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Al día siguiente Minjeong despertó agradeciendo que su marido ya no estuviera en casa, era temprano, pero este ya se había ido al trabajo

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Al día siguiente Minjeong despertó agradeciendo que su marido ya no estuviera en casa, era temprano, pero este ya se había ido al trabajo.

Minjeong estaba un poco más tranquila, por suerte su esposo no la había despertado para maltratarla de nuevo, eso era algo bueno, había empezado bien el día. Sin embargo no había mucho que hacer, más que la comida y mantener la casa organizada.

Entonces salió un momento para caminar y despejar su mente de todo lo que estaba pasando con su vida, tarde o temprano debía continuar, esto ya era una rutina para ella, cada mes los malos tratos regresaban, no era ninguna novedad, así que para llenarse de mejores energías decidió dar un paseo por el parque.

De un momento a otro el recuerdo de la chica de ayer regresó a ella y la culpa de haberla tratado mal también, la estadounidense fue amable y ella se arrepentía de haberla tratado de esa manera, entonces pensó en que tal vez podría encontrarla por el parque de nuevo y disculparse.

Caminó un poco más por los alrededores buscándola.

—¿Dónde estás Karina?— Minjeong se preguntó mirando el panorama, ese nombre, no lo había olvidado, por supuesto que no, era tan fácil como para hacerlo.

Y habría seguido buscando si no fuera por el fuerte empujón que recibió, el cual casi la hizo caer.

Casi, de no ser por los fuertes brazos que sujetaron su cintura.

—¿Minjeong? ¿Eres tú?— Karina preguntó intentando mirar el rostro de la chica a través de los lentes y cubrebocas que la contraria llevaba.

—Sí, yo...

—Lamento golpearte de nuevo, suelo mirar al piso mientras corro— Karina la interrumpió disculpándose aún sin soltar la cintura de la menor.

A decir verdad, era cómodo tenerla así.

—Venía a disculparme, no quise tratarte mal ayer, tuve un mal día, pero no debí desquitarme contigo— Minjeong aclaró agarrando los brazos de Karina para que esta soltara el abrazo en el que la tenía.

Y así lo hizo la mayor.

—Tranquila, es normal que tengamos días malos— Karina animó.

—Entonces... ¿Me perdonas?— La menor preguntó algo impaciente.

—No— Soltó con simpleza para seguir trotando y ejercitarse.

—¿No?— Minjeong preguntó confundida comenzando a trotar a su lado —Pero, ¿Por qué?

—No creo que lo merezcas— Karina vaciló.

—Pero vine a disculparme, claro que lo merezco.

—Bueno— la mayor se detuvo —Solo te perdonaré si aceptas desayunar conmigo.

—¿Qué?

—No tienes que pagar, solo acompáñame.

—No entiendo...— Minjeong estaba realmente confundida.

ᴇsᴛᴇ́ʀɪʟ| ᴡɪɴʀɪɴᴀ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora