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La plática entre Minjeong y Karina fluía con naturalidad a lo largo de esa mañana, era cómodo para ambas el estar con la contraria

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La plática entre Minjeong y Karina fluía con naturalidad a lo largo de esa mañana, era cómodo para ambas el estar con la contraria.

Aún sentadas en la mesa del comedor continuaron hablando y conociéndose mejor.

—¿Entonces sabes tocar el piano?— Karina preguntó interesada en lo que Minjeong le decía.

—Si, solía hacerlo en mis tiempos libres pero hace unos años que lo dejé— La menor respondió.

—¿Por qué?

—Bueno, no tengo dinero para comprarme uno y no hay algún lugar en donde pueda encontrar un piano para tocarlo.

Karina lo pensó un momento y recordó que en casa tenía uno.

—Yo compré uno hace poco como decoración, pero no sé tocarlo, deberías ir a casa y mostrarme un poco— La mayor ofreció animada —¿Estás ocupada mañana?

—Mañana...— Mañana Taehyun estaría en casa —Lo siento, pero mi esposo tiene libres los fines de semana y debo quedarme con él.

—Oh, estás casada— Aquel dato tomó a la pelinegra por sorpresa, le había estado coqueteando a una mujer casada todo este tiempo.

¿Debía alejarse? Minjeong le parecía una chica interesante, sin embargo ella tenía un esposo y Karina sabía que no debería interponerse en un matrimonio, eso estaba mal.

—Si... Pero, ¿Qué te parece el lunes? Podemos vernos el lunes en tu casa— Minjeong ofreció una solución luciendo bastante animada.

—Claro— Sin embargo Karina no parecía muy convencida por aquello, después de todo estaría llevando a casa a una sexy mujer casada, ¿Qué pasaba si las cosas se salían de control? Minjeong era una tentación bastante difícil para ella, era linda y definitivamente no quería solamente una amistad con la contraria, es por eso que intentó mostrarle sus verdaderas intenciones con ella desde el primer momento en el que la invitó a desayunar, ¿Acaso Minjeong no había notado su interés? Diablos, las coreanas si que eran realmente difíciles.

Por desgracia la alarma de de la menor interrumpió sus pensamientos. Parecía que su tiempo juntas había acabado.

—Oh lo siento mucho pero...

—Debo irme— Minjeong la interrumpió y salió de su casa algo apresurada. Parecía como si estuviese huyendo.

—Si, debes irte— la menor susurró para sí misma cuando Karina prácticamente ya había escapado de su casa.

Nuevamente un pesado fin de semana comenzaría para la menor, esto gracias a los constantes regaños y gritos que se la pasó recibiendo de su esposo, se preguntaba, ¿Qué tan diferente sería si ella fuera madre? ¿Su esposo dejaría de odiarla por eso? ¿O su hijo también recibiría violencia?

Muchas dudas rondaban por la mente de la coreana al recibir todo ese maltrato por parte de su marido.

Por suerte el fin de semana acabó, un par de golpes y heridas nuevas quedaron como recuerdo para Minjeong de aquel fin de semana, sin embargo eso no fue lo más doloroso sino el hecho de no haber hablado con Karina por estos dos días, ni siquiera por mensajes, pero de cierta forma eso fue bueno, o de lo contrario se la habría pasado pegada al teléfono y probablemente Taehyun habría descubierto que se veía con alguien mientras él no estaba. No podía exponer a la mayor de esa manera, no frente a un hombre así de peligroso.

Karina por su parte pasó ese fin de semana pensando a dónde llegaría todo esto. Si estuviera en Estados Unidos probablemente ahora mismo estuviera saliendo con alguna chica, sin embargo estaba en Corea y de todas las chicas que habían, se había interesado en una casada, ¿Por qué no simplemente le había preguntado antes si tenía un esposo? Oh por supuesto, no podía llegar con una desconocida y preguntarle, "¿Estás casada?" Menos cuando la chica parecía bastante joven.

Por suerte llevaba poco de conocerla, aquella mujer había llamado su atención, pero estaba a tiempo de frenarlo todo, después de todo aún no estaba enamorada, solamente le había parecido interesante, así que todavía tenía la oportunidad de alejarse sigilosamente y seguir con su vida normal. Pero, algo en su interior le pedía que se quedara, además sería un poco cruel alejarse sin decir nada, sabía que de cierta forma eso podía lastimar a la contraria y Karina no quería lastimar a nadie, pero no tenía otra excusa para irse.

Entonces a lo largo del fin de semana no habló absolutamente con Minjeong, estaba en un dilema sobre si pasarle su dirección o no, si lo hacía le abriría una puerta más a la menor y entre más tiempo pasara con ella más difícil sería alejarse, ella debía hacerlo, debía huír antes de que terminara enamorada de una mujer casada, no podía permitir que eso ocurriera por lo cual creyó haber decidido no pasarle su dirección ni volver a enviarle un mensaje, no iría más a su casa.

Sin embargo no contaba con que la menor le mandara un mensaje aquel lunes preguntando por su dirección y con lo que menos contaba era con su debilidad a la hora de llevar a cabo sus decisiones previamente tomadas.

Entonces ahora que Minjeong tenía la dirección fue hasta la casa de Karina una vez su esposo se fue al trabajo.

La mayor no dejaba de recriminarse que era una tonta por haber hecho eso, diablos, ahora no había vuelta atrás, lo único que podía hacer por el momento era organizar un poco mejor su casa para cuando Minjeong llegara.

Y cuando el timbre sonó, Karina hechó un último vistazo al piano antes de abrirle la puerta a Minjeong. No esperó sonreir al mirar a la menor parada frente a su puerta.

—Hola— Saludó la más joven al ver a la pelinegra abrirle la puerta.

—Hola, adelante— Karina saludó moviéndose a un lado para que la menor pudiera entrar.

Minjeong parecía una niña pequeña al mirar aquel piano frente a ella, la ilusión por volver a tocar uno después de años era increíble.

Y Karina sonrió con ternura al ver a la menor correr a la sillita frente al piano.

Minjeong acarició el piano con la punta de sus dedos antes de mirar a Karina acercarse.

—¿Alguna vez intentaste tocar?— Minjeong preguntó al notar la atención que Karina ponía a sus movimientos.

—No, nunca— La mayor se sinceró.

—Ven aquí— Minjeong hizo un espacio para que la contraria se sentara a su lado.

Y en una acción tan natural Kim se quitó las gafas oscuras para mirar bien la partitura.

Entonces Karina jadeó asombrada.

—¿Pasa algo?— Minjeong la miró.

—¿Qué demonios te sucedió en la cara?— La mayor la tomó de las mejillas para mirarla.

Y Minjeong abrió los ojos en grande.

Había descubierto sus moretones.

me acordé que tenía que actualizar

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me acordé que tenía que actualizar.

ᴇsᴛᴇ́ʀɪʟ| ᴡɪɴʀɪɴᴀ ɢ!ᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora