabado?, ¿porque no antes?- Es demasiado tarde, para mí, para ti, para un nosotros –Continuó decidido, creyéndose cada palabra en su camino. Miró sus labios otra vez, pero tomó unos pasos atrás- No puedes salvarme, cariño –Le dijo y agacho su mirada- Nadie puede salvarme –Y se fue con su velocidad vampírica-