La roja termino de leer la carta. Por fin pude hablar con ella después de que León abusara de mí.
A decir verdad, no sabía que era lo que pasaba por su mente pues tenía cara de susto mezclada con sorpresa. Le entregué el lápiz que le pedí a León después que me marcará.
Si y se preguntan dónde está la marca bueno ahora el nombre de León estará en mi muslo izquierdo, si y también tengo la marca de mi espalda cicatrizada con letra "SOY TUYA"
— Espero que digas que si — le dije siendo consciente que no me entendía.
Mi panza dolía ya que ella no había echo ni una seña. Era fácil lo que decía aquella carta en ruso.
Lo que más resaltaba era la posdata “si estas de acuerdo mueve la cabeza de arriba abajo en forma de si" Lo se era estúpido pero tenía que intentarse ¿No?
La esperanza vino a mí cuando la chica movió lentamente su cabeza afirmando ¿Dijo si?
Sonreí, ella de igual forma. Sentía pena por ella su cabello rojo no tenía brillo sus ojos eran vacíos y con ojeras, se podía mirar con claridad lo delgada que estaba por falta de alimento, también sobresalía de su piel blanca algunos moretones y rasguños, marcas rojas también adornaban su piel.
Empezó a escribir en la parte de atrás en la hoja, me estire para ver pero como era de esperarse no entendí nada.
Me entrego la hoja de vuelta, cosa que me la metí entre los senos no llevaba sujetador, no me dejaban usar.
La puerta se abrió de golpe para dejar pasar al pelinegro.
— Listo se acabó el tiempo — dijo con voz grave — se acercó a mí para jalar me del brazo — di hasta luego bonita — me saco de ahí bajo la atenta mirada de la peliroja.
— ¿A dónde me llevas? — pregunté con temor.
— No te preocupes linda — me galo de nuevo a la habitación ¿Me iba a quedar Aquí?
— ¿Volveré, verdad?
— ¿Qué no te gusta estar aquí? — sonrió adentrándose a la habitación si haci se le puede llamar al cuartucho.
Se agachó para tomar la cadena y ponerla en mi pie dude por unos momentos si sería buena idea patiarlo
Y salir como alma que lleva el diablo pero me quite esa ida de la mente cuando recordé a su hermano. No era buena idea.— Quiero regresar.
— No vas a volver yo te traje aquí ¿Lo olvidas?
— Volveré a apostar — dije lo más rápido posible.
Tenía a dos mujeres de mi lado y sabía que esto no sería fácil pero lo haría.
— ¿Qué planeas ganar? — contesto mirándome a los ojos.
¿Qué quería ganar? Tiempo, eso quería en primera para recuperarnos la chica y yo, pero en si quería hablar con mi madre verla quería estar con mi familia.
— Una llamada — frunció los labios. Sabía de primera que no era una idea que lo convencería.
— Está bien — ¿Acepto? — Tú vida y la de tu madre — afirme con la cabeza. Sólo espero que sea como la otra vez.
— Entonces vamos — ¿Qué?
— ¿A dónde? — pregunto dudosa a su respuesta.
— Este trato es entre tú y yo — tras una sonrisa me guió escaleras arriba.
Llegamos a una sala donde me sentó delante del gran televisión que había en este.
Dudosa observé cada uno de sus movimientos, por su parte él tan sólo conectaba la televisión.
— Listo ya está — me extendió un control remoto ¿Qué demonios?
— ¿Qué se supone que haré con esto? — Prego levantando una ceja.
Se sienta al lado de mí.
— ¿No es obvio? — niego con la cabeza — El primero que muera en este videojuego pierde — ¿Mi vida se basa en si gano o no un videojuego?
Parecía absurda la situación, sin embargo mis manos temblaban por qué yo no era buena jugando era... pésima.
La partida comenzó. El objetivo era que uno de los dos muriera y era irónico ver qué Mario Bros y la princesa peach, peleaban por mi vida.
— Son tres rounds, suerte linda — mencionó el pelinegro para después concentranrse en matarme.
Era difícil contratar el control por qué ni siquiera me explico cómo usarlo, ¡¿Cómo se suponía que iba a ganar?! La princesa brinco pero una patada en el aire de mi contrincante la saco del lugar de pela descalificando me.
— Uno a cero — dijo feliz al ver su victoria.
— No es justo — es que encerio en esto era pésima.
El pelinegro hizo caso omiso de mi berrinche y siguió en lo suyo.
Ronda dos esto tiene que ser fácil.
Precionando teclas a lo loco hize que mi personaje diera dos vueltas en el aire lanzándole una ronda de puñetazos seguidos dejándolo inconsciente declarando así mi victoria.
— Si — chille emocionada.
— Suerte de principiantes — rodé los ojos — está es la decisiva.
Me puse atenta esquivando los golpes que me lanzaba el personaje, lanzándole igualmente un puñado de golpes a todas direcciones. Estaba apunto de ganar. El personales de León quedaba con más poca vida. Sonreí en mis adentro, yo tenía la victoria.
— Si pierdes te entregaré la cabeza de tu madre en año nuevo.
— ¿Qué? — un segundo, tan solo por pestañear y voltear a ver al hombre que se encontraba al lado mío, hizo que mi vida cambiará.
Perdí.
Mi cuerpo empezó a temblar de forma exagerada. Esto no podía ser cierto.
— Es un simple videojuego, no puedes hablar encerio. — trataba de asimilar la situación.
Movió la cabeza negando. Sin esperar respuestas me arrodille frente a él.
— Es un simple juego — no estaba conciente de que mis ojos ya estaban llenos de lágrimas — ¡no puedes hablar encerio! — ¡¿Verdad?!
— Ya tienes regalo linda — me estremecí.
— También moriré yo — más que una pregunta era un afirmación ya que supuestamente ese era el trato.
— No, tranquila — me mira a los ojos, mientras yo sigo arrodillada frente a él — tu muerte aún no me es necesaria — un dolor se empezó a aparecer en mi cabeza.
Me levanto despacio agarrándome la cabeza. Todo me da vueltas ¿Matará a la mujer que me crío cuando mis padres murieron? ¿Matará a aquella mujer a la cual le digo mamá?
— No puedes hacer eso — la visión se me está nublado — No puedes — balbuceo.
— Por cierto, año nuevo es mañana — ¿Mañana? ¿Llevo más de tres meces secuestrada?
No soporto más el dolor, caigo al piso viendo como todo se vuelve negro.
— No le vendiste tu alma al diablo, solo me la rentas te.
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Actualizo muy rápido ¿No creen? Besitos ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡(•ө•)♡
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Secuestradas
ActionA ellos les gustaba tomar cosas sin pedir permiso, en primer lugar ¿Por qué deberían pedir permiso? Y si querían tomar a una mujer lo hacían sin más ni menos... Bueno también les gustaba secuestrarlas y quitarles la vida.