Mercancía

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Otra noche de trabajo, el mismo martirio, pero estoy bien hoy será el día que pueda apostar.

Si Gano quiero ver a la peliroja.

Tengo que ponerme de acuerdo con ella para que todo salga como lo tengo planeado.

— Hey tú —- hablo mientras agitó mis manos para que uno de los de seguridad del viejo rabo verde de Mundo me lleve a él.

—- ¿Qué quieres? —- se acerca mientras agarra el arma que lleva en las manos.

—- Llévame con tu jefe —- digo sin despegar mi mirada de la suya.

Suelta una risa amarga.

—- No, ahora lárgate —- Da la vuelta para irse.

-— Apostaré —- digo rápido. Frena en seco.

Voltea a mirarme con una sonrisa perversa haciéndome un movimiento de cabeza para que lo siga, no hablo solo dejo que me guíe por el camino que ya conozco.

Al llegar a la oficina toca al momento que escucho una voz fuerte diciendo "pase" entró.

-— ¿Qué quieres? -— me mira de arriba a bajo sin ningún disimulo.

-— Dice que apostará -— menciona el gorila que me trajo.

Ruedo los ojos, solo quiero largar me dé una vez por todas.

-— ¿Encerio? -— se acomoda mejor en su silla —- Dime ¿Qué me vas a ofrecer? ¿Qué tienes tú, que yo no pueda conseguir? -— pregunta con aire engreído.

—- Mi vida -— suelto sin rollos.

—- Pero si tú vida está en mis manos -— Suelta una risa sarcástica -— Si yo quiero -— Truena los dedos —- te la quitó en un dos por tres.

Es verdad mi vida literalmente está en sus manos.

-— Pero no habría diversión —- pongo una sonrisa igual de cínica como la de él.

Piensa, sabe que no tengo oportunidad y estoy desesperada, pero como he dicho no vale vivir una vida que no es tuya.

-— Yo pongo las reglas —- dice al fin. Suelto el aire que no sabía que tenía guardado.

Esto es un buen comienzo ¿No?

-— ¿Cuáles son las reglas? -— eso es importante no quiero que me haga una mala jugada.

Sonríe malévola mente, se que trae algo entre manos.

—- El juego será fácil, una pelea puño a puño —- ¡ups! No sé peliar -— ¿Te parece? —- muevo mi cabeza de arriba a abajo. De todos modos no hay opción.

Solo espero que sea una mujer por qué tendré más oportunidades que si tengo que enfrentarme con un hombre.

—- Las reglas son simples la que muera creo que por lógica pierde ¿No creés? -— ¿muerte?

Nunca he matado a alguien, ¿Lo he deseado? Si claro pero nunca me he atrevido a tanto por qué siempre mantengo ocultos a mis demonios, no dejo que la ira me controle.

-— ¿Hablas de que para yo ganar tengo que..? —- no termino la frase cuando el rie.

-— Obvio cariño ¿Qué creías? —- Vuelve a reír.

—- ¿Quien será? -— Tengo miedo.

Piensa, para después negar con la cabeza.

-— Será sorpresa, no comas ansias pequeña —- pequeña haci me llamaba mi madre, no dejó que va mi dolor.

Me levanto de la silla para irme, no moriré con los brazos cruzados lucharé con uñas y dientes. No soy un rival fácil de derrotar.

—- Si yo gano, que lo más seguro es que haci será —- eso espero Dios mío -— quiero hablar con la peliroja -— Levanta una ceja ¿Sorprendido por mi actitud? Puede ser pero no me importa.

-— La rusa ¿No? —- afirmó con la cabeza —- Está bien, pero si yo gano también me llevo la vida de tu madre.

Una pizca de dolor aparece en lo más profundo de mi corazón. Me niego a perder a mi madre pero no hay marcha atrás. Una vez que haces trato con él diablo no puedes arrepentir te.

—- Echo -— estira su asquerosa mano para que la estreche, dudo pero al final también doy mi mano y haci cerramos  nuestro trato.

—- El próximo lunes a primera hora -— hoy era lunes una semana para prepararme -— suerte bonita, la necesitarás.

Sin duda acabo de hacer un pacto con el mismo diablo.

No dije nada más solté su mano y me alejé viendo la sonrisa en su rostro esto le divertía.

¿Seré capaz? ¿Tengo lo que se necesita? ¿Soy fuerte? Preguntas que pronto tendrían respuesta venían a mi mente mientras regresaba a mi habitación quería comer tenía hambre y sueño esta vida era una mierda.

Llegue a mi habitación encontrándome ya a Antonella, le regaló una sonrisa, también a sufrido mucho me apiadó de ella, nadie debería de causarle dolor a otra persona ¿Por qué ser los verdugos de otras personas?.

—- ¿Y? -— pregunta curiosa se lo que se refiere.

-— Acepto -— me siento en la cama para quitarme los tacones, sin duda esto mata lentamente.

La mujer de mediana edad lanza un chillido feliz.

-— Te dije, no se resisten a esto.

—- Si, si lo sé -— suspiro, quiero un baño no corrección necesito un baño con urgencia.

Me levanto para ir al armario la habitación la cual comparto con otra chica llamada Nyssa es linda, dulce y amigable. Ella me prestó ropa para "trabajar" en este lugar.

Saco ropa un poco más decente para ir directo al baño.

Entró a la ducha y en menos de quince minutos ya estaba completamente lista.

—- ¿Tienes hambre mija? —- pregunta Antonella. Asiento

Sin decir más se retira, se que me traerá algo para que coma. Aliso mi cabello, es un poco difícil desenredarlo pero no imposible. Escucho que la puerta se abre volteo pensando encontrar con los ojos de Antonella pero me encuentro con los ojos marrones de Nyssa.

-— Hola -— no me mira solo se sienta en su cama —- ¿Te pasa algo? —- seguro le hicieron algo.

Voltea para mirarme con esos ojos tristes a la vez preocupado su cabello castaño claro cae por su frente.

-— Es solo que... Bueno... Tú... Ya sabes es...eso -— ¿Eso?

-— No entiendo —- me mira curiosa

-— ¿Qué no lo sabes? —- niego, no se a que se refiere.

Muchas cosas vienen a mi mente ¿Alguien más murió? ¿Otra chica más? ¿Hay también niños y niñas?

-— Ellos también trafican mujeres y niñas, les dicen que son "mercancía" y tal vez mañana o pasado mañana las traerán aquí para subastar a todas.

Oh Dios mío

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ಠಗಠ

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