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—¿Te gusta?— Karina susurró a su oido

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—¿Te gusta?— Karina susurró a su oido.

—Mhg si, se siente genial— Minjeong respondió cerrando los ojos.

—¿Quieres que vaya más lento?

—No, lo estás haciendo bien.

—Si te lastimo dímelo y me detendré.

—Solo continúa— La menor pidió tirando la cabeza para atrás dejándose consentir.

Pues Karina se encontraba haciéndole un pequeño masaje en los hombros con el único propósito de consentirla y hacerla sentir mejor puesto que esa misma mañana Minjeong había amanecido con fuertes cólicos a causa de su periodo que recién comenzaba, solía ponerse delicada en aquellas ocasiones y el dolor que sentía lo empeoraba todo.

Obviamente a la mayor no le gustaba verla así, solo quería devolverle su sonrisa, por lo cual esa mañana ella misma se había encargado del desayuno y de hacerle un té calientito que pudiera calmar un poco los dolores de cólicos, le trajo una mantita y estuvo a su lado en todo momento por si a la menor se le ofrecía algo más, para así poder cumplírselo al momento.

Cuando Karina terminó esta volvió a acurrucarse al lado de la menor para mantenerla abrazada mientras acariciaba su cabeza, era su pequeña gatita y debía cuidarla bien.

—Gracias por todo— Minjeong agradeció acurrucándose contra ella para abrazarse de su brazo derecho.

—No es nada Jeonggie, solo quiero que estés bien— Karina respondió acercando un poquito más a Minjeong.

—Eres tan buena conmigo, aún no entiendo como alguien como tú decidió quedarse para lidiar con todo mi desastre.

—Yah Minjeong, he dicho que te quiero, eso es suficiente para quedarme a tu lado, ¿No es así?

—Pero... No quiero que pierdas tu tiempo en mí, además por las tardes debes ir a dar clases, estás desperdiciando tus mañanas.

—Oye, oye— La mayor la llamó tomando su rostro entre sus manos para hacerla mirarla y notó como algunas lágrimas amenzaban con salir de los ojos de la menor —No debo ir todas las tardes, y aunque así lo fuese, estar contigo es agradable, ¿Sabes lo aburridas que eran mis mañanas antes de conocerte?

Minjeong formó un puchero.

—No quiero dar pena— La coreana murmuró casi inaudible.

Sin embargo Karina si logró escucharla.

—No me das pena— "Me gustas" que difícil era decir aquellas palabras —Escucha, es normal que algunas veces tengamos inseguridades, pero no deberías dejar que eso sea tu prioridad, tú vales demasiado Kim Minjeong.

—Es fácil decirlo cuando no tienes una inseguridad así de grande— La menor insistió.

—Por supuesto que la tengo—Karina afirmó.

ᴇsᴛᴇ́ʀɪʟ| ᴡɪɴʀɪɴᴀ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora