CAPÍTULO 5

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ASHER

Estábamos entrenando para el siguiente partido y tenía que admitir que me sentía agotado; había salido la noche anterior con los chicos a un bar y aunque lo pasamos estupendamente, la resaca estaba matándome, sin embargo aquí estaba, corriendo una y otra vez, entrenando con todas mis fuerzas y esforzándome al máximo, porque no podía poner excusas, no podía quejarme ni dejarme vencer, después de todo, como decía Vince Lombardi, la diferencia entre las personas exitosas y otros, no es la falta de fuerza ni la falta de conocimiento, si no la falta de voluntad.

Cada vez que miraba el campo de juego estaba seguro que este era mi lugar y no podía imaginarme haciendo algo diferente; desde que era un niño supe que el futbol americano era mi vida y siempre soñé con convertirme en un gran jugador capaz de vencer junto a su equipo en el super bowl; pero ahora que estaba aquí y que todo lo que soñé era una realidad, continuaba sintiéndome vacío y en el fondo conocía la razón, después de todo, no importaba cuanto corriera o que tantos touchdown anotara, al final del día nada repararía el gran error que cometí y lo que perdí por ello.

-        ¡Fórmense! – gritó el entrenador y de inmediato me coloqué en posición – ¡Muestren lo que tienen! – gritó sonando el silbato y comenzamos con la primera maniobra ofensiva

El entrenador siempre nos gritaba, aunque sabíamos que era por nuestro bien; él luchaba por sacar lo mejor de nosotros y nos exigía al máximo, así lo había hecho desde el inicio y eso jamás cambiaría; el entrenador Bryant nos había encontrado a cada uno de nosotros, ya fuera en una gran ciudad o en un pueblo desconocido, él nos había encontrado y nos había dado la oportunidad de demostrar que tanto deseábamos esto; nos impulsó, nos apoyó y en muchas ocasiones ejerció el papel de un padre para cada uno de nosotros; el entrenador una vez nos dijo que este era un juego en el que se tenía que tener agallas y que cada vez que saliéramos al campo debíamos probarnos que éramos capaces de hacer algo especial, algo que muy pocos eran capaces de hacer.

-        ¡Vamos Wright más rápido! ¡Young, conserva tu posición! – exclamó el entrenador y mis amigos acataron las ordenes sin dudar - ¡Repitan la jugada! ¡Hunt, Guíalos! – gritó y asentí antes de dar inicio a la jugada y dejar ir el balón

Era el quarterback, era el líder y el equipo confiaba en mí; tenía responsabilidades que cumplir y un papel que desempeñar; tenía que mantener el control para que ellos también lo tuvieran, pero a veces decirlo era más fácil que hacerlo.

-        ¡Hazlos correr y no desistas! – grité y Nathan asintió dándome la señal que necesitaba para comenzar la jugada

El entrenamiento fue duro y extenuante, pero al final del día, cada esfuerzo valía la pena; quizá así era como se sentía hacer algo que naciste para hacer, porque si de algo no tenía ninguna duda era que había nacido para jugar futbol americano y lo haría hasta el final de mis días.

-        Necesito dormir cinco días seguidos – se quejó Nathan dejándose caer en el césped

-        ¿Solo cinco días? – cuestionó Xavien – Necesito al menos veinte 

-        ¡Me duele la cabeza! – exclamó Travis tirándose al suelo con un dramatismo propio de él

-        No debiste beber tanto anoche – soltó Chase y Travis dio vueltas en el césped con exageración

-        ¿Ya se están quejando? No aguantan nada – dijo Zack e incluso yo rodé los ojos antes de dejarme caer en el césped junto a los demás

-        Tu tolerancia al alcohol nunca dejará de sorprenderme – respondió Xavien mirando a Zack que se limitó a encogerse de hombros 

-        ¿Qué puedo decir? Soy asombroso – respondió Zack y tiré mi cabeza hacia atrás negándome a participar en la absurda discusión que se desencadenaría entre esos dos

SECOND HALFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora