𝟷𝟾

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Una vez el par de extranjeras llegó al supermercado, comenzaron a tomar algunas cosas de los estantes de golosinas y frituras.

—¿Qué tal el trabajo?— Karina preguntó curiosa.

—Ni lo menciones, hay una paciente que me ha causado demasiado estrés últimamente— La menor respondió algo irritada con tan solo recordarla.

—¿Quieres hablar de ella?

—Por supuesto que no, no la soporto, al principio parecía alguien divertida, pero se volvió mi dolor de cabeza.

—Lo lamento por tí— Karina palmeó su hombro tomando algunas otras frituras para meter en su carrito de compras.

Y nuevamente un silencio se instaló entre ellas mientras continuaban buscando botanas para comprar.

No era un ambiente incómodo en lo absoluto, al contrario, inexplicablemente se sentían en paz sin necesidad de palabras.

—Karina, creo que no hay chocolates— informó rompiendo el silencio mientras inflaba las mejillas.

—Por supuesto que deben haber, ¿Ya buscaste en los otros pasillos?— Julie negó con la cabeza —Eres una tonta consentida.

La mayor soltó una pequeña risita para ir en busca de los chocolates que Han tanto quería.

Por otro lado, Minjeong al llegar al supermercado tuvo que separarse un momento de su esposo, ya que este se había ido al área de bebidas mientras ella rondaba por el área de aquellos chocolates por los que principalmente habían venido, y Taehyun no quería hacerla caminar mucho para cuidar de su embarazo.

Minjeong estaba tranquila, se le hacía un detalle tan lindo que su esposo se hubiese ofrecido para ir por la bebida que ella había pedido, parecía que él realmente estaba cambiando, que poco a poco volvía ese hombre del que se había enamorado hace algunos años atrás, era algo nostálgico que después de cinco años pudiese ver nuevamente esa sonrisa de amor que su esposo le ofrecía.

Sentía que ahora nuevamente podía ser feliz a su lado y una pequeña sonrisa surgió en su rostro.

Sin embargo aquella se borró al mirar a la persona que había entrado al pasillo en donde ella se encontraba.

—Minjeong — alguien a su lado habló algo sorprendida por verla entrar al pasillo de chocolates.

—Karina, ¿Qué haces aquí?— La coreana preguntó preocupada.

—Yo... Vine a comprar.

—Creí haberte dicho que dejaras de buscarme.

—No te estoy buscando, solo fue una coincidencia— respondió indignada.

—Entonces continúa tu camino.

—¿Por qué ahora eres grosera conmigo? ¿Acaso no significó nada todo lo que hicimos juntas?

ᴇsᴛᴇ́ʀɪʟ| ᴡɪɴʀɪɴᴀ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora