La casa se visualiza a lo lejos, grande, espaciosa, con un lindo patio, cercada.
La camioneta se estaciona enfrente de la gran casa de tres pisos.
— ¿Qué creen que encontraremos dentro? — pregunta Christian tirando lo último que le queda de su cigarrillo.
— Un par de mujeres locas — Mundo baja de la camioneta llendo directo a la cajuela — Tomen — estira su mano para darle la escopeta a el pelinegro.
— Terminemos con esto — Armando toma su arma para entrar a la casa de una vez por todas.
— Que el señor esté con ustedes mis hermanos — recargando su arma, Mundo entra trás Armando seguido de los otros dos.
Adentro de la casa todo era silencio solo los acompañaba sus propios latidos de corazón y sus respiraciones que a cada paso se empezaban a acelerar.
— Ustedes dos revisen arriba y nosotros abajo — Armando y Christian solo asistieron para después caminar escaleras arriba.
— Estás perras deben estar muriéndose de miedo — río León después de decir aquello.
Los dos hermanos subieron intentando hacer el menor ruido posible no querían que ellas supieran que ya estaban aquí. Aún que eso era difícil por qué el ruido de la camioneta las alertó.
— Christian, tú ve por ese pasillo — aceñalo con su arma el pasillo de la derecha. Su hermano tan solo afirmó con la cabeza.
Pasos ligeros daba está entrar en la primera habitación. Un cuarto ni tan pequeño ni tan grande lo que muchos consideran perfecto.
Se paró enfrente de la cama para agacharse, antes de eso barrio el lugar con la mirada, nada fuera de lo normal. Se agachó, nada... Aquí tampoco había nada. Se estaba empezando a enfadar solo acepto por qué esto sería fácil. Una puesta con sus hermanos hizo que aceptara.
Un ruido lo hizo voltear.
— ¿Estás en el armario? — preguntó acercarse a paso lento.
Mientras tanto en el piso de abajo en la cosina. Mundo se acercaba a la cocina un ruido lo llamó su atención.
— Vamos perra sal de dónde quiera que estés — un campanar lo hizo parar — ¿Qué mierda? — se agachó tomando la pequeña campana en sus manos.
La tiró lejos, para mirar el lugar con más atención recordando que fueron las campanas que habían encontrado y de no ser que rompieron las cámaras él hubiera sabido exactamente dónde estaban y haci no el daría su posición a su enemigo.
— ¿Donde estas? — apunto bajo la mesa... nada. — ¿Estás escondida en algún cajón de la despensa? — empezó abrir cada cajón pero; nada volvió a encontrar. — Si no estás aquí ¿Será que
en el cuarto de lavado? — Despacio camino hacia la puerta quedándo enfrente.La castaña solo podía temblar y rogar por su vida a Dios. No podía cerrar los ojos lastimosamente era lo que más quería tan solo quería cerrar los ojos y despertar en otro lugar.
Lentamente la manija de la puerta empezó a girar apunto su arma temiendo que la que se llevará el disparo fuera ella.
Antes de que la puerta se abriera un disparo sonó retumbando por toda la casa.
— ¿Qué carajos? — La castaña no perdió oportunidad, deseando con todas sus fuerzas que el disparo fuese echo por una de sus amigas.
Abrió la puerta sobresaltado al hombre gordo que estaba frente a ella.
— Aquí estás — Sonrió dejándole ver su sonrisa que tanto asco le daba.
Apunto hacia la chica pero un golpe lo desconcertó haciendo que perdiera el equilibrio.
— Maldita — Nyssa empezó a temblar quedando paralizada soltando el bate de sus manos.
— Corre — Agarro a Nyssa de la mano y ambas corrieron cuando escucharon que alguien venía hacia la cosina.
Por el pasillo corrieron ambas.
— ¿Tu disparate? — el pelinegro pregunto apenas apareció en la cosina.
— Claro que no — Se levanto del piso aún tocándose la cabeza.
— ¿Qué te pasó?
— Cállate ya encontré dos, tú sube arriba para ver quién disparo.
— podrás con ambas.
— Si, si, si, yo me encargo de estas.
No espero respuesta alguna cuando él ya estaba siguiendo el rastro de las mujeres.
Christian entro al la habitación viendo el charco de sangre.
— Maldición Armando — su hermano tirado en el piso. Rápido se hacerlo tamando sus puntos vitales seguía con vida suspiro aliviado.
— ¿Qué pasó? — se voltio apuntando con su arma.
— ¿Eres ciego acaso? — Volvió a ver a su hermano tirado en el piso.
— Está...
— Vivo — se apresuró a decir — Solo que esta perdiendo sangre fue en el abdomen. — No moriría no era mucha sangre de peores cosas había salido.
— ¿Donde está? — rodó los ojos.
— Si lo supiera creeme que viva no estaría — El pelinegro arto de hacer preguntas salió de la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.
Se quedó haciendo precio el la herida.
— Ey, ey — dió golpecitos en la cara de su hermano — ¿Estás bien? — preguntó cuando su hermano empezó a abrir los ojos. — Te meteré a la cama ¿Ok?
Sin esperar respuesta paso el brazo de su hermano por su cuello. Él chico también ayudó. Una vez en la cama le dió indicaciones. Solo eran cuatro ¿Qué tan difícil era eso?
Salió a paso rápido de la puerta, Armando se quedó descansando la rusa era buena lo tomo desprevenido.
Abrió los ojos cuando sintió algo frío en su frente. Una linda chica de cabellos rojos le apuntaba con un arma.
— Hola bonita — empujó a la chica para tirarla al piso un grito de sorpresa salió de ella.
Se puso arriba golpeándola a puño cerrado. No sé lo podía quitar de encima haci que junto coraje y pellizco su herida de bala. Un grito salió de él. Tiempo suficiente para que la mujer saliera debajo de él, se empezó a arrastrarce para llegar al arma hasta que sintió unas manos agarrándola de los pies.
Él chico agarro el cable de la televisión a lo que se ponía arriba de la mujer quien lo pateaba desesperadamente para quitárselo de encima.
— Esto no dolerá mucho linda — Sin darle más tiempo enredó el cable en su cuello haciendo que no llegara aire a sus pulmones.
Con desesperación la chica empezó a querer quitarse el cable de su cuello que cada vez se hacía más apretado. Miró debajo del sofá su salvación
<<un martillo>>Lo tomó desesperada golpeando a su atacante. Logro tomar aire, sintiéndose aliviada. Eso no duró mucho por qué nuevamente sintió el cable en su cuello en un moviendo ágil mordió la mano de su agresor dió vuelta siendo ahora ella la que ponía el cable alrededor de su cuello.
Era desesperante que no servía, el no moría y el martillo estaba tan lejos de ella. Él hombre tratando de liberarse patio la mesa haciendo que la televisión cayera y la pantalla se rompiera. Los vidrios brotaron cerca de ambos pero de un movimiento rápido la peliroja tomo un vidrio clavándole esté en su pecho mientras él se movia. La empujó para atrás para volver a subirse encima de ella pero una cortada en el cuello hizo que parará. La mujer había dado en su garganta.
Llevo sus manos tratando de parar el sangrado pero eso fue inútil segundos después ya hacía en el piso en un charco de sangre.
Lilia se levantó para salir lo más cuidadosa de la habitación esperando que Antonella siga muy bien escondida.
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.Si en alguno de los capítulos anteriores vieron el nombre de *Alissa* fue por qué me equivoqué en vez de escribir *Antonella*
Bueno X 😒😌
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Secuestradas
БоевикA ellos les gustaba tomar cosas sin pedir permiso, en primer lugar ¿Por qué deberían pedir permiso? Y si querían tomar a una mujer lo hacían sin más ni menos... Bueno también les gustaba secuestrarlas y quitarles la vida.