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Por obra del destino o simplemente la suerte tan maldita que poseía, en su ida al lugar que le traía paz, terminó por encontrarse a la primera persona de la que huía. Y si, terminó por caer en círculo vicioso de conversar con su ex mujer y la verdad es que lo único que agradecía es que estuvieran en un lugar público donde cualquiera sería testigo si de pronto a la mujer le cambiaba el temperamento de manera drástica como solo él pudo ser testigo tantas veces.

— No espera, supe que terminaste con el hombre ese.

— ¿Eh? — El chico en serio estuvo a punto de huir del recinto, pero al mencionar su relación con SeHun de pronto se extrañó y mucho ¿Cómo es que sabía eso? — ¿Tú cómo...? ¿Cómo sabes eso?

La chica presionó los labios nerviosa y también además apretó el bolso que sostenía, mientras Han esperaba por su respuesta entre asombrado y aterrado. Tenía un corazón herido, miles de teorías y ninguna encajaba de manera correcta.

— Le ofrecí una cantidad de dinero que no pudo rechazar. — Mintió con una expresión bastante triste o así lo aparentó. — Han, quería comprobar sí su amor hacia ti era real.

— ¿Lo fuiste a buscar para eso? Vaya, en serio te encanta arruinar mi vida.

— No, solo quería que vieras que soy la única que te ama de verdad.

La noticia le sentó como una patada en el estómago, se sentía sofocado de pronto y el dolor era agonizante, no lo dejó descansar en ningún respiro. No podía seguir con la conversación sin echarse a llorar, era doloroso saber que para SeHun le haya resultado tan fácil terminar por dinero. Han pensó en creer en la mujer de primer momento porque su cabeza no funcionaba al compás de su corazón, no iban al mismo ritmo y fue por eso que se sintió herido. Contuvo el llanto frente a la mujer, mostrando una expresión helada y solo se retiró de ahí dándole la espalda. En cuanto llegó a su vehículo y estuvo adentro de él se echó a llorar, golpeando una y otra vez el timón del coche.

— Tiene que ser una mentira, él no puede ser así... — Dijo entre jadeos de dolor.

La llamada entrante del hombre por el que lloraba le provocó más llanto, no podría responder sereno, sabía que si lo hacía lloraría a media llamada y no quería hacerle ver que le dolía, aún cuando claramente era así. Un poco de orgullo estaba bien de vez en cuando.

Ir al departamento donde se quedaba a dormir tampoco le apetecía por la carga que estaba siendo para su buen amigo Yixing, por eso decidió ir a un lugar donde nadie pudiera decirle que las cosas estarían bien y sobre todo, donde nadie le conociera de nada.

El lugar elegido era de hecho un bar donde un montón de gente desconocida bebía sin preocupaciones de nada, cada quien metido en sus propios asuntos; Han especialmente se dirigió a la barra para tomar asiento y pedir vodka, sabía que empezaba fuerte, pero su cuerpo a ese punto ya se lo exigía. El barman le sonreía en cada entrega y Han por su bajo ánimo lo más que podía hacer era dar un asentimiento como agradecimiento por cada trago.

La noche continuó pero el único rostro en su mente era el del masajista de manos masculinas y mágicas, que además logró conquistarlo con sus atenciones y lindas palabras. Sonrió de manera nostálgica, aún con el corazón roto lograba suspirar como un tonto enamorado.

— Esta la invito yo.

Dijo el barman ocasionando una mueca de confusión en el chico ya un tanto ebrio, ladeó el rostro en busca de un error, quizás le haya confundido con alguien, pero no. El chico se inclinó recargando los brazos sobre la barra para hablarle de manera más directa y de hecho al tenerlo más cerca se dió cuenta de que era joven y atractivo.

— Me llamo Jackson. — Han frunció sus cejas sin saber qué responder pero al darse cuenta que se presentaba captó y respondió rápidamente.

— Mi nombre es Han.

ᴇᴛᴇʀɴᴀʟ ᴍᴀssᴀɢᴇ [ HᴜɴHᴀɴ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora