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Para cuándo Han volvió a la realidad, se apartó dando un paso atrás, la cercanía de SeHun lo hipnotizó como si lo hubiera tenido bajo un hechizo y la verdad es que aún no podía dejarse llevar del todo, aún tenía el cuerpo herido y sobre todo, marcado por Xiaotong. Se sentía tan sucio bajo la mirada de SeHun, él lo había visto con Xiaotong en la misma cama. SeHun se alarmó al verlo retroceder, se había apartado como si su toque quemara y él en lugar de darle su espacio, se aproximó mirando a esos bellos ojos con más exigencia.

— Bebiste.

— Sí. — Un poco del aliento de LuHan aún olía a alcohol, pero no era algo que le molestara, si hubiera sido por él se lo hubiera llevado a la cama con ese aliento. Han mientras tanto se sentía avergonzado, el beso que se dieron lo decía todo. — Necesitaba olvidar lo que sucedió.

— Por eso no respondías a las llamadas.

Han asintió, esa había sido la razón principal, mantuvo en silencio su teléfono a propósito.

— Me respondió un hombre.

— Es Yixing, mi amigo de hace años.

— ¿Te quedarás con él? — SeHun le había pedido volver, pero al ver como Han huía de su toque pensó lo peor.

— Él dijo que podía hacerlo y acepté.

El corazón de SeHun nuevamente se vio afectado, era muy doloroso verlo buscar refugio en otras personas y la verdad es que no lo juzgaba, él le había fallado al no recibirlo con los brazos abiertos cuando más lo necesitaba. SeHun intentó sonreír, pero no lo logró del todo. Han lo notó enseguida y sintió como su corazón se estrujaba.

— Entonces no hay nada que pueda hacer ¿Verdad? — SeHun dejó de intentarlo, le dio espacio al chico y se apartó para dejarlo ser sin presiones. — Las puertas de mi casa están abiertas para ti, no lo olvides, es tu casa. Y si no es mucho pedir al menos dame el domicilio de tu amigo, quiero saber dónde te quedas.

Han dio un asentimiento con una sonrisa muy dulce que dejó a SeHun sin armas, fue una imagen encantadora y por primera vez fue llamado como algo más que SeHun.

— Por supuesto que sí Sehunnie.

Han aún no podía volver porque tenía cosas que sanar y sobre todo, no quería llenar de angustias a la persona que amaba. Después del divorcio quizás lo pensaría y sí tenía suerte en el amor, volvería a vivir en el paraíso que representaba SeHun.

— ¿Te quedas a comer?

— Me quedaré.

La casa de SeHun para el castaño se sentía como su antiguo hogar, era cálido y conocía cada espacio del lugar. Han se apuntó para ayudar en la cocina, por iniciativa del bajito SeHun terminó con un mandil y entre risas se sirvieron unos omelettes bien condimentados. Han hizo una salsa deliciosa que dió a probar a SeHun cuando estuvo lista, la expresión del alto era signo de aprobación absoluta así que se sirvieron y comieron juntos con buena cara. Ambos se veían más cómodos con la presencia del otro y los silencios no fueron un problema otra vez.

— Ah, creo que me gustó mucho más de lo que pensé que me gustaría.

— Tienes un don en la cocina, bebé.

Han sonrió de acuerdo mientras comía el rico omelette que habían preparado juntos, le gustaba mucho darse un tiempo para cocinar desde siempre, sin embargo desde que contrajo matrimonio Xiaotong no le permitió acercarse a la cocina diciendo que él trabajaba y debía ser atendido. Retomar antiguos hábitos fue algo que le trajo un poco más de alegría, lo comprobó después de estar metido en la cocina con SeHun.

ᴇᴛᴇʀɴᴀʟ ᴍᴀssᴀɢᴇ [ HᴜɴHᴀɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora