II La llave perdida

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Narrador omnisciente—Aceptamos gustosos todo lo que tengas para ofrecernos —habló en voz alta el chico de cicatrices después de leer aquel mensaje escrito en el pergamino

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Narrador omnisciente
—Aceptamos gustosos todo lo que tengas para ofrecernos —habló en voz alta el chico de cicatrices después de leer aquel mensaje escrito en el pergamino.

"Queridos curiosos, vamos a iniciar con una profecía que les va a encantar."

Las palabras se fueron escribiendo poco a poco, bajo la tenue luz de las lámparas provenientes de la esquina de Sirius y ayudadas con la luz de la luna que se colaba entre las ventanas. Los Merodeadores se miraban inquietos, esperando a que el pergamino volviera a mostrar alguna palabra. Cuando poco a poco se reveló un título resplandeciente en la cúspide de aquel viejo papel: "La llave perdida".

James, elevando con su dedo anular sus anteojos característicos, fue el primero en leer en voz alta. —"En la sombra de tres torres..."— Sus ojos centelleaban de emoción mientras sus amigos se agrupaban a su alrededor, ya que le había quitado el pergamino a Sirius sin cuidado, capturando las miradas de sus amigos antes de que otro continuara.

—¿Tres torres?— preguntó con duda el pelinegro. —¿Cuáles torres podrían ser?—

—La torre de astronomía.—

—La torre de Gryffindor.—

—La torre de lechucería.—

Respondieron sus tres amigos sin despegar su mirada del pergamino, el cual seguía escribiendo por arte de magia letras doradas que hacían que sus caras brillaran, y no solo de emoción y curiosidad.

El más reflexivo de los Merodeadores frunció el ceño mientras continuaba la lectura. —"Una llave perdida abrirá puertas a destinos entrelazados."— Una pausa llena de significado llenó la sala.

—"Cuando el lobo y el ciervo se unan, el equilibrio de las sombras revelará el camino quebrantado"— lo leído por el pequeño de pecas hizo que todos dirigieran su mirada a Remus y James, que se miraban con sorpresa no disimulada ante aquello que hablaba aquel papel.

Sirius soltó una risa irónica. —Vaya, parece que somos protagonistas de nuestra propia leyenda mágica.—

—Parece que esta profecía nos involucra más de lo que pensábamos —Remus sonrió con complicidad pero algo de temor mezclado.

—Bien, entonces Rems y yo somos parte de esta primera profecía... ¿ustedes creen que lo hizo a propósito?— preguntó el de ojos cafés a sus amigos.

—A propósito, ¿qué?— cuestionó Padfoot.

—Poner nombres de nosotros para que nos diera más curiosidad —formuló el de cicatrices mirando con duda ese pergamino, claramente era algo misterioso y asombroso al mismo tiempo, aunque debía admitir que tenía cierto temor por el objeto que se encontraba en sus manos en ese momento.

—Bien, entonces le funciona porque tengo ganas de encontrar esa maldita llave —respondió el heredero Black, causando una risa grupal; eso había calmado los ánimos. Con cuidado, James enrolló aquel papel y lo guardó con precaución.

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