Fantasías reales

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Se agachó a recoger la mochila y, en cuanto se incorporó, notó la mano de Gojo sujetándole el hombro.

No esperó sentir aquel escalofrío recorrerle el cuerpo. Nada tenía que ver con los que experimentaba cuando padecía de miedo. Aquel serpenteo metafórico que se adueñó de todas y cada una de las zonas de su cuerpo respondía a otro tipo de sentimientos: calidez, protección y... ¿atracción?

¿Era posible sentir atracción después de jugarse la vida? ¿Podría ser un mecanismo de defensa para hacerle olvidar lo sucedido? Yuuji no tenía ni idea, pero decidió hacer a un lado su raciocinio y girar la cabeza para encontrarse con Gojo, que esbozó una leve sonrisa tranquilizadora.

Regresaron a la furgoneta, con Geto ya al volante, y arrancaron alejándose de allí.

—Has estado muy distraído —le indicó Gojo. Miraba al frente, al igual que su amigo, pero era evidente que le estaba hablando a Yuuji.

—No los escuché —se excusó—. Pensaba que harían ruido.

—Es lo que se suele creer —le explicó—. Las películas y series de zombis han influido mucho en la gente, y se tiende a pensar que son torpes y ruidosos, pero no todos cumplen con esa premisa.

—Tiene muy desarrollado el paleoencéfalo —intervino Geto.

—No sé qué es eso —respondió Yuuji.

—Lo llaman el "cerebro reptiliano" —le dijo Gojo mientras Geto se incorporaba a la carretera comarcal—. Los seres humanos conservamos el paleoencéfalo, ya que es el más primario de los cerebros. Se encarga, básicamente, de la supervivencia.

—Sistema binario —siguió Geto—. Atacar o huir.

Gojo giró la cabeza y miró a Yuuji, que acababa de abrir un snack de chocolate y masticaba el primer bocado.

—Antes de seguir, ¿qúe sabes sobre los zombis?

—Pues... —tragó—. Supongo que lo básico. Que son personas contagiadas por un virus que surgió al intentar buscar la cura contra el VIH; que te contagias a través de la sangre, ya sea tragándotela por accidente o a través de heridas abiertas o que te las hagan ellos mismos; sé que se les puede matar como a cualquier ser humano, pero son el doble de fuertes y rápidos, aunque existen algunos que son muy torpes.

—Sí, bueno, más o menos lo tienes claro —le dijo Gojo—. Verás, el virus inhabilita diferentes partes del cerebro, como el hipocampo, que es el encargado de almacenar y recuperar recuerdos. Por eso olvidan quienes son; la amígdala, que se encarga de generar emociones como el miedo, la angustia, el afecto... Dejan de sentirlas.

Geto dio un volantazo que les hizo parar la conversación. Acababan de evitar a un zombi que prácticamente arrastraba los pies distraídamente por el centro de la carretera. A consecuencia de ello, el vehículo se salió levemente del camino antes de que Geto consiguiera recuperar el control.

—¡Pero por qué lo salvas! —le regañó Gojo, llevándose las manos a la cabeza—. ¡Casi volcamos por un maldito infectado! ¡Pasa por encima!

—No corrimos ningún peligro, no exageres —le dijo Geto, que no desviaba sus ojos de la carretera—. Tenía que evitarlo, o de lo contrario nos destrozaría el capó. Necesitamos el auto intacto, ¿cierto?

Gojo suspiró, mirando hacia atrás. Yuuji, al no tener ningún asiento disponible, había rodado hacia un lateral y chocado contra las cajas.

—¿Todo bien, Yuuji?

—Sí —jadeó, arrastrándose hasta el respaldo de los asientos y agarrándose a los mismos de rodillas, tal y como estaba hacía unos segundos—. Me asusté un poco, pero no me lastimé.

APOCALIPSIS (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora