Los días y las noches pueden parecer eternas, y lo eterno puede parecer infinito.
Aquí estoy yo, con tres mujeres buscando una esperanza.
Escucho como la rusa habla sin poder entender.
— ¿Qué dice? — pregunto para que Antonella me conteste.
Ella deja de buscar entre los sillones para verme.
— No hay nada en los cuartos de huéspedes — me siento en el sillón viendo fijamente el arma sin balas que está frente a mi.
¿Contexto? Bueno pues desde hoy cumplida la semana. Muy temprano nos trajierón a esta casa, bueno si es que se le puede llamar haci ya que más bien parece una mansión. Tiene muchas habitaciones perfectas para esconderse.
Los hombres que nos trajierón, nos dijeron que era para que nos adaptemos a este lugar.
Buscamos por todos los rincones de la casa bueno solo exagero aún nos falta mucho, pero tan solo llevamos una pistola pequeña y una navaja que encontramos en la cosina y oh sorpresa no hay ningún cuchillo en esta.
— Todo estará bien pequeña — intenta consolarme Antonella Pero ¿De verdad lo estará?
— Tienen que ver esto — Dice Nyssa en el marco de la puerta con una gran sonrisa. Nos miramos entre nosotras para después ir a seguir la.
— ¿Qué pasa? — pregunta Antonella.
— Esto les va a gustar — responde mientras bajamos al sótano.
Una vez abajo Nyssa corre hacia una mesa donde quita la manta que está encima de esta. Cuando veo lo que hay en la mesa siento que veo el amor a primera vista un arsenal de armas, escopetas, revólver, una ak-47, un calibre y también cuchillos navajas entre otras.
— Están recargadas — sigo embobada mirando con atención lo que tengo enfrente mío — Eso imbéciles no saldrán vivos — paso mi mano por un revólver escuchando como festejan las mujeres a mis espaldas.
— ¿Qué esperan? — volteó para verlas a la cara — Tienen para escoger — no lo piensan dos veces para agarrar las armas que les gustan.
Una escopeta está en mi mano mientras que en mi pantalón cerca de mi bota está una navaja.
— ¿Listas? — pregunta Nyssa.
La pelirroja vuelve a hablar, mierda cuando salga de aquí aprenderé ruso.
— Ella dice que hay que hacer trampas ¿Sabés? — dice Antonella — no sabremos cuándo vendrán — lo pienso y es verdad. Supongo que estarán aquí cuando el sol se oculte.
— En el cajón de arriba en la sala encontré campanas, de esas que suenan podemos ponerlas en lugares específicos. — propongo mientras hago memoria.
— Entonces vamos que esperan.
Subo corriendo los escalones para llegar al cajón de la sala donde están las campanas.
— Toma — rebuscó entre el cajón para sacarlas todas. Unas veinte campanas son pocas pero servirá.
La rusa las toma para dejarlas en la mesa.
— Esto es lo que haremos, ya que terminemos de poner las campanas para que nos avisen. Te ayudaremos a buscar un lugar para esconderte — le digo a Antonella.
— No, cariño yo puedo... — no la dejo hablar.
— Cuando esto termine iremos por ti y saldremos todas juntas pero te necesito escondida, te necesito viva.
— Es cierto, te necesitamos a salvó — Nyssa me apoya en esta decisión.
— Está bien — la abrazo mientras escucho como suspira se que sabe que no cambiaré de opinión.
Escucho hablar a la peliroja a mis espaldas nos separamos del abrazo para verla mejor.
— ¿Qué dice? — Pregunto, ella solo ve hacia un punto en el techo. Señala con su dedo el lugar donde está mirando.
Mi boca se habré de sorpresa al ver una pequeña camara.
— Nos tienen vigiladas — Antonella se para a mis espaldas — eso dice, nos tienen vigiladas.
La chica apunta con su arma hacia la cámara y dispara. Vuelve hablar en ruso mientras sale de la habitación.
— Busquen cámaras y las que encuentren disparen — cómo siempre Antonella traductora.
No sé cuánto tiempo a pasado pero si lo suficiente para que ya estén las campanas listas, las cámaras destruidas o bueno las que encontramos, y claro herramientas en el piso tiradas, no a la vista, pero nosotras si sabemos donde están. Esto es por si, no tenemos armas o que se yo. Pero en dado caso de algo estaremos listas.
— Creo que ya no hace falta nada — Me siento en el sillón.
— El sol ya se está metiendo — Nyssa mirá el paisaje desde la ventana
— Creo que ya es hora de que vallas a esconderte — me levanto del sillón para acercarme a Antonella.
— Saben que yo puedo...
— ya hablamos de esto — se que quiere convencerme pero eso no se va a poder.
A regañadientes se levanta del sillón y camina hacia las habitaciones de arriba.
— Ven, acompaña me amor — le dice a la peliroja que solo sonríe, sin entender la guía arriba.
Veo como suben despacio las escaleras.
Suspiro con pesadez para volverme a tirar me otra vez en el sofá.— ¿Te encuentras bien? — La voz de Nyssa me hace voltear a verla.
— No, creo que no — río un poco — mejor hay que ponernos en nuestro lugar.
Encerrada en el cuarto de lavado con una vista hacia la parte de la cosina estoy escondida. Preparada para cuándo entren. Esto no será difícil tan solo la primera persona que entre se llevará un disparo en la cabeza.
No pasa mucho cuando escucho una camioneta estacionarse afuera. Mi cuerpo reacciona y los temblores vienen.
Ya están aquí
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Secuestradas
حركة (أكشن)A ellos les gustaba tomar cosas sin pedir permiso, en primer lugar ¿Por qué deberían pedir permiso? Y si querían tomar a una mujer lo hacían sin más ni menos... Bueno también les gustaba secuestrarlas y quitarles la vida.