EPÍLOGO

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KATHERINE

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Había llegado el día y no podía dejar de sonreír; me sentía impaciente y emocionada; sentía como si miles de mariposas revolotearan en mi estómago y cada minuto que pasaba me acercaba al momento que tanto había soñado.

- Te ves, hermosa – dijo mi hermana acercándose y sonreí al verla con aquel vestido rosa pastel que finalmente había elegido y que se veía tan precioso en ella

Mi vestido era blanco, con un corse ajustado con leves toques dorados que lo hacían brillar como el oro y la falda era amplia, tanto que me hacía sentir como toda una princesa; el vestido me quedaba a la perfección y era único en su clase; diseñado exclusivamente para mí, para este momento tan especial en mi vida y el velo, era sin duda algo maravilloso.

Mi cabello caía en suaves ondas por mi espalda con un peinado simple y una diadema de pequeños diamantes que brillaban con cada movimiento y que Asher me había regalado para este momento; me sentía preciosa y no podía dejar de sonreír.

- Eres la novia más hermosa – dijo Brenda acercándose trayendo a mi hija de la mano

- ¡Mamá! ¡Pareces una princesa! – exclamó Rebecca haciéndonos sonreír a todos

- Tú también pareces una princesa, cariño; te ves encantadora – dije observándola en su vestido celeste cubierto de tul que combinaba perfectamente con sus ojos

Habían sido días muy ocupados y nos había costado un poco organizarnos, pero ahora todo era perfecto; estábamos oficialmente viviendo en la nueva casa y mi hermana comenzaría sus estudios el siguiente mes, aunque por ahora recibía tutorías privadas para orientarse un poco más en su nueva vida.

En cuanto a Rebecca, ella ya había sido transferida a la nueva escuela y aunque al inicio tuvo miedo, había hecho muchos amigos y estaba feliz; por otro lado, Natalie había entrado a trabajar en esa misma escuela y estaba cumpliendo uno de sus sueños, aunque seguía con nosotros, ayudándonos con Rebecca por las tardes, excepto los días en que mi pequeña acompañaba a su padre a los entrenamientos y se quedaba con el entrenador que la adoraba como si fuera su propia hija.

Las cosas con los chicos también iban a la perfección y disfrutaba pasar tiempo con ellos; siempre conseguían hacerme reír y siempre me ayudaban e incluso había comenzado a divertirme viendo los problemas en los que Travis no dejaba de meterse y que hacían enfurecer al entrenador; en cuanto a Brenda, ella también pasaba tiempo con todos nosotros y podía asegurar que disfrutaba mucho más la vida en San Francisco que en Nueva York y su nuevo apartamento que oficialmente había comprado, le fascinaba y aunque todavía no querían confirmarlo, podía ver que algo había cambiado entre ella y Jared; quien diría que esos dos terminarían aceptando que sentían algo el uno para el otro; la vida si que estaba llena de sorpresas.

En cuanto a mí; mi vida se sentía mucho más estable y aunque seguía siendo la portada de todas las revistas, había decidido dejar de concentrarme tanto en el trabajo, después de todo, tenía una familia de la que quería disfrutar y aunque me apasionaba mi trabajo, quería vivir esta nueva etapa plenamente sin perderme de esos momentos hermosos que hacían de esta vida, una auténtica maravilla.

- Todos están listos, tienen que pasar a sus posiciones – indicó la organizadora entrando al salón en el que me encontraba con las chicas y con Rebecca

Brenda y Sam serían mis damas de honor mientras que Rebecca llevaría las flores hasta el altar en dónde Asher me estaría esperando junto a Nathan que sería el padrino de bodas y sería quien entregaría los anillos para la ceremonia.

SECOND HALFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora