La primera habitación

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— Entonces, ¿Cómo planeas hablar con la rusa? — pregunta Mundo levantando ambas cejas.

¿Qué cree? ¿Qué no lo tenía planeado?
¿Era eso acaso? No, yo ya tenía todo planeado esto era fácil. Antonella, ella habla ruso, antes de irme pedí que escribiera una carta especificado todo lo que pasaba y el plan para irnos de este infierno.

Solo espero lo lea, comprenda y lo más importante acepte, sobre... Nissa bueno ella también está dispuesta a participar.

— Eso es mi problema — contesto tangente.

Solo me mira, intenta descifrar me, lo se.

— Cómo tú digas mujer, cuando despiertes estarás cerca de estar con ella.

Después de decir eso siento que alguien detrás de mí tapa mi boca con un pañuelo húmedo forcejeo pero a los segundos todo es oscuridad.

Espero y hablar con la roja valga la pena -— piensó en mis adentros.

∆∆∆∆∆

Mis párpados están pesados e intento abrirlos, intentando costumbrar me a la luz del foco de esta habitación.

Cuando por fin abro los ojos completamente veo al rededor, los recuerdos me inundan. Es la primera habitación en la que desperté cuando entre a este infierno ¿Cuánto hace que fue eso? Hace mucho sin duda, y por lo que veo todo está igual.

Cierro mis ojos con fuerza no quiero llorar debo ser fuerte.

Con mis manos tocó la cadena que rodea mi tobillo una vez que abro los ojos.

Está apretada pero no tanto, es como si estuviera echa para mí. Veo el espejo y veo mi apariencia; repugnante es lo que se me viene a la mente cuando me veo... Veo un cuerpo sin vida. Unos ojos infelices que quieres volver a mirar su libertad.

— ¿Ya despierta? — no volteó, se de quién se trata; del pelinegro.

Reconocería su voz hasta en mis sueños o mejor dicho en mis pesadillas.

—¿Donde está? — sabe de quién hablo por qué solo sonríe.

Camina hacia mi pero se detiene a la mitad del recorrido.

— Ya vendrá, no seas impaciente.

Me levanto de la cama. Es más alto que yo, pero no me inmutó lo miro fijo a esos ojos que irónicamente me gustaban.

— ¿Cuáles son tus verdaderas intenciones? — dice mientras frunce la frente esperando mi respuesta.

— ¿Cuáles crees que son? — atacó con otra pregunta.

Sonríe para mirarme con superioridad.

— Tus intenciones son fáciles de descifrar. 

— ¿A sí? — suelto una risa burlona.

Menea la cabeza afirmando lo que eh dicho.

— Si, no lo sé una intención sería escapar ¿No? — no borré mi sonrisa.

— Podría ser — alce mis hombros, bajo su atenta mirada.

— Eso no es posible, Crees que eres fuerte pero en el fondo solo eres una gatita asustada — ¿Era fuerte? No, pero lo intentaba y eso era lo que realmente contaba. Aparte, las circunstancias nos hacen más fuertes.

— Eso es lo que tú crees.

— No, en estos momentos solo te haces la fuerte pero qué tal aquel día ¿No eras tan fuerte no? — cerré mis ojos a la vez que clave mis uñas en mis palmas eso hacia que reduzca mi ansiedad.

— Explícame que era eso — no pregunte... Quizás ordene.

— Trabajo — eso lo sabía pero quería más información. Vió mi cara de duda — Pagan por vídeos donde aparece gente sufriendo y tal parece que ese vídeo les gustó mucho — sonrió dicho eso.

Clave mis uñas en las palmas... O bueno una palma por qué la otra me dolía, estaba vendada. La mujer que me habló para que fuera con Mundo me vendo maldita porque me echó alcohol y eso me ardió.

— ¿Harás señas para que te entienda?— recordé la carta que tenía bajo mi ropas.

— Quizás — me límite a responder. Camino para ponerse atrás de mí.

— No se que tienes que me llamas la atención — puso sus manos en mi cadera. No me moví —  Sabes, si tienes tantas ganas de salir y un día lo logras — ¿Será verdad? ¿Algún día saldré?
— Me gustaría que me recordarás — ¿Qué?

Me besó el cuello quise vomitar su tacto me daba asco.

Me alejé de él instantáneamente, salió de aquella habitación por un lado de mi.

Intenté correr a la puerta antes de que la cerrará pero a mí cerebro se le olvidó que yo traía una Maldita cadena en el pie.

— Mierda — dije una vez que cai al piso metiendo mis manos, mi perna dolió y mi mano también.

Gracias al cielo metí mis manos y no me lastime la cara o me parti el labio. Lo que menos necesito es estar mal, si; no sana y con fuerza, ya que con una bala tengo suficiente.

La puerta se abrió dejándome a la defensiva aún más cuando veo a León acercándome con un fierro en la mano ¿Qué es eso?

Lo muestro a mi dirección apuntando me con eso.

— Mira es nuevo y tú serás la primera en usarlo — no — se usa para marcar al ganado, yo lo usaré para marcar lo que es mío.

Me mostró los letras una L y C se miraba en grande, se lo que era León Carbajal, si; su nombre.

Retrocedí cuando él se acercaba más a mí, camine hacia atrás cuando toque la pared. Se abalanzó a mí con fuerza agarrándome por los hombros para tirarme a la cama con fuerza, grite e intenté quitarme lo de encina la única solución que encontré fue patinar a su amigo del alma y funcionó por qué me soltó mientras se hizo bolita en el piso, supongo que para calmar el dolor.

Volví a correr y si nuevamente volví a caer de cara al piso. No supe cuando se subió nuevamente encima mío.

— Estate quita linda — el pelinegro susurró algo que no escuché bien para después silbar hacia la puerta abierta si aún — Christian — Se escucha como baja las escaleras hasta que lo tengo frente mío o bueno delante mío — puedes calentarlo — estiró el fierro — lo olvidé — el castaño rodó los ojos y se fué con el fierro en mano.

— Baja de arriba de mí. — dije lo más fría posible — no se movió — ¡Ahora! — grite más alto.

— No quiero que vuelvas a pegarme en mi amigo, no quiero que me lo corten como se lo tuvieron que cortar al cliente de la otra vez por qué le mordiste el miembro — sonrió en mi oreja cuando dijo eso — si, se lo cortaron por qué se infectó.

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Me gustaría que me dijeran cómo está quedando la historia ;)

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