¿Pérdida de tiempo?

79 11 96
                                    

Con Aioros.

Aioros sorprendido dio tres pasos hacia atrás, cubriendo su boca. ¿Que había ocurrido ahí? ¿Quién había asesinado a ese sujeto? Estaba en una encrucijada debía dar aviso a la policía o ¿que hacia?

Aioros: ¿Que paso aquí? - preguntó confundido, para después tomar su teléfono para comenzar a escribirle a Shura, necesitaba ayuda.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.

D

os semanas después.

Quien se había encargado de sacarlo para no llamar la atención de nadie fue Krest, que después de disfrazarlo lo saco del hospital una vez lo dieron de alta y aunque la multitud de gente afuera era grande, logró pasar sin llamar la atención gracias a una peluca de color rojo que su madre le había enviado más unos lentes de sol y un bastón para ciegos.

Milo: jaja, que difícil es fingir ser ciego - susurró el más joven mientras Kres fingía guiar sus pasos.

Krest: trata de no hablar tanto y baja la voz que te van a oír - le regañó.

Milo: hay perdón... - se disculpó, no pasó mucho cuando llegaron al auto, donde después de abrir la puerta trasera lo hizo entrar, para después entrar el, una vez adentro el menor quito sus gafas y vio al conductor - ¡Cam, si viniste! - dijo contento mientras el mayor sonriendo lo veía desde el espejo.

Krest: insistí en que no viniera pero es testarudo - aseguró el pequeño hombre mientras Milo por su parte sonriendo se pasó al lado del asiento del copiloto y sin darle tiempo a reaccionar a Camus lo tomó por las mejillas y lo beso.

Milo: te extrañe mucho - le dijo mientras lo abrazó, pero aún le dolía un poco la herida por lo cual de después de que el dolor pasara se sentó - aun duele - susurró.

Camus: no te apresures amor, aun estas un poco convaleciente - le regañó.

Milo: jamás pensé que una herida tardaría tanto en sanar - dijo mientras levantaba levemente su camisa para verse. Una sensación de vacío lo invadió, como si algo más hubiera estado ahí adentro antes, algo que debía recordar.

Camus: ¿Que ocurre Milo? - preguntó al ver que veía con tristeza aquella zona.

Milo: algo me dice que quiero tener un bebé - comentó mientras Camus se sonrojo de inmediato - ¿me ayudas a conseguirlo? - preguntó mientras el otro dirigió su vista al volante, para después escuchar a su madre decirle.

Krest: primero encárgate de los pequeños demonios que trae Camus y después ves si sigues con la idea de querer uno de esos - le dijo de brazos cruzados.

Milo: ¿Que dice? Hyoga e Isaac son un amor de bebés. ¿Cómo que pequeños demonios? Por cierto ¿Cómo están? - preguntó.

Camus: ansiosos por verte amor - susurró mientras volteaba el rostro para ocultar su vergüenza - este chico, sigue sin tener una pizca de vergüenza - pensó, para después encender el auto.

Milo: ¿señor suegro me presta su teléfono? - preguntó.

Krest: ¿y eso como para que? - preguntó.

Milo: quiero tomarle una foto así a su hijo, quiero tener esa carita sonrojada de fondo de pantalla jamás lo había visto así pero me encanta - aseguró mientras Krest aguanto sus ganas de reír en ese momento, Camus por su parte buscaba la forma de mantener su vista en el volante y tratar de bajar ese sonrojo antes de que a Milo se le ocurriera algo más.

Pero después lo vio ver con tristeza hacia la ventana, mientras lo veía a él por ahí, aún no sabía que le pasaba a Milo, pero algo le decía de que era algo muy importante de lo que debía enterarse.

Mientras tanto.

En Japón.

Mansión Kido.

Sorpresa fue para Athena ver como Ikki cayó sentado al suelo y el palo de bambú que había utilizado para simular una pelea con espadas fue mandada a volar.

Athena: esta logrando canalizar su poder en un objeto, que bien... - fue lo que contenta susurró.

Ikki: bien, muy bien... lo lograste, estoy feliz - aseguró el joven mientras el pequeño por su parte feliz salto en su lugar.

Athena por su parte fue a ver a la pequeña, que se encontraba con Seiya y Shun en otro lado.

Ikki: debo admitir que me vencistes, felicidades enano - le dijo mientras se puso de pie y se sacudio.

Aitor: te soy sincero fue mucho más fácil de lo que creí - dijo mientras veía al mayor sacudirse.

Ikki: así debería ser, vencer aún contrincante no deberia serte un problema, sin embargó no te confíes, siempre está alerta o eso te podría costar muy caro - le dijo mientras el menor asintió.

Aitor: ¿puedo ir a ver a mi hermana? - preguntó mientras el mayor asintió. Para después verlo correr hacia donde creía estaba su hermanita.

Ikki: jeje, que lindo, me recuerda mucho a Shun y a mi de niños, pero debe aprender a manejar su apego o le podría pasar lo mismo que a mi en aquella ocasión - dijo mientras dirigía su vista al dios del inframundo, que seguía de lejos al niño.

Mientras tanto.

Con Athena.

Preocupada veía como todas sus plantas, juguetes y todo objeto que tuviera hubiera cobrado vida y ahora atacaban a Seiya mientras Shun y Camila veían esto sin saber que hacer.

Saori: ¡Shun! - gritó llamando la atención del peliverde - ¡¿Qué ocurrió?! - preguntó.

Shun: no lo sabemos y parece que Camila esta en Shock - dijo mientras veía a la pequeña abrazada a su pierna completamente asustada, Athena intentaba parar todo pero ni usando todo su poder podía lograr acabar con esa locura. Era como si fueran perritos entrenados.

Athena: ¿Que significa esto? - preguntó confundida, para momentos después ver como algunas flores se acercaban a ella, por lo cual sin saber que más hacer se puso a correr intentando buscar a alguno de sus hermanos. Encontró a Artemisa y Pérsefone subidas en la chimenea, rodeadas por un montón de muñecas con cuchillos en sus manos.

Artemisa: bueno... parece que estamos metidos en problemas - susurró ella abrazada a Pérsefone.

Athena siguió corriendo y en la cocina vio a Apolo y Poseidon amarrados y a punto de ser quemados por nomos de jardín y las cosas parecían cobrar vida a cada segundo que pasaba.

Continuará...

Una canción de amor segunda temporada (la venganza) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora