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— ¿Te arrepientes? — Fue la pregunta de SeHun.

— No, no me arrepiento. — Tan claro y conciso.

Al final todo fueron miradas y silencio.

Cuando ambos decidieron darle paso a la realidad que les rodeaba, se vistieron, LuHan con la ayuda de aquél maravilloso hombre por la reciente follada y que por supuesto había ayudado a aclarar todas sus dudas sobre sí mismo, sobre lo mucho que le gustaban ahora los hombres, aunque algo en el fondo le decía que él era la única excepción. Cuando estuvieron listos se miraron muy de cerca como si desearan decirse algo más, algo sumamente importante y que habían olvidado.

— Yo... — Supongo que no te volveré a ver, pensó LuHan.

— Tú...

Sus miradas eran desgastantes, se deseaban y quería volver a verse con desesperación, quizás tener más tiempo para hacerlo de forma más lenta, podría decirse que hasta eterna.

LuHan se giró para darle la espalda y salir de ahí un poco más decidido, pero SeHun antes de dejarlo ir habló suplicando.

— Vuelve pronto.

LuHan no respondió. Al volver a casa no pensó ni en revisar su teléfono celular, todo el camino pensó en el encuentro sexual que tuvo con ese hermoso hombre. El dolor de culo era el mejor regalo que pudo darle, pues era una señal de que todo fue real. Quizás el remordimiento quería hacerle una visita, pero no podía prestarle verdadera atención, sabía que ese hombre había quedado en el pasado después de ese día y eso estaba bien, tenía que hacerse a la idea de que por más que su cuerpo exigiera a ese hombre como dueño de su cuerpo, la única con derecho era su esposa.

Porque así lo quería él, su familia y la sociedad. Su esposa tenía una muy mala cara, se había retrasado un poco más de dos horas pues el masaje tardó más de lo que era debido y contándole el tráfico, más la ida a la farmacia por las pastillas para el dolor. Intentó besar su boca pero ella dió un paso atrás esquivándolo.

— ¿Por qué llegaste tan tarde? ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?

— Lo siento, el trabajo no me dejó ni si quiera mirar el teléfono.

— ¡Te llamé! ¿Ni un mensaje rápido diciéndome que estás bien? ¿O que llegarías tarde?

Él suspiró con agotamiento pero entendía perfectamente su preocupación, razón por la que la abrazó por más que intentara rechazarlo de todas las formas posibles. Al final cedió y dejó que la envolviera en un abrazo.

Ambos cenaron juntos y ella no dejaba de mirarlo poco discreta, eso llegó a ponerlo muy nervioso pero luchó por no mostrarse afectado por ello. Y cuando llegó el fin de semana ella intentó convencerlo de ir juntos a Oasis, él sin embargo nunca cedió y decidió dejarla ir sola con la excusa de que debía ocuparse de algo relacionado con el trabajo. Se decidió por una tarde de relajación, llevó a su amigo y compañero de trabajo Yixing a jugar videojuegos como si fueran unos niños. Eso era algo que sin duda alguna los unía, tenían en común lo apasionados que eran con el tema y hasta llegaban a apostar cuando estaban muy concentrados jugando y retándose.

Ambos luego de ir a tomar con varios empleados de la empresa por petición del jefe del sector en el que trabajaban coincidieron con un tema y eso los llevó a ahondar más en la plática hasta que llegó a su boca una referencia a los videojuegos. Desde ese día fueron inseparables y no negaban que era agradable.

— ¿Entonces tú...?

— Sip. — Respondió Yixing como si no fuera la gran cosa. — Salgo con un hombre y es mayor que yo.

ᴇᴛᴇʀɴᴀʟ ᴍᴀssᴀɢᴇ [ HᴜɴHᴀɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora