CAPÍTULO 18

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KATHERINE  

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KATHERINE  

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Llevaba días evitando a Asher; tal vez me estaba comportando de manera infantil, pero la verdad es que no tenía el valor para enfrentarlo y mucho menos después de ese beso que volvió mi mente un completo desastre; no podía seguir negando que estaba enamorada de Asher, no podía continuar negándome a algo que era tan obvio y ese beso solo había terminado por confirmar mis sentimientos, pero había algo mucho más importante que el caos que era nuestra situación amorosa y esa era nuestra hija.

Siempre creí que cada persona que llegaba a nuestra vida lo hacía con una misión; solía pensar que todas las personas en nuestra vida nos dejaban una enseñanza sea buena o mala y pensaba que eran necesarias esas experiencias para enseñarnos a vivir, así que no vivía en base a arrepentimientos, al contrario, intentaba encontrar lo mejor en cada situación.

Era justo por esa razón que cada vez que miraba a la pequeña niña dormida a mi lado que no podía más que sentirme feliz y agradecida por su existencia; ella fue mi fuerza cuando más débil me sentía y fue la manera del universo de decirme que tenía que seguir luchando y mantenerme en pie sin importar cuan duro fuera el camino.

Pasé mis dedos acariciando su cabello con cuidado para no despertarla; aunque lo único que quería era ver sus hermosos ojos azules y esa pequeña sonrisa en sus labios que siempre me alegraba el corazón; los últimos días estuve sumida en el trabajo e intenté adelantar todos los pendientes que tenía, así que no pasé mucho tiempo con Rebecca, por esa razón decidí darle la noche libre a Natalie y cocinar para mi hija.

Me levanté sin despertarla y me dirigí a la cocina para preparar su comida favorita; todavía era temprano, así que podríamos comer, ver películas y divertirnos un par de horas; realmente necesitaba organizarme mejor para pasar más tiempo con mi hija, después de todo, ella siempre sería lo más importante para mí y aunque trabajaba como loca para que nunca le faltara nada, no quería descuidar su crianza ni quería que sintiera que estaba sola.

Cuando terminé de cocinar, volví a la habitación para despertarla, porque por más que la llamaba, no me hacía caso, así que me acerqué a ella con cuidado y acaricié su cabeza, pero entonces, al colocar mi mano en su rostro noté lo caliente que estaba y todas mis alarmas se dispararon.

-        Rebecca – dije moviéndola para despertarla, pero solo la escuché jadear - ¡Rebecca! – grité aterrada, pero ella solo abría ligeramente los ojos

Cargué a mi hija en mis brazos y tomé mi bolso para después salir corriendo del departamento; no podía creer que esto estuviera sucediendo justo ahora; Brenda no estaba ni tampoco Natalie; estaba sola y mi hija estaba enferma, no podía dejar de temblar, porque si llegaba a pasarle algo, me moriría.

Detuve el primer taxi que encontré y casi le grité que nos llevara al hospital más cercano; justo ahora no me importaba si alguien me reconocía o decía algo; mi única prioridad era Rebecca y por más asustada que estaba, respiré profundamente e intenté mantenerme fuerte, porque era lo que mi hija necesitaba en este momento.

SECOND HALFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora