Cuando Gojo y Yuuji salieron del laboratorio y se dirigieron a la sala central, vieron a Geto, Utahime y Mei Mei entrar con gestos de preocupación en el rostro.
Apenas necesitaron unos segundos para darse cuenta de a qué venían sus muecas: Mei Mei tenía una fea herida en el brazo, cuya manga estaba desgarrada y sangraba.
Gojo miró a Geto, palideciendo.
—Gojo, la hirieron con un cuchillo —le explicó—. No sabemos si está infectada.
—¡No pueden meterla aquí con la duda! —les gritó él, haciendo que Yuuji se encogiera del susto—. ¡Nos ponen a todos en peligro!
Mei Mei permanecía en pie, en silencio. Utahime le sujetaba del brazo sano y miraba a Gojo mientras apretaba los labios.
—¡No pienso abandonar a mi amiga ahí afuera! —la defendió—. ¡Hay nuevas incursiones de zombis procedentes de otras zonas!
Mei Mei se soltó de su amiga, mirando el suelo y suspirando. Su brazo seguía sangrando mientras ella se presionaba la herida con la otra mano.
—Iori... —murmuró, lo suficientemente alto como para que todos la oyeran—. Escucha: si empiezo a mostrar signos de contagio, por favor, mátame.
—No... —El rostro de Utahime se quebró al escuchar aquello—. No pienso en abandonarte. —La sujetó de los hombros e hizo que la mirase a los ojos—. Nunca. Te lo prometí, Mei Mei. ¡Nos lo prometimos!
—Prometimos protegernos —le dijo su amiga—. Si me convierto en zombi no habrá nada que proteger.
—Puedo hacer lo que pensamos en un principio.
—No. Iori. No funcionará. Es preferible morir.
Los demás permanecían callados, incluso Gojo, que observaba la conversación con los brazos cruzados.
No le gustaba estar viviendo aquella situación. Odiaba tener que volverse frío con alguien como Mei Mei, a quien le había cogido cariño con el paso de los días, pero la supervivencia consistía en no mirar a los demás cuando no podías hacer nada por ellos. Mei Mei era consciente de eso, aunque Utahime se negara a aceptarlo.
Sabpia que era duro tener que cambiar de actitud con alguien a quien estimas porque sabes que ya no es él, y no volvería a serlo jamás.
Y aunque no quería que Mei Mei estuviera allí con ellos, poniéndoles en peligro, Gojo sabía que tendría que enfrentarse tanto con Utahime como a Geto si intentaba expulsarla del búnker.
Geto no dejaba de mirar a Gojo con preocupación, leyéndole el pensamiento. Lo conocía demasiado bien como para no saber lo que se leestaba pasando por la cabeza.
No quería pasar por lo mismo de nuevo. Sabía que Gojo no dudaría en apretar el gatillo si la situación lo requería, cosa que él no pudo hacer en su día. Entendía que no hubo otro remedio, pero la decisión continuaba quemándole por dentro.
Utahime fue a por el botiquín y revisó la herida de Mei Mei. La piel se había abierto trazando por una línea ligeramente una curva, pero no lo suficientemente grave como para requerir puntos de sutura.
Se colocó unos guantes, sujetó una gasa y la empapó en agua oxigenada para desinfectar.
Una vez acabó, vendó la herida para evitar un posible contagio a los demás y la llevó al baño para limpiarle los restos de sangre.
Geto, Gojo y Yuuji esperaron sentados en los sillones, cada uno sumido en sus pensamientos mientras mantenían la cabeza gacha.
Al regresar, descubrieron que algo no iba bien.
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APOCALIPSIS (ADAPTACIÓN)
Hayran KurguDebido a una mutación genética, resultado de un experimento fallido, el caso se desata en un centro de investigación de Tokio. Satoru Gojo, un multimillonario y dueño de una corporación aeroespacial de defensa, seguridad y tecnologías avanzadas, ve...